Los matices
de un nuevo proyecto
Más
libertad para la cultura
Los recientes
conflictos en el ámbito de la creación artística
no sólo han generado debate, sino también nuevos planteamientos
en el campo de la cultura.
Más
allá de las críticas, el gobierno intenta propiciar
los espacios para que la apertura expresiva se convierta en una
realidad en nuestro país.
Por
Constanza Donoso y Raúl Rodríguez
No
hemos tenido cortes de luz durante este año y el prender
velas ya es un mal recuerdo de la crisis energética de 1999.
Pero episodios como los ocurridos con el fallido primer intento
de promulgar la denominada Ley de la Cultura y la renuncia de Nivia
Palma a la dirección del Fondo Nacional para el Desarrollo
de las Artes (Fondart), no hacen otra cosa que recordar en cierta
medida el temido apagón cultural que se vivió y tanto
se criticó en plena dictadura pinochetista.
Quizás
el parangón utilizado sea excesivo. Sin embargo, a estas
alturas queda claro que las buenas intenciones para promover manifestaciones
culturales en Chile esconden tras de sí presiones gubernamentales,
legislativas y de grupos de poder que en nada deben envidiar los
tiempos del régimen militar. Aunque éste se diferencia
de aquél porque fue un principio de Estado restringir sistemáticamente
las distintas libertades. En cambio ahora, se peca bajo la mesa
y la transparencia sólo parece un juego de niños.
Esta comparación refleja cuán importante es analizar
hasta qué punto las diversas expresiones artísticas
están sujetas a un poder monopolizado y centralizador que
sólo respeta gobiernos de turno, en vez de convertirse en
políticas de Estado y desarrollo de la nación.
En efecto, Nivia
Palma en su carta de renuncia consignó que "frente a
las presiones de la Corporación 11 de Septiembre y su querella
-institución que glorifica a la dictadura militar de Augusto
Pinochet, como señala más abajo-, de la Armada y sus
ex almirantes, se está verificando un cuestionamiento fáctico
a la política de no censura del Fondart.
"Aquí
está en juego el carácter democrático de nuestra
acción cultural; están en juego principios fundamentales
del Fondo público, como son el respeto irrestricto a la libertad
de creación y difusión cultural; respeto y valoración
de la diversidad y pluralidad cultural de nuestro país, y
no discriminación de obras y autores por razones políticas,
ideológicas, religiosas, de orientación sexual o sociales".
En este sentido,
la obra "Prat" se suma a una seguidilla de otros proyectos
polémicos que fueron financiados por el Fondart. "La
Casa de Vidrio", Simón Bolívar travestido y perros
embalsamados son ejemplo de la controversia y de la cobertura noticiosa
que tuvieron como expresión artística, que generó
a su vez un amplio debate respecto a lo que se denomina arte.
Viviana Vásquez,
licenciada en artes de la Universidad de Chile, afirmó a
CTN que "este tipo de acciones resultan incomprensibles en
una democracia, porque más allá de decir si estoy
o no de acuerdo con esa obra, la libertad de creación implica,
valga la redundancia, crear nuevos imaginarios y simbólicos
que pueden o no representar los ya existentes. Es hacer memoria,
pero también transgredir límites. Es plantear nuevas
miradas a lo ya visto por otros. De ahí que cualquier tipo
de censura no tiene relación con el arte".
Reformas
culturales
Los
resultados de la última encuesta telefónica de la
Fundación Chile 21, respecto a quién tiene la responsabilidad
de estimular y auspiciar la cultura en el país, dejó
en claro que para la mayoría de los chilenos, el gobierno
debe cumplir un rol fundamental en esta materia. Los números
indican que el 44% consideró que las autoridades tienen en
sus manos esa responsabilidad. En tanto, el 38% de los entrevistados
estimó que esta tarea deben realizarla en conjunto el gobierno,
los medios de comunicación, las municipalidades y las empresas.
Atendiendo a
este sentir ciudadano y a su propio discurso en cuanto a difusión
cultural y conservación del patrimonio nacional, el Presidente
Ricardo Lagos ha institucionalizado a través de la creación
del Consejo Nacional de Cultura, su intención de propiciar
el camino para que las distintas expresiones artísticas tengan
el status que se merecen.
Esta entidad
tendrá como objetivos primordiales la difusión cultural
y la entrega del apoyo necesario para el desarrollo de las artes.
También cumplirá un papel preponderante en la conservación
e incremento del patrimonio cultural del país. Esta iniciativa
ya fue respaldada por el senado.
El consejo tendrá
el carácter de autónomo y estará en relación
directa con el Presidente de la República. Además,
el organismo contempla la descentralización cultural, ya
que tendrá sede en Valparaíso, lo que reafirma la
intención de los gobiernos de la Concertación de crear
una verdadera vida cultural en provincias, que hasta el momento
no es tangible más que como proyecto.
La entidad constará
de un directorio integrado por un presidente que deberá ser
ministro de Estado. Este será asesorado por los ministros
de Educación, Relaciones Exteriores, Secretario General de
Gobierno, Subsecretario de Desarrollo Regional y seis personas ligadas
a la cultura que detenten una trayectoria significativa.
De esta manera,
se pretende que el gobierno por medio de sus ministros esté
comprometido a trabajar en el cumplimiento de los objetivos culturales
antes señalados y que a la vez personas independientes aporten
lo suyo para así evitar la estatización de la cultura,
que fue uno de los puntos criticados por la derecha.
El proyecto
del gobierno contempla además la creación el Fondo
Nacional de Desarrollo Cultural, que recaudará los dineros
recibidos para el fomento de las actividades artísticas.
Este organismo será administrado por el Consejo Nacional
de Cultura y tendrá por objeto financiar proyectos, programas,
actividades y medidas de fomento, ejecución, difusión
y conservación de las artes y el patrimonio cultural.
Estos recursos
se asignarán a proyectos seleccionados mediante concurso
público. Es decir, financiará ideas de creación,
producción y difusión artística en música,
teatro, danza, artes visuales y audiovisuales y otras disciplinas
artísticas. La distribución por regiones de los recursos
obtenidos por el fondo se hará de acuerdo a la cantidad de
población, la situación socioeconómica, además
del nivel de acceso a la educación y cultura de cada región.
Para Fernando
Ramírez, estudiante de Artes de la Universidad de Chile,
quien concursó el año 2001 al Fondart para realizar
una intervención urbana "esta instancia es un avance
significativo en cuanto a la descentralización del Fondo
Nacional, pero no plantea cambios sustanciales en la forma de concursar
ni en los dineros que destinará el Estado para el financiamiento
de nuevos proyectos".
Respecto a esto
último, el proyecto plantea que dentro del presupuesto nacional
se contemplarán recursos económicos para solventar
los gastos del fondo. Durante el 2002 se destinaron para actividades
culturales en el país 22 mil millones de pesos, equivalentes
a 31 y medio millones de dólares, monto que se pretende incrementar
para el próximo año a través de donaciones
y ayuda internacional.
Generando
nuevos espacios
Lo anterior
es un ejemplo de que el gobierno de Lagos entiende que el financiamiento
de proyectos culturales es una inversión que en el corto
plazo se debiera ver reflejada en un acercamiento de la gente al
campo de la cultura - como ha ocurrido con la fiestas en el Parque
Forestal y con el Día del Patrimonio Cultural- así
como también en una sociedad más tolerante y dispuesta
a aceptar distintas formas de expresión artística.
No obstante,
la institucionalidad cultural que está en revisión
en ambas cámaras debe abrirse a un revisionismo con amplitud
de criterios, más que a visiones partidistas o en bloque.
También es necesario que el mundo de la cultura así
como rechazó la desidia parlamentaria del 16 de julio último,
en que la falta de quórum abortó el proyecto de ley,
manifieste su negativa a la intervención del gobierno por
presiones de grupos conservadores y exija mayor injerencia en iniciativas
gubernamentales.
Al respecto,
la renunciada coordinadora del Fondart, en entrevista al diario
La Segunda el 8 de octubre, criticó a los propios artistas
a quienes cuestionó su debilidad para salir en defensa de
la libertad de expresión y de creación.
"La comunidad
cultural se está autocensurando. Se autotragó el cuento
de que bastaba estar en la campaña presidencial, pero me
he dado cuenta de que los creadores han estado ausentes del debate
sobre qué tipo de institucionalidad cultural queremos para
el país. Insisto en que los poderes fácticos han crecido,
porque ven a una comunidad cultural que ha pecado de silencio",
enfatizó.
Esto demuestra
que no sólo basta propiciar diálogos sobre políticas
culturales, si en definitiva ellas no tienen cabida en las propuestas
concretas, ya que ello nos coloca en un mismo plano con la lucha
que hacen médicos y profesores por la Reforma a la Salud
y el Sistema de Ingreso a la Educación Superior (SIES), respectivamente.
Es fundamental,
por tanto, que la creación de estas nuevas instituciones
no sean hechos aislados, sino que tengan asidero en la vida cotidiana
de las personas con un mayor acceso a la cultura. Pero esto sólo
se dará en la medida que los cuestionamientos fácticos
sean desplazados por más debate y que exista complementación
entre los distintos actores implicados, pues ello generará
un desarrollo sostenido del país y el buen funcionamiento
de las entidades en su servicio a la comunidad.
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