FPMR:
Por
la vereda del Frente
La importancia
política que tuvo esta organización durante los años
de la dictadura y el proceso de transición a la democracia,
es parte de la memoria histórica del país; pese al
alejamiento de la contingencia nacional su trabajo ha continuado
silencioso y pausado.
Este año
el Frente cumple dos décadas de existencia. Su estrategia
social y política comienza a tomar nuevos bríos, la
estructura militar del pasado intentará transformarse en
un gran proyecto revolucionario, patriótico y popular.
Por
Paulette Dougnac y Elizabeth Harries
El enemigo cambió,
los militantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez
(FPMR) lo tienen muy claro. La antigua lucha por combatir la dictadura
que hizo germinar la formación de las organizaciones populares,
es parte de la historia. Hoy Chile vive una realidad diferente,
la batalla actual se sustenta sobre la base de la defensa de los
derechos humanos bajo un concepto integral (económico, social
y político) que según sus principios, se diluyen dentro
del sistema económico neoliberal: el enemigo inmediato.
La vieja
capucha
El FPMR surgió
oficialmente, en el año 1983 tras una decisión política
del Partido Comunista (PC). Su nacimiento fue un parto complicado,
muchos militantes del PC ni siquiera estaban de acuerdo con su gestación,
pero tras discutir la falta de una política militar con la
cual resistir y enfrentar la dictadura, finalmente se reconoció
la formación del brazo armado del PC.
Dentro de las
directrices políticas, su estrategia fue denominada "Rebelión
Popular", la que se presentaba como la unión de las
distintas formas de enfrentamiento en busca de una pronta derrota
del gobierno militar. Pero esta lucha no fue gratis, sus características
de ilegalidad, la vía armada y el llamado a la resistencia
complicaron al PC, el cual se había mantenido dentro de los
marcos legales de una existencia formal.
Oscar, director
polìtico del FPMR, señaló a Con Tinta Negra
(CTN) que "el Frente no solamente nació para dar una
respuesta militar a la dictadura, nuestra expresión más
conocida, sino que dentro de los aspectos ideológicos ya
se habían acumulado suficientes elementos que se proyectaban
hacia una nueva forma de enfrentar la política."
Pero tras los
cambios en la coyuntura política del país el Frente
no fue inmune. En 1988 sufrió una gran crisis que lo obligó
a repensar el proyecto social y político con que se había
formado. Es así como en el año 1989 se desvinculó
definitivamente del Partido Comunista, por disensos fundamentales
sin posibilidades ciertas de un debate. Hasta el año 1992
sus dirigentes aplicaron diferentes estrategias de aproximación
a la esfera social, pero sin los resultados que esperaban.
El verdadero
sentido de su creación apareció cuando descubrieron
que la organización como estructura operativa, no se amoldaba
a las necesidades sociales de la población, "La militancia
de los años ochenta exigían una audacia mística,
todos tenían que estar en la pelea arriesgando el pellejo,
pero en este nuevo contexto ya no sirve quien se atreve a lanzar
una molotov, ahora es audaz el que forma, educa y trabaja por un
objetivo" señaló Oscar.
No estaba
muerto
El modelo marxista
leninista y la política de acción del rodriguismo
internacional siguen siendo sus principales fundamentos. Tomando
como ejemplo las luchas sociales del siglo veinte, el Frente elaboró
su plan de acción para este nuevo contexto político
y social. Y aunque dentro de su legado histórico se encuentran
las bases de toda su ideología, la política de hoy
es otra: "el compromiso con un programa de cambios sustentado
en el rol protagónico del pueblo, de estudiantes, pobladores
y trabajadores, que son los que generan día a día
la gran riqueza de este país, a pesar de no ser los que disfrutan
en justicia de este beneficio", según una declaración
aparecida en la revista El Rodriguista (mayo 2003).
Luego del periodo
de crisis, el Frente comenzó a elaborar un proyecto de trabajo
que está pronto a concluirse, y que será el encargado
de regir las acciones a seguir de ahora en adelante. El proyecto
tiene como objetivo final la formación de un gobierno socialista,
donde el poder popular sea la columna vertebral que consiga una
sociedad sin clases. Para esto se requiere, explicó Oscar,
la creación de una plataforma de unión entre los grupos
que se oponen al sistema para trabajar cohesionados; juntos pero
no revueltos.
