A TI, PERIODISTA
(O FUTURO)

Por Enrique Ramírez Capello
Presidente del Colegio de Periodistas de Chile

El martes se quebrantó nuestra alma.
El terror entró en los hogares y corazones.
La muerte se comunicó al mundo en forma simultánea, inmediata e instantánea.
El pronóstico de Mc Luhan se hizo realidad: el planeta se convirtió en una villa global.
El caos invadió toda la geografía.
¿Quién pone orden, sentido y armonía a los hechos confusos y dolorosos?
No
el improvisado, el espontáneo o el invasor.

el periodista con formación profesional, rigor académico y respaldo ético.
El que domina las tecnologías e interpreta responsable y documentadamente la realidad.
El que relaciona, investiga y explica qué pasa y analiza proyecciones, antecedentes, testimonios, entrevistas y descripción.
Es la tesis por la que el Consejo Nacional del Colegio de Periodistas defiende la formación universitaria, aunque no pudimos persuadir a los parlamentarios ni al Presidente de la República.
Por eso, te escribo a ti, periodista.
Y a ti, estudiante.
No a los que atropellan esta profesión que amamos.
No calzas zapatos de fútbol.
No te maquillas para la conquista internacional.
No recurres a la silicona para exaltar tus afanes.
No deseas la profesión del prójimo.
No tienes tu sangre en el refrigerador.
No estrujas tu vida en la competencia.
No debes favores que te ponen de rodillas.
No transas tus valores (morales) en la Bolsa.
No desprecias el color piel.
No renuncias a la libertad.
No mueres en otoño.
No expulsas la poesía.
No arrancas la flor.
No olvidas el beso.
No te asfixia el "marketing".
No vives para el "mall".
No te consume la computadora.
No respiras para Internet.
No lanzas los libros a la hoguera.
No idolatras el dinero.
No entras en el fuego del poder.
No llamas a la guerra sino al amor, aunque caigan las torres gemelas.
No eres el rey - ni la reina- del halago.
No.
Tú eres periodista. O serás.
A todos.

A ti, estudiante o periodista. Porque haces patria en cada párrafo documentado y serio. Porque defiendes la dignidad cuando rechazas la genuflexión y los tonos imperativos. Cuando te atreves a denunciar más allá de los prejuicios y las discriminaciones.
Cuando buscas -y encuentras- el dato exacto, el vocablo preciso, la confirmación necesaria. Cuando no plagias de Internet.
Porque no toleras que el título no corresponda a la coherencia de tu información.

Porque no admites que deformen el rigor de tu texto y la buena salud de su contenido. Porque protestas por el sueldo humillante.
Porque no te resignas a que contaminen tu reportaje con la sombra de la mentira, el daño de la parcialidad y el dolor de la omisión.
En ti creo y por ti hablo.

Porque vienes de la vertiente natural del que se asombra y pregunta, como ese personaje dulce y rubio que creó Saint Exupèry.
Porque sabes soñar y sorprenderte, investigar y querer, sentir y amar.

Corres por el cauce del oficio espontáneo, de la devoción natural, de la cultura arrancada al rincón y a la militancia, a la inquietud y a la sonrisa, a la lucha y a la consagración.

Porque te armas en los rieles de las escuelas de Periodismo Universitarias.
Estudias allí y no clausuras tu camino de apetencia en la hora del título.
La información pasa por tu cerebro, no sólo por la tecnología.
Pones la víscera mayor - ésa de los románticos, de los que sobreviven entre la fantasía y la honestidad- en tus pasos de cada día.
Y a ti, estudiante. Porque aprendes a desentornar tus ojos, a descorchar tu sensibilidad, a desandar tus huellas, a estremecerte de amor.
A servir.
A abrirte al universo.

Porque no olvidas al lector, al auditor, al telespectador, al cibernauta, depositarios de la libertad de expresión y del derecho a la información plena, confiable, pluralista.

Te convoco al Colegio de Periodistas.
A ti, a todos.
Desde la tribuna del Consejo Nacional, que presido, te llamo a restaurarnos, a oxigenarnos, a gritar tus dolores y esperanzas, a huir de la modorra y la complacencia.
¡Despierta!
No nos dejes en una isla.
Alentemos las libertades que se recuperan en la nueva Ley de Prensa, que tanto nos contó en su gestación y en su tardía promulgación.

Seamos responsables con el secreto profesional. Exijamos que no atropellen la cláusula de conciencia, la única que no pueden mancillar.

No nos quisieron dar la exclusividad en el área informativa: reporteo, entrevista, crónica, reportaje, edición.
Por ironía, nos acusaron de intento de dictadura gremial.
No. Ni tú ni yo lesionamos la libertad de libertad de trabajo ni la de opinión.

Y mejoramos la de empresa, porque puede elegir a los excelentes.
Unámonos para que se genere un nuevo proyecto de ley, que reincorpore nuestros anhelos.
Persuadamos a diputados y senadores, que rescaten la tradición democrática de este salón del ex Congreso Nacional. Que olviden la cacería de votos y se dediquen a servir a la sociedad.

Y tú, estudiante, sé el mejor, con talento, creatividad y pasión.
Es justo.
Por la sociedad que quiere una información seria, transparente, pluralista.
Por eso creo en ti, estudiante de periodismo.
Así sea.

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