Sierra Leona
La
guera de los diamantes
La lucha
por dominar las zonas productoras de este preciado mineral, ha provocado
una violenta guerra civil que tiene al país sindicado como
el más pobre del mundo.
El atropello
sistemático a los derechos fundamentales del ser humano ha
puesto en alerta a diferentes organizaciones internacionales, que
comienzan a intervenir en el conflicto.
Por
Constanza Donoso M. y María Carolina Pérez
Hoy
en día es muy difícil imaginar un país sin
carreteras ni teléfonos, donde la esperanza de vida no llega
a los 50 años y en el cual un tercio de los niños
nacen muertos. No obstante, esta es la realidad que viven día
a día los casi cinco millones de habitantes de Sierra Leona.
Según
el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), este país
africano es el más pobre del orbe. Paradójicamente,
es también uno de los principales productores de diamantes
a nivel mundial. Este hecho, que podría haberse constituido
en la clave de un desarrollo económico y social sostenido,
generó, en cambio, una guerra civil que lo dejó sumido
en la miseria.
Sierra Leona
es un ex protectorado británico que se independizó
el 27 de abril de 1961. Está situado en África Occidental,
limitando al sudeste con Liberia y al noreste con Guinea y sus costas
son bañadas por el Océano Atlántico.
La capital es
Freetown, cuyo nombre es un homenaje a la liberación por
parte de los ingleses en 1787, de un gran número de esclavos
negros. La lengua oficial es el inglés, aunque los dialectos
más hablados son los de las etnias mende y temne, que conforman
la mayor parte de la población y se ubican en el sur y norte
del país, respectivamente.
Los derechos
de explotación y control de los diamantes fueron el punto
de partida y causa fundamental de la guerra civil, que cumple ya,
más de diez años. La corrupción del partido
único, Congreso de todo el pueblo y, de su lider Siaka Stevens,
quien se mantuvo en el poder desde 1968 hasta 1985, sumada al mal
manejo de la producción del mineral, desencadenaron finalmente
en el conflicto armado.
Los ingresos
de la extracción de diamantes enriquecían sólo
a los poderosos, por lo cual, los ciudadanos comunes empezaron a
alzar la voz en demanda de sus derechos y en contra de las prácticas
represivas utilizadas por el gobierno de Siaka Stevens.
La guerra comenzó
en marzo de 1991, cuando el Frente Unido Revolucionario (RUF) lanzó
su primera campaña con el fin de ocupar las zonas geográficas
diamantadas. El RUF logró su objetivo comandado por su líder
Foday Sankoh, convirtiéndose en el principal controlador
de las áreas productoras de diamantes. La comercialización
de este producto le ha permitido financiar la compra de armas, la
preparación militar y los atroces crímenes cometidos
hasta hoy.
La
muerte y el caos
El 18 de enero
de este año, el presidente de Sierra Leona, Ahmed Tejan Kabbah,
anunció el fin de la guerra luego de firmar un acuerdo de
paz con la guerrilla insurgente. Con gran felicidad informó
que Foday Sankoh había sido capturado hace más de
un año y medio, por lo que la población civil podía
salir a las calles e iniciar sus festejos.
Sin embargo,
la violencia y la muerte no cesaron, dejando en claro que el conflicto
aún no ha terminado. Las organizaciones pacifistas lo siguen
definiendo como uno de los más sangrientos del último
tiempo, ya que desde 1991 más de 50.000 personas fueron asesinadas
y son incontables los heridos y mutilados, así como los secuestros
y saqueos que se han producido.
Cuando los revolucionarios
iniciaron la ola de hostilidades, plantearon la lucha en contra
del ejército de Sierra Leona, pero aunque parezca increíble,
poco a poco se ensañaron con la población civil. El
gobierno de este país responsabiliza al RUF de homicidios,
tortura y violaciones de miles de civiles. Además, se le
imputa reclutar a niños y convertirlos en guerrilleros.
Según
denuncias realizadas por UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la
Infancia) las tropas del RUF están constituidas por una extensa
mayoría de menores secuestrados y narcotizados, que muchas
veces son forzados a ser esclavos sexuales. No obstante, Foday Sankoh
niega estas acusaciones y define al RUF como un movimiento de oposición
que históricamente ha sido oprimido y abusado por la clase
política y corrupta del país, por lo cual su accionar
es completamente legítimo.
No obstante,
es evidente que la guerra civil ha provocado una profunda crisis
humanitaria, de abusos y vejaciones. Más aún, se ha
mostrado implacable con la producción agrícola y minera,
rebajándolas a niveles críticos. Además, ha
conllevado la destrucción de centenares de escuelas, hospitales
y zonas urbanas.
Por ello, más
de la mitad de la población, estimada en cinco millones de
habitantes, se ha visto obligada a abandonar el país. El
éxodo masivo de intelectuales y profesores, sumado a la destrucción
de escuelas ha agravado la crisis educativa en el país, que
se traduce en un 80% de analfabetos.
La Intervención
Tardía
La población
de Sierra Leona vive en una situación muy precaria, esto
puede graficarse en el escaso 36% que recurre a servicios médicos
básicos y donde el acceso a la educación alcanza sólo
un 23%. El ingreso per capita no supera los 500 dólares al
año y otro gran problema radica en la deuda externa, que
asciende a más de mil millones de dólares.
Varios organismos
internacionales se han unido para terminar con este violento conflicto
y con ello, poner fin a los atropellos de los derechos humanos,
Mundialmente ya se ha reconocido que la guerra de este país
africano tiene motivaciones principalmente económicas, que
radican en la producción de diamantes.
Sin embargo,
tuvieron que pasar nueve años para que el 5 de julio de 2002,
el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas prohibiera a los
estados importar diamantes provenientes de Sierra Leona. Embargo
que se prolongará hasta que la situación en ese país
se normalice.
El
gobierno sierraleonés había promovido este impedimento
a través de su embajador en la organización, Ibrahim
Kamara quien afirmó que "con la esto, por primera vez,
las Naciones Unidas irán a la raíz del conflicto en
Sierra Leona".
También
se están realizando esfuerzos por parte de la ONU, gobiernos
y la industria del diamante, para establecer un sistema internacional
de certificación, que está previsto introducir a fin
de año. De esta manera, se pretende verificar el país
de origen de los diamantes en bruto controlando y supervisando su
comercio.
Amnistía
Internacional, por su parte, ha sindicado a Foday Sankoh y los demás
líderes del RUF, como los principales responsables de la
catastrófica guerra. Esta organización considera que
para terminar con el conflicto en Sierra Leona es necesario abordar
con seriedad la explotación de estas joyas.
En uno de sus
informes afirma que "Es imprescindible contar con controles
eficaces y transparentes para la industria del diamante en el interior
de Sierra Leona" y que sólo de esta manera se garantizará
el Estado de derecho. Agrega que "hasta que esto no se consiga,
las zonas productoras de diamantes de la región continuarán
siendo una fuente de tensión e inestabilidad, que conducirá
a más abusos contra los derechos humanos".
Por su parte
los tribunales internacionales y el gobierno de Sierra Leona esperan
que Foday Sankoh sea juzgado por crímenes de guerra y condenado
a pasar el resto de su vida en la cárcel, conciente del repudio
general que sus actos causan en todo el mundo, y tratando de alguna
manera recompensar a tantas vidas que se han perdido por culpa de
las piedras preciosas.
Sitios relacionados
www.afrol.com/es
www.ikuska.com/africa/paises/sierraleona
www.undp.org
www.eurosur.org/guiadelmundo/01paises.htm
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