Los militantes
están optimistas con respecto a su nuevo proyecto. A través
de él pretenden corregir los errores del pasado con la convicción
de que su movimiento tiene mucho que decir y hacer para cambiar
los problemas que aquejan a la sociedad chilena. En poco tiempo
más realizarán su primer congreso, donde darán
a conocer su plan de trabajo, lo que significa el inicio de una
serie de acciones que, señalan, les devolverán la
vigencia e importancia políticas que algún día
tuvieron.
Aunque su proyecto
inicialmente no incluye la acción armada, Oscar explica que
tampoco se descarta, pues se le considera como un instrumento válido.
"No nos agrada la violencia, pero consideramos una irresponsabilidad
no preverla", señalan en su revista, ya que asumen que,
inevitablemente, su proyecto será reprimido por la fuerza.
Es por esto que trabajan en la construcción de una estrategia
común de resistencia.
La organización
está más viva que nunca. Para ellos existir no es
un problema de lo que diga el enemigo, lo que valoran es la recepción
y acogida de las personas. Incluso se atreven a señalar que
el Frente existe más en las personas que como estructura.
Esta última
afirmación no difiere mucho de lo que opina el profesor del
curso de Sociología Política de la Facultad de Ciencias
Sociales de la Universidad de Chile, Rodrigo Baño: "la
importancia política actual del FPMR es casi nula. Al parecer,
no tienen una incidencia social real, no es un grupo social significativo,
al menos no están presentes en áreas estudiantiles,
ni laborales, ni poblacionales de manera explícita".
Para Baño
la formulación de un proyecto social que tenga acogida en
la sociedad en tiempos de normalidad, es muy difícil. "En
la actualidad las personas presentan una cierta apatía a
las alternativas políticas, hay un descontento pero nada
las impulsa a reaccionar; en general los movimientos sociales tienen
éxito en tiempos de crisis, especialmente económicas
y como Chile no ha estado en una situación extrema, se complica
la incidencia política de grupos populares como el FPMR".
Para los actuales
militantes del FPMR, los protagonistas de esta nueva etapa no son
ellos. La población en su totalidad debe ser el actor principal
de este gran cambio Están muy lejos de querer figurar sólo
como un movimiento popular alternativo de oposición al sistema.
Sostiene que están concientes de que su labor se cruza con
la realidad social de cada uno de los trabajadores, estudiantes
y pobladores del país que representan el sustrato de acción
para un cambio global. Lo que pase en el futuro con este tipo de
organizaciones populares es sólo cosa de tiempo y paciencia,
para determinar cuántos siguen en la lucha y cuántos
se retiran.
Con
cola de acero
Estos son dos de los hitos más destacados en la vida
política del FPMR. Constituyen un gran peso de prejuicios,
opiniones y enjuiciamientos que el país no olvida.
6
de septiembre de 1986: "Operación Siglo XX":
Atentado al General Pinochet, aquí se pusieron en acción
todas las capacidades militares y técnicas de este
grupo, definiendo su propia suerte.
30
de diciembre de 1996, operación "Vuelo de justicia".
Acción político-militar. Objetivo: liberar a
dirigentes y militantes del Frente encerrados en la Cárcel
de Alta Seguridad.
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Declaración
por el caso Michelle Bachelet (Ministra de Defensa de Chile)
Nuestro estilo no es ni ha sido el rumor y el desprestigio
personal. Durante casi 20 años de existencia del Frente
hemos demostrado no hacer política a costa de terceros,
y nuestros logros y errores están íntimamente
ligados a actos propios. El pueblo ha sido testigo de que
cada vez que el FPMR ha hecho una denuncia, lo ha enfrentado
de forma clara y fundada, y no basándonos en supuestos
o versiones cubiertas por el anonimato. Por lo que no nos
hemos sumado nunca a jugadas propagandísticas de dudosa
procedencia e intenciones, ni menos de espectáculos
orquestados para dar tribuna a quienes, desde el Gobierno,
los partidos políticos, el empresariado, la Iglesia
o las Fuerzas Armadas, insisten en que hay que "superar
el pasado" y olvidar crímenes, torturas y desaparecimientos,
tergiversando la historia para hacer valer la tesis de los
"dos demonios", que iguala a los terroristas de
Estado con los más leales luchadores por la democracia
y la libertad, con el fin de consagrar la impunidad de los
crímenes cometidos contra el pueblo, a 30 años
del Golpe Militar. Revista El Rodriguista Internet Mayo 2003.
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