Ladrón
que roba a ladrón tiene cien años de perdón
Piratería
pretende ser el Robin Hood de los pobres
En Chile
editoriales y empresas discográficas perdieron cerca de 25
millones de dólares el año pasado.
Se han realizado diversas campañas para combatir la piratería,
además de medidas extras de seguridad que dificulten la producción
ilegal en serie.
Andrea Barrera y Francisca de la Vega
Se
escucha un silbido y un montón de gente, señoras,
jóvenes, incluso abuelitos corren con grandes bolsos o paños
amarrados con pitas a esconderse de los carabineros.
Cualquier lugar
sirve para amparar a estos comercializadores ilegales de la propiedad
intelectual de escritores, músicos y otros artistas. El dilema
se encuentra aquí, la piratería ¿es una manera
fraudulenta de ganarse la vida o va en favor de la economía
de los chilenos que no tienen el acceso a estos productos por sus
altos costos en el mercado?
Hace unos meses
fue posible constatar la desesperación a la que se han visto
sometidos los artistas nacionales frente al accionar de los llamados
"piratas" quienes han llevado al mercado discográfico
y literario a los límites de la crisis. Muchos de ellos,
como Illapu y Stereo 3, se reunieron para destruir las miles de
reproducciones clandestinas que la policía había decomisado.
Otros artistas
como Joe Vasconcellos tomaron la decisión de no grabar un
nuevo disco hasta que este problema se solucione y en un programa
de televisión Javiera Parra advirtió que la piratería
pone en grave peligro el apoyo de las empresas discográficas
a los artistas chilenos.
Según
la Cámara Chilena del Libro, la piratería literaria
alcanza entre el 20 y 25 % de la producción legal, lo que
equivale a unos 25 millones de dólares al año en pérdidas.
Se podría seguir enumerando muchos casos de personas perjudicadas
por los piratas, pero ¿qué se está haciendo
para vencerlos?
Legislación
al servicio de las artes
A partir del
20 de mayo de 2002 entró en vigor el Tratado de la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) sobre Interpretación
o Ejecución y Fonogramas (WPPT), cuyo objetivo es proteger
a los músicos y a la industria discográfica de la
creciente amenaza de piratería que se plantea con la difusión
de obras mediante Internet y otras tecnologías digitales.
Además, el tratado mejorará la protección internacional
de los derechos morales de los intérpretes.
Gracias al WPPT,
al cual se encuentran adheridos 30 países incluyendo Chile,
los artistas, como cantantes y músicos, así como las
compañías discográficas estarán en condiciones
de distribuir, comercializar y controlar efectivamente sus obras,
interpretaciones o ejecuciones y grabaciones en el entorno digital.
Chile tiene leyes que datan del gobierno de Eduardo Frei Montalva
(1964-1970) donde se resguardan los derechos de autor y de propiedad
intelectual, pero aún no se han establecido sanciones explícitas
para quienes reproducen ilegalmente una obra creativa.
Según
señaló a Con Tinta Negra el Subsecretario de Economía,
Alvaro Díaz, este negocio ilícito tiene dos efectos
inmediatos: por un lado afecta directamente al empleo porque las
empresas dueñas de las propiedades intelectuales reducen
sus ingresos y esto produce una baja en la actividad productiva.
Por otra parte, el Estado está afectado en sus arcas fiscales
porque se reducen los ingresos tributarios ya que los vendedores
informales no pagan IVA y las empresas de piratería eluden
el impuesto a la renta. "La baja en los ingresos fiscales desfavorece
las políticas sociales", dijo.
El doble
filo de la piratería
"Una vez
me piratearon un libro y me sentí honrada", señaló
a CTN la escritora nacional Pía Barros. Sin embargo apoya
totalmente la propiedad intelectual y cree que la distribución
de copias ilegales es un delito. "Yo no compro por ética,
pero no es oculto que es mucho más barato y de más
acceso a la gente". La dramaturga hizo hincapié en la
impunidad que existe en Chile frente a estos casos, pero señala
que los escritores no tienen el apoyo necesario para luchar contra
esto ya que, a pesar de estar agrupados, no tienen los medios económicos
para lanzar campañas más eficientes como la que tienen
los músicos: "NO mates la música".
Qué es
más barato es indudable y que las tecnologías, aunque
sean clandestinas, favorecen la calidad de los productos. En el
caso de Alejandra Matus la piratería sirvió para dar
a conocer su obra, "El libro negro de la Justicia en Chile"
y la validez que ésta tenía frente a las disposiciones
judiciales que impidieron su circulación y derivaron en su
exilio a Estados Unidos.
Quizás
es una buena alternativa para quienes no tienen mucho dinero. También
podría ser una señal de alerta para que las editoriales,
los sellos discográficos y las compañías de
software bajen sus precios. Para otros es una buena manera de ganarse
la vida.
En una feria
de la capital se encuentra Roxana, junto a su marido venden videos
piratas bajo una máscara. Sobre unas cajas ellos emplazan
su puesto de cachureos, nadie se imagina que entre esos cartones
hay decenas de copias de las últimas películas estrenadas.
Por dateo uno llega hasta ellos y solicita una copia, que por cierto
son de muy buena calidad; al preguntar por otras cintas ellos entregan
una lista con todos los títulos que tienen disponible, no
hay más que pedirlos. Reticentemente señaló
a CTN que el negocio para ellos no es rentable porque la producción
pirata es casera y sólo de uso personal, no hay terceros.
Sin embargo conoce el medio y sabe que hay grandes distribuidores
de copias ilegales y que realmente se mueve mucho dinero.
Aquí
hay otro punto, Díaz destaca la posibilidad y casi certeza
de que la piratería estaría directamente vinculada
al narcotráfico y al lavado de dinero. La cantidad de dinero
que se calcula asciende a millones de dólares de ingresos
para los productores ilegales, los mismos millones que significan
pérdidas para el sector productivo legal.
Sin embargo,
hay un detalle en el que la piratería si ha favorecido a
las compañías legales y es la distribución
de software. En el plano computacional está comprobado que
la mayoría de la gente parte comprando programas piratas
o computadores con ellos ya instalados. A pesar de esto y como la
tecnología avanza tan rápido, la gente se interesa
por comprar los originales y tenerlos en su PC.
Para algunos
es un honor, para otros una pesadilla, para unos son ganancias,
para otros, pérdidas. Sin duda la piratería tiene
efectos, sean buenos o malos, sobre la población y sabemos
que todo lo que empieza mal termina mal. Pero esto parece ser un
cuento de nunca acabar, la falta de fiscalización y la poca
rigidez de las sanciones penales van a seguir amparando la ilegalidad
de las reproducciones fraudulentas.
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