Integración
social y educacional de los discapacitados mentales:
Niños
especiales desordenan las aulas
Al parecer
la integración de los discapacitados mentales no es prioridad
para nadie, ya sea por el vago cumplimiento de la ley que regula
esta materia o por un desinterés mayoritario en cuanto a
este drama humano.
Desde
1997 algunos establecimientos "normales" se la han jugado
por la diversidad y han incluido en sus aulas a niños con
deficiencias, intentando dar un ejemplo a la sociedad. ¿Lo
habrán logrado?
Por
Francisca Solar y Barbara Asenjo
Cómo es
vivir en una sociedad desigual fue el tópico central del montaje
"¡Qué Bueno!", dirigido por Fernando Gómez
Rovira ("Taxi Para Tres") y llevado a escena, durante el
mes de abril, Un Tiatro, la cual reúne a tres actores profesionales
y diez jóvenes con distintos grados de discapacidad mental,
denominados actores diferentes. Todos ellos provienen de establecimientos
educacionales especiales -Colegio Altamira y Escuela Diferencial de
Lo Barnechea- los cuales fueron su pase de entrada para esta forma
tan particular de integración: hacer teatro.
Quienes conviven
día a día con la discapacidad mental, saben que estas
personas se destacan por su perseverancia y talento en el ámbito
de las artes, mas quienes nunca se han topado con ellos jamás
podrán saber de lo que son capaces.
"Somos
un elenco muy precioso que actuamos para ustedes para darles afecto",
dijo tras el escenario Marcos Agurto, uno de los actores diferentes.
La mayoría de los países desarrollados han definido
a la Educación como la instancia primera para hacer de estas
personas una más de la sociedad, sin distinciones. Pero,
¿existe en Chile el concepto de "educación integral"?.
Cómo
entender la integración
Según
las estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Educación
(ver recuadro), Chile se ha iniciado en el camino de la integración
de forma lenta y aislada. A pesar de que la incorporación
de niños discapacitados está normada desde 1990, a
través del decreto 490, no ha habido la suficiente difusión
y perceptividad de la gente para su aplicación, además
de la falta de grupos investigadores que puedan evaluar y sistematizar
estas experiencias. Sin embargo, dichos casos aislados han provocado
tal influencia en el sistema educacional que ya se estudia incluso
el fin de los establecimientos rigurosamente diferenciales, aunque
para llegar a eso hace falta aún mucho por hacer y conocer.
Los pasos actuales
de la educación en torno a la discapacidad mental, Pamela
Salgado, terapeuta ocupacional y profesora de la Universidad de
Chile, explicó a CTN que en el país el concepto de
Integración es entendido desde muchos ámbitos, lo
que tal vez imposibilite una unanimidad en cuanto a su tratamiento
en la enseñanza.
De acuerdo a
su visión global se habla de dos perspectivas, asistencial
e intersectorial: "Lo asistencial se refiere a la provisión
de servicios a una persona o a un grupo vulnerable, como lo realizado
por (Corporación Nacional de Ayuda al Niño Limitado)
COANIL, por ejemplo. Ellos entienden la discapacidad o la deficiencia
como un problema individual del sujeto; es al sujeto al que se le
atiende y se le trata de cubrir sus necesidades especiales.
Otro punto de
vista es la visión intersectorial, donde el problema de la
discapacidad es abordado como un tema, por un lado, de salud pública,
que involucra a toda la población discapacitada y no-discapacitada,
y por otro lado desde niveles que tienen que ver con el gobierno
local hacia abajo. Es decir, se generan políticas de conjunto
para enfrentar las situaciones que tienen que ver con la discapacidad".
La Inclusión
en hechos
Según
la separación anterior, Pamela Salgado asevera que en Chile
hasta hace algunos años el tratamiento de la diversidad era
más bien asistencial, adecuando las escuelas con respecto
a su infraestructura o actividades regulares, a fin de que el discapacitado
compartiera sólo un espacio físico con otros no- discapacitados,
lo que en definitiva limitaba enormemente una verdadera integración.
Dicho en otras palabras, antes la integración no era un tema
social, sino más bien particular.
