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Chile a un año del 11 de septiembre de 2001
Torres que no se ven, miedo que desconocemos

Nuestro país se ha convertido en un observador lejano de los acontecimientos. Desde los ataques al país del norte, no se ha experimentado un alza en las compañías de seguros.

La televisión comenzó una nueva temporada marcada por la tragedia del 11 de septiembre y, mientras las series de ficción eliminaron la violencia, los informativos se preparan lo mejor que pueden para seguir la llamada "guerra contra el terrorismo" en directo

Por Carlos Castillo y César Vera


Pese al clima de caos desatado en Estados Unidos tras los atentados al World Trade Center y al Pentágono, el 11 de septiembre del año pasado, la situación no ha repercutido de gran manera en Chile. Con esto, no se quiere decir que se trate de un fenómeno aislado y que no tenga importancia para la población. Por el contrario, puede ser que estemos asistiendo al principio de otra cadena de guerras como las que cruzaron todo el siglo XX. De hecho el nuevo milenio debutó con el ataque invasor de Estados Unidos a tierras afganas en busca de Osama Bin Laden y sus secuaces, a ahora Irak está en la antesala de un ataque.

Para Chile, más allá de las consecuencias económicas que pueda traer la catástrofe de Estados Unidos, el tema no conlleva a un estado de crisis o miedo colectivo respecto a la seguridad personal. Esto último se confirma en las palabras de un comerciante ambulante del centro de Santiago: " ¿Miedo a qué?, si lo más que nos pueden destruir es la Torre Entel", dijo a Con Tinta Negra (CTN).

¿Observador lejano?

Chile se ha convertido en un observador lejano de los acontecimientos., pues durante el período posterior a la caída de las torres gemelas y hasta ahora, no se ha experimentado un alza en las compañías de seguros ni en servicios de seguridad personal, pero sí existe un cierto recelo cuando se viaja en avión a Estados Unidos. En Europa se puede apreciar un apoyo moral hacia los norteamericanos, pero tampoco hay una obsesión por cuidarse las espaldas.

Una de las principales causas de que los chilenos no estemos bajo un estado de pánico es lo que señala un vendedor de seguros: "Cuando sucedió el atentado, lo vimos tan lejano que nos pareció que aquí no podría pasar nunca (...) era una pelea entre pesos pesados".

En Estados Unidos, en cambio, la seguridad se convirtió en un tópico frecuente entre los que viajan y quienes viven dentro del país. Actualmente, los aeropuertos estadounidenses están implementando nuevos sistemas de seguridad. Los guardias y empleados que trabajan en este nuevo sistema son exigidos al máximo para salvaguardar tanto los aires como el desembarco de pasajeros. Una tarea no fácil de desarrollar después de lo sucedido.

Los atentados fueron una pieza maestra de habilidad y coordinación de grupos suicidas que se apoderaron de aviones. Un acontecimiento no común. Por ello sería raro que se repitiera, y sobre todo en Chile. No obstante, en la medida que Bin Laden sigue prófugo y operan aún células de Al Qaeda, la sicosis por probables nuevos atentados, con distinto formato y en algún lugar, persiste, sobre todo luego de las explosiones que mataron 187 personas en Bali (Indonesia). Incluso en Estados Unidos comenzó a circular la hipótesis de que al francotirador que había asesinado a nueve personas, hasta el 16 de octubre, no es un psicópata, sino un terrorista que cuenta con recursos y apoyo.

El asunto tampoco pasa por la inseguridad de los aeropuertos ni tampoco por el riesgo de viajar en avión, pues en ese caso tenemos la ventaja de que el aeropuerto Arturo Merino Benítez de Santiago es considerado internacionalmente como uno de los cuatro más seguros en el mundo. El atentado contra Estados Unidos fue atribuido al fundamentalismo musulmán y por eso el miedo. En Chile, este tema, no se ha manifestado en gran medida.

Otro aspecto que corrobora la situación relativamente tranquila respecto a los sucesos del 11 de septiembre del año pasado, es que estamos acostumbrados a debatirnos en un ambiente tenso. El comentario de un carabinero es bastante acertado: "todos los días, la gente se enfrenta a la violencia o a situaciones conflictivas. Cuando juegan la 'U' y el 'Colo' deben cuidarse de las barras. Cuando hay protestas en la calle tienen que arrancar y cuando salen a fiestas tienen que cuidarse de no andar por lugares peligrosos porque pueden ser asaltados. Por eso creo que lo que pasó en Estados Unidos en un día, acá pasa siempre, pero en forma más lenta y por eso no todos están preocupados en extremo por la seguridad".

Hechos como la piedra que le llegó a una mujer desde una pasarela cuando viajaba en su automóvil o el de los estudiantes que se ensañan destruyendo bienes públicos y buses en sus protestas, dejan en evidencia que la violencia se ha instalado en las personas y que se está transformando en un modo "válido" de expresar todo su resentimiento hacia la sociedad.

El psicólogo de la Universidad de Chile Juan Vera, nos señala que "la catarsis que se produce hoy en día es realmente impactante, ya que la gente está confundiendo libertad con violencia. Existe un resentimiento muy grande de parte de algunas personas, y eso lo expresan a través de aquello actos".


¿Cómo cambió la televisión?

La televisión en el mundo entero comenzó una nueva temporada marcada por los atentados del 11 de septiembre, ya que mientras las series de ficción eliminaron la violencia, los informativos se prepararon de la mejor forma para seguir los hechos de violencia en directo.

Aunque expertos aseguran que es demasiado pronto para evaluar los efectos que dejarán los actos terroristas en el mundo de la televisión, las imágenes vividas el pasado 11 de septiembre de 2001 han comenzado a dejar su huella en la pequeña pantalla.

El mismo tono de realismo baña los planes de los informativos que, pasadas las horas de solidaridad cuando las cadenas compartieron las imágenes de la tragedia en Nueva York y Washington, buscan los mejores lugares para emitir en exclusiva los acontecimientos, como fue el caso de los programas "Informe Especial" de TVN y "Aquí en vivo" de Mega, entre otros.

Economía y vida

La paradoja de esta hora trae como consecuencia de la guerra al terrorismo que el crecimiento económico de los próximos años sea definitivamente menor. Las naciones en todas partes están dándose cuenta de los enormes recursos que deben traspasar de la producción de bienes que elevan la calidad de vida, para dedicarlos ahora y en el futuro a la protección contra actos destructivos que se originen de pequeños grupos disidentes cuya habilidad para infligir daño ha aumentado enormemente por el avance de la tecnología moderna.

El inminente ataque contra Irak de los Estados Unidos provoca constantes turbulencias bursátiles y cambiarias en todo el mundo y, más aún, vuelve a elevar el precio internacional del petróleo, con un impacto negativo en Chile, dependiente casi absolutamente del crudo importado.

Si bien los impactantes ataques a Estados Unidos no causaron tal revuelo en Chile como en otros países, cada día podemos apreciar que la violencia se ha instalado en el vivir de las personas, las cuales se sienten pasadas a llevar por una sociedad que supuestamente no los toma en cuenta y donde el más fuerte es quien gana.

 

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