Latinos en el
frente de batalla
¿Patriotiotas,
mercenarios o "carne de cañón"?
Soldados
inmigrantes en la guerra con Irak buscan surgir en una sociedad
que no es la suya.
El gobierno
de Estados Unidos facilita su integración a las Fuerzas Armadas,
mientras algunos critican su inclusión por ser usados como
"punta de lanza" en el conflicto.
Por
Consuelo Abalos y Diego Zurita
Esta historia no
es nueva. Ni siquiera es un hecho aislado, sino una situación
que ha ocurrido siempre. Desde tiempos remotos han existidos personas
que por distintas razones defendieron a paises países diferentes
al de sus orígenes. La existencia de mercenarios, individuos
dispuestos a dar la vida por otra bandera, ya sea por dinero o para
ser reconocidos en la sociedad que los acoge, es un antecedente claro
para explicar el gran número de reclutas latinos en las tropas
norteamericanas que luchan en Irak.
Grupos de varios
sectores acusan al ejército estadounidense de ocupar latinoamericanos
en el frente de batalla como "carne de cañón".
Una afirmación no exenta de razones, teniendo en cuenta que
las primeras bajas del conflicto bélico en medio oriente
fueron: un guatemalteco, dos mexicanos y un colombiano.
Ya durante la
guerra de Vietnam se inculpó a Estados Unidos de utilizar
soldados de tercermundistas como primera opción de ataque
contra las fuerzas del Vietcong. Y no es raro, entonces, que sólo
se necesite la residencia legal para integrar el ejército.
Según información entregada por la embajada estadounidense,
"Las secciones 3253 y 8253 del Título 10 del Código
de Estados Unidos establecen que para enrolarse en el Ejército
o la Fuerza Aérea regulares en tiempos de paz, se debe ser
ciudadano estadounidense o estar legalmente admitido en Estados
Unidos como residente permanente".
Lo anterior
refleja la desigualdad de requisitos necesarios para participar
de otras actividades en la sociedad estadounidense, situación
que se acrecienta más aún con el decreto firmado por
el presidente George W. Bush en julio de 2002, que permite obtener
de inmediato la ciudadanía a los militares activos desde
el 11 de septiembre de 2001, día de los atentados a las Torres
Gemelas y el Pentágono.
Esto es una
nueva razón para quienes desean alcanzar la ciudadanía,
la que se suma a los benéficos económicos que significa
enrolarse en el ejército. Son conocidos los altos salarios
que se entregan a los miembros de las FF.AA. en el país del
norte. Sin duda, es una situación que se asemeja a la figura
del mercenario: soldados dispuestos a entregar sus vidas por conseguir
una mejor situación económica.
Para Sergio
Laurentis, miembro de Amnistía Internacional Chile, todo
obedece a una elección personal de los individuos. "Yo
no abriría juicio sobre la decisión de cada uno de
participar. De hecho estos latinos no han sido reclutados para ir
como carne de cañón, ellos eligieron ir", dijo
a CTN. Esta organización no ha recibido denuncias por supuestas
presiones para integrar las FF.AA. estadounidenses.
Participar de
las fuerzas armadas durante un conflicto bélico no sólo
beneficia a los latinos residentes de forma monetaria. Es también
una manera de ascenso en la escala social, ya que al acceder a la
ciudadanía las posibilidades de trabajo aumentan. El sociólogo
Carlos Castro aseguró a CTN que "es difícil que
lleguen a subir en la escala militar, porque una vez que obtienen
la ciudadanía pasan a retiro y como civiles tienen mejores
oportunidades de vida. En este momento muchos son desempleados y
por lo tanto, cualquier expectativa es mejor nada".
Esto explica
el hecho de que las políticas de Defensas estadounidenses
favorecen la inscripción en las FF.AA. de los inmigrantes.
Así, la utilización de hispanos es prioritaria con
respecto a ciudadanos naturales. "Es altamente racional pensar
que existe intencionalidad por parte de la FFAA de poner en primera
fila a los latinos, 'voy a cuidar a los anglosajones blancos y en
primera fila consolidar lo que se llama carne de cañón'
eso viene desde siempre", agregó Castro.
La primera
fila
Del total de
las tropas que se encuentran en Irak, el 10% es latino (15 mil hombres
aproximadamente). La cifra crece a un 20% cuando se trata de los
integrantes de los marines, grupo que encabeza los ataques, y en
consecuencia está expuesto a mayores riesgos. No es, por
lo tanto, descabellado creer que los hispanos son usados en la primera
fila de combate para proteger a los de origen anglosajón.
Cecilia Peñafiel,
miembro del departamento de prensa de la embajada de Estados Unidos,
explicó a CTN que la ciudadanía o la residencia permanente
no garantizan el enrolamiento en las Fuerza Armada. "La elegibilidad
para el enrolamiento también está condicionada por
la calificación bajo normas de edad, estar físicamente
aptos, habilidades, educación y formación moral que
se aplican a todos los candidatos. Estas normas establecidas determinan
la aceptación de extranjeros del mismo modo que norman la
elección de los ciudadanos estadounidenses para servir",
sentenció.
La comunidad
latina tiene un estándar de vida inferior al resto de los
ciudadanos, principalmente por contar con una menor educación.
Sin embargo, son sometidos al mismo cedazo para ingresar a las FF.AA.
Por este motivo, los hispanos ingresan mayoritariamente a los marines
que a otros cuerpos de mayor jerarquía militar.
La razón para integrar las FFAA no guarda relación
alguna con el estereotipo del macho latino, a quien le gusta portar
armas, ni con un supuesto sentido innato de valentía, explicó
Raúl Duany, portavoz del comando sur de las fuerzas armadas,
de origen puertorriqueño. Los nuevos reclutas deben someterse
a una prueba de aptitud similar al examen de ingreso de las universidades.
El puntaje determina qué opciones tiene el recluta en su
carrera militar. "Si el inglés es tu segundo idioma,
no te irá tan bien en las pruebas y terminarás en
una unidad de infantes en vez de estar detrás de un escritorio",
señaló a la agencia Reuters.
Así como en todos los ámbitos de la vida en Estados
Unidos, los latinos tienen accesos extremadamente limitados en la
fuerza militar. Por consiguiente, están destinados a sufrir
las desigualdades de una sociedad que les abre las puertas, pero
sólo para beneficio propio. Haciéndoles trabajar,
incluso, hasta dar la vida por conseguir una ciudadanía,
que no les pertenece de nacimiento.
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