En la actualidad,
en cambio, es posible palpar una evolución en las concepciones,
unida a un replanteamiento de las políticas gubernamentales,
canalizadas a través de organismos como el Fondo Nacional
de la Discapacidad (Fonadis) e incluidas en la nueva reforma educacional.
Y este cambio se ha hecho patente con la aparición del sistema
de Inclusión Educativa, el cual apunta no a la discapacidad
puntual del individuo y como él se integra sobre la base
de sus habilidades a la sociedad, sino cómo ésta,
y más acotadamente el sistema escolar, incluyen desde su
globalidad a esa persona.
"Es un
concepto mucho más amplio, porque supone que una escuela
del sistema regular de educación debe acoger a todos los
niños o adolescentes en edad escolar, independiente de si
tienen o no alguna discapacidad, de si pertenecen o no a alguna
etnia o a un sistema socioeconómico determinado. No se trata
de una ley, sino de una tendencia", dijo Salgado.
Tendencia fuerte
al parecer, ya que aún cuando los establecimientos que han
comenzado a funcionar con este sistema han sido pocos, sus frutos
avalan la consistencia y buen futuro del mismo. El Colegio San Ignacio
de El Bosque, por ejemplo, lleva ya cuatro años bajo el alero
de la Inclusión Educativa y, según las palabras de
su rector, el sacerdote jesuita, Gonzalo Silva, la presencia de
niños con síndrome de Down como alumnos regulares
ha sido una experiencia enriquecedora, un verdadero regalo de Dios.
"Al principio
hubo miedo. No todos estuvieron de acuerdo, algunos dijeron que
estos niños iban a hacer decaer el nivel del colegio, pero
ha sucedido todo lo contrario. Hoy los cursos que cuentan con niños
con síndrome de Down son los cursos de mejor rendimiento,
de mejor conducta, más solidarios. Su presencia aquí
ha sido una bendición", comentó Silva.
Asimismo Dinora
García, mamá de Juan José (7) quien posee síndrome
de Down, contó a CTN cómo ha sido la experiencia de
su hijo como alumno regular del Colegio Parroquial Inmaculada Concepción
de Vitacura: "La recepción fue excelente. Compañeros,
profesores, todos lo acogieron como un niño más, lo
tratan de igual a igual. Incluso otra mamá se me acercó
para darme las gracias por la presencia de Juan José, pues
así su hija aprendería tolerancia, paciencia, y que
la diversidad es una realidad, no un cuento de pocos".
Pese a estas
experiencias y testimonios de protagonistas, la Inclusión
Educativa es hoy aún un tema desconocido. Cierto es que la
integración escolar promueve necesariamente una renovación
pedagógica, pues implica una diversificación en cuanto
a las necesidades del alumnado, y aunque lo anterior debería
tomarse como un hecho positivo, la resistencia de los chilenos al
cambio es indudable, pues se prefiere un sistema arcaico pero conocido,
a uno modernizador e integral pero en vías de consolidación.
La integración,
escolar o no, es un proceso social que enriquece las relaciones
humanas, modificando actitudes de prejuicio e incorporando valores:
tolerancia a la diversidad, respeto, igualdad y fraternidad. Es
de esperar que en un futuro cercano la Inclusión Educativa
ya no sea más una alternativa de educación, sino la
única moral y humanamente plausible.
Números
que hablan
*Actualmente funcionan en Chile 420 establecimientos de educación
diferencial, cuyos docentes educan a 52 mil 346 niños
con diversas limitaciones, como ceguera, síndrome de
Down o trastornos del lenguaje. Se calcula que son cerca de
dos mil profesores en el país dedicados a la educación
diferencial.
*El
año pasado 10 mil 705 menores con algún grado
de incapacidad física o mental estudiaban en alguno
de los mil 115 establecimientos de enseñanza tradicional
(subvencionados o municipalizados).
*Mientras
que en la Octava Región (según cifras del 2000)
se han integrado unos tres mil niños "especiales"
a la educación convencional, en Santiago, en tanto,
la cifra no supera los 600.
Fuente Ministerio de Educación
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Sitios relacionados
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