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Mitos y verdades de la caña:
Nada como un vasito de leche

Tras una arduo estudio, no exento de terribles padecimientos, logramos determinar que la leche es el único de entre todos los remedios caseros que tiene alguna efectividad para superar la resaca.

Expertos y no tanto, además de sus humildes servidores, explican, proponen y critican los secretos para salvar indemnes la prueba del día después del carrete.

Por Matías Gazitúa y Hans Stange


Se me parte la cabeza.

Difícil misión: averiguar cuál es la mejor manera de sortear airosos la resaca alcohólica. O caña, secona, hachazo o ratón, como quiera que se llame. Ante tal empresa, bajamos las cabezas y aceptamos estoicos los sacrificios que implicó esta investigación.

¡Cuánto el desgaste, cuánto el cansancio, cuánto el dinero derrochado! Las febriles mentes de estos reporteros tratan de recordar lo experimentado, pero es imposible: estamos con la caña. La boca seca, los ojos rojos, sensibles al más mínimo sonido y con la cabeza a punto de reventar. No queda más que probar, otra vez y una por una, las recetas recogidas.

El efecto domingó

- "Oye hueón, estoy cagado de sed.
- Parece que el pisco nos hizo mal anoche.
- Es que no comimos na' antes.
- Mm... ¿No queda bebida?
- Puta, deja ver... No, pero quedaron unas cervecitas.
- ¡Ah, piola! ¿Qué le hace el agua al pescado?"

Según los datos del Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace), 133 mil chilenos tienen conversaciones como ésta todos los días, y más de 3 millones la tienen al menos un par de veces al mes. En el país, cada habitante ingiere al año en promedio 28 litros de cerveza, 15 de vino y 3 de pisco. El 50% empieza a beber antes de los 17 años. Y se pierden más de 2 mil millones de dólares anuales a causa del ausentismo y la baja productividad laboral debidos al consumo de alcohol.

"Ante tal descalabro", dice Matías, "es imperioso que averigüemos cuál es la receta más milagrosa". "¿No sería mejor que incentiváramos a la gente a que deje de beber?", le pregunta. "No güeí', las campañas en contra del copete nunca resultan", responde. No lo pensamos dos veces y enfilamos resueltos al barrio Bellavista para sufrir en carne propia los padecimientos que esta tarea nos exige.
¡No tomo más!

"Aquí los mariscales fríos no le fallan", cuenta Hilania Fuentes, cocinera de uno de los tantos locales del Mercado Central. "También le tenemos la sopita de mariscos, el juguito de piure...", agrega. "¿Y resultan?", preguntamos casi como pidiendo ayuda. "Shiii, pero claro, sírvanse no más, huachitos".

Comienza así la experimentación. Le siguen la pilsen con limón, el vino con harina tostada, el consomé de ave, una buena ducha helada, las dos aspirinas, y quién sabe qué otra cosa más. Pero nada parece aminorar el dolor de cabeza y los constantes malestares estomacales, que se incrementan después de las empanadas de marisco-crema.

Ante este fracaso, mejor acudir a un experto. Nicolás González, estudiante de medicina de la Universidad de Valparaíso, nos explica: "todas esas recetas no sirven de mucho, porque el principal problema de la resaca es la deshidratación y la descoordinación motora".

Entonces, ¿cuál es la efectividad real de estos "secretos"? "Ninguna", sentencia González. "La cerveza en la mañana sólo retarda los efectos de la caña. Las aspirinas tampoco sirven porque irritan el estómago, igual que el paracetamol. Y los mariscos no hidratan ni recuperan el estado físico", agrega.

¿Qué hacemos entonces?, preguntamos ya al borde de la desesperación. "Hay que beber mucha agua, dormir y comer liviano", recomienda con seguridad. Pero añade: "eso sí, el vasito de leche es realmente bueno para la resaca".

Santo Remedio

Recomendaciones y encomendaciones

Le hacemos caso y en cuestión de horas estamos como nuevos. Realmente, las recetas caseras tienen mucho de mito y poco de realidad. Salvo la leche, que por sus propiedades grasas evita la irritación y protege al estómago de cualquier mal. Eso sí, se debe consumir mientras estamos enfermitos, y no antes.

Nicolás González nos entrega, finalmente, un "Decálogo del Buen Bebedor", con diez consejos para evitar el hachazo. Prevenir es mejor que curar, parece ser la consigna. Lo transcribimos aquí para nuestros atentos lectores:

1. No tomar alcohol a la mañana siguiente. Es falso que mejora la resaca. La leche puede ser útil.
2. Debe beberse agua u otras bebidas no alcohólicas de forma moderada para combatir la deshidratación. La medida puede ser de un vaso de agua por cada vaso de alcohol.
3. Se debe descansar y dormir lo mejor posible.
4. Evitar la aspirina en dosis altas pues irrita el estómago aún más.
5. Tampoco el paracetamol, por los mismos motivos.
6. No ingerir café o té, ya que tienen propiedades diuréticas que incrementan la deshidratación.
7. Nutrirse con alimentos ligeros, principalmente verduras y frutas.
8. Se puede tomar un complejo multivitamínico junto a la reposición de líquidos.
9. Consulte a su médico por cualquier duda o síntoma que le resulte sospechoso.
10. La mejor forma de evitar la resaca es no beber o hacerlo moderadamente.

De todas formas, si lo anterior no causa los resultados esperados, nunca está de más rezar al cielo y esperar que sucedan milagros. Para todos los devotos y también para los que no tienen tanta fe, la oración de San Viernes, que nos protege de los males y cuida de los borrachines:

 

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