Carmen Garretón:
"Adquirí
un compromiso de vida"
En el marco
de los 30 años desde el golpe militar, los recuerdos afloran
con más fuerza que nunca, y más aún cuando
la Fundación de Documentación y Archivo de la Vicaría
de la Solidaridad presenta una exhaustiva muestra de todo lo que
se vivió, y de lo que no se olvida.
Quien fuera
encargada de dicha institución quiso por fin salir a la luz,
después de tanto tiempo de trabajo anónimo y desinteresado.
Y no por nada: su labor fue premiado con el reconocimiento de Patrimonio
Documental de la Humanidad.
Por
Barbara Asenjo y Francisca Solar
La muestra Memoria
y Esperanza, que hasta mediados de octubre se puede visitar en el
Museo de la Solidaridad "Salvador Allende", se torna impactante
y remecedora en varias de sus esquinas. Entre las salas de exhibición
de dibujos, documentos, mapas y cartas de exiliados, destaca el
sector dispuesto sólo para las decenas de fotografías,
puestas una junto a la otra, de los detenidos desaparecidos.
No es como verlo
en la televisión. No es como cuando algún pariente
te cuenta la historia del Chile que no viviste: Entrar a esa sala
es estar cara a cara con hombres sonrientes, padres de familia,
madres y mujeres, jóvenes idealistas... Eran sujetos comunes
del ayer, que ahora toman forma de recuerdo y se afirman con uñas
y dientes a la memoria colectiva. Y con razón, pues como
reza una de las pancartas a la entrada: "Me detuvieron, me
torturaron, me asesinaron... ¿Me olvidaste?".
Aun cuando han
pasado 30 años de aquello, la mayoría de las personas
que se involucraron de alguna manera en el conflicto parecen estar
de acuerdo. No se puede olvidar, y bien lo sabe Carmen Garretón,
quién se desempeña en la actualidad como coordinadora
de la muestra. Hasta el año 2000 estuvo encargada de la Fundación
de Documentación y Archivo de la Vicaría de la Solidaridad,
entidad que se ocupó durante veinte años de recopilar
una gran cantidad de documentación de un valor incalculable,
que es parte de la memoria histórica de Chile, y que constituye
el mayor centro de información sobre derechos humanos existente
en América Latina. De hecho, acaba de ser proclamado como
Patrimonio Documental de la Humanidad.
Es probable
que muchos jamás hayan oído hablar de Carmen Garretón.
Y es que aún después de tanto tiempo prefiere el anonimato,
el trabajo tras bambalinas, pues le da un valor de humildad y sacrificio
a todo lo que ha realizado, ayer y ahora, en pos de la justicia
social. Su enorme labor en la Vicaría siempre se mantuvo
en la reserva, pues -según declara- nunca tuvo vocación
de líder. Aunque ahora, casi culposa, confiesa el deseo de
salir un poco a la luz.
¿Cómo llegó a vincularse en el tema de los
DDHH?
CG: Tiene
que ver con un compromiso político anterior, propio de mi
generación. Tenía 25 años cuando salió
Allende. A esa edad uno ya tiene un proyecto de vida, de sociedad
muy fuerte. Participé en ese gobierno con mucha fuerza. Lo
sentimos como nuestro. Y tres años después ese proyecto
se rompió, lo que fue muy fuerte... No es sólo un
cambio de gobierno, es un cambio de vida. Todo