Congreso Nacional
ASEPECS

Santiago, 13.9.2001

Hans Blomeier,
Representante de la Fundación Konrad Adenauer en Chile

Permítanme con ocasión de la inauguración de este Congreso algunas breves reflexiones en torno a las interrogantes que se plantea este mismo congreso y que desde nuestro punto de vista como Fundación Política apuntan a un cuestionamiento constructivo del rol de los medios de comunicación en un sistema democrático, lo cual a su vez obviamente se convierte en un desafío de la misma formación de los periodistas y comunicadores sociales.

Hoy en día ya no es posible considerar a los medios de comunicación como un sector aislado dentro de la sociedad. Más bien en la actualidad cuando se trata de la gestación de decisiones de consenso y discenso, de aprobación o rechazo de proyectos políticos y sociales relevantes, es preciso considerar siempre la prensa, la radio, y la televisión, pero también a todo el amplio y creciente aspecto de los medios de información electrónicos (Internet y otros).

Por lo tanto la elaboración de estrategias integrales de comunicación forma parte de un trabajo cotidiano que supone informar al público acerca de los temas políticos, sociales y económicos.

En éste contexto se produce una cada vez mayor confusión, sí estamos presenciando una mediatización de la política o una politización de los medios de comunicación.

El término de la "Mediocracia" utilizado por algunos expertos grafica esta situación, prestándose para interpretaciones varias tales como "Democracia de los medios", "Democracia a medias" o incluso "Democracia mediocre".
Constatamos en este contexto que en muchos sistemas democráticos altamente desarrollados, la política y los medios de comunicación han contraído una estrecha relación simbiótica, a menudo problemática para la conformación de una opinión pública crítica y una cultura política democrática.

En esta "relación simbiótica" los sistemas democráticos dependen cada vez más de la comunicación y por consiguiente la política se torna mas proclive a las escenificaciones. Esto no implica automáticamente una menor calidad democrática, como tampoco el moderno proceso medial constituye en sí mismo un aporte a la democracia

Estas "escenificaciones" han tenido a la televisión como medio predilecto. Ella se ha convertido en el medio conductor" de esta política escenificada, es el medio conductor para la representación y percepción de la política. Suministra una especie de nuevo formato político y es cada vez más el referente de otros medios.

Esto se ve confirmado si uno analiza la importancia de la televisión en las campañas electorales en América Latina en los últimos años.
Mucho de discute en este ámbito acerca del rol de estos medios de comunicación. En ellos se suele encontrar a discreción al culpable o al héroe del drama político. Pero no siempre la vehemencia del debate se corresponde con una adecuada reflexión sobre la complicada interdependencia existente entre medios de comunicación y sociedad, políticos y periodistas, managers de los medios de comunicación y clientes publicitarios, representante de los intereses sectoriales y la sociedad en general.
Cabe señalar que estas tensiones entre los medios de comunicación y la política o los medios de comunicación y la sociedad, tanto en Alemania, como en Europa, en Estados Unidos y América Latina son similares, aún cuando existen claras diferencias en cuanto los puntos de partida.

El nexo común es la búsqueda de nuevos caminos para una mayor transparencia y pluralismo en la escena de los medios de comunicación, así como la discusión sobre los estándares éticos y el autocontrol de los medios mismos.
La tan y largamente discutida y finalmente aprobada Ley de Prensa aquí en Chile (independientemente de las imperfecciones que pueda tener) es un ejemplo que demuestra lo complejo que son estos procesos, que además deben ser ampliados en su discusión a un nivel internacional, ya que las normas nacionales por si solas son cada vez menos útiles. La extensa gama de disposiciones y prohibiciones nacionales va perdiendo su eficacia en una época en la cuál desde el punto de vista técnico ya casi no existe diferencia en cuanto al país desde el cuál se producen los programas o desde dónde son distribuidos los mismos.

En este contexto se plantean algunas dudas de fondo: ¿Cuales serán las consecuencias de una política de jurisdicción esencialmente nacional y esta creciente actuación global de los medios ? ¿Estamos presenciando efectivamente una paulatina sustitución de gobiernos basados en un sistema de partidos políticos por un sistema de basado en el poder de los medios ?
Al existir esta tendencia es evidente la importancia de establecer una política que limite la concentración de poder de los medios de comunicación para asegurar una oferta pluralista de informaciones, circunstancia que es irrenunciable para una sociedad auténticamente democrática.

Si reconocemos las tendencias anteriormente descritas (Democracia mediatizada) entonces la responsabilidad política y ética de los medios es enorme. Y evidentemente existe une vinculación entre el propietario del medio y la tendencia política que expresa y representa. Esto en si no es extraño ni necesariamente criticable si asumimos que no existen (en ninguna parte del mundo) medios de comunicación absolutamente neutrales o políticamente asépticos.

El problema o desafío no radica en la tendencia política que representa un medio de comunicación sino

a) en la necesaria pluralidad de los medios en su conjunto en un país para representar o mejor dicho ofrecer canales de comunicación a todas las tendencias y expresiones políticas, económicas, culturales sociales y religiosas de u8na sociedad en un país

b) en la necesaria seriedad periodística del medio, esto es en la capacidad del periodismo para ser investigativo, serio, minucioso y no con afán de descalificar, enmudecer o hacerle publicidad gratuita a una tendencia política determinada, así como un periodismo sin mordazas internas por parte de los redactores o editores sino con sus periodistas con un margen de autonomía periodística razonable.

Existe entonces una estrecha relación entre los medios de comunicación y la política en general, razón por la cuál una fundación política como la Fundación Konrad Adenauer se dedica a éste tema elemental para el fortalecimiento democrático, dedicando parte importante de este esfuerzo a nivel latinoamericano a la formación de los profesionales de la comunicación en colaboración con FELAFACS.
En el contexto de nuestro trabajo en Chile estamos dedicándonos en forma creciente al estudio y la reflexión sobre la realidad, la influencia y el impacto de los medios de comunicación en este país. De especial importancia es para nosotros en este contexto la influencia de estos medios en el quehacer político, tanto en las campañas electorales, como en la comunicación política del gobierno, del parlamento y de los partidos políticos.

En este sentido saludamos esta iniciativa de ASEPECS de profundizar el debate sobre los desafíos actuales del periodismo en Chile con especial énfasis en la capacitación y formación de los periodistas en el marco de la realidad tanto tecnológica como laboral en este país.


1.- Ver Sarcinelli, Ulrich ¿De la democracia parlamentaria y representativa a la democracia de los medios? En CONTRIBUCIONES 2/1997, Buenos Aires
2.- Ver Sarcinelli, Ulrich ¿De la democracia parlamentaria y representativa a la democracia de los medios? En CONTRIBUCIONES 2/1997, Buenos Aires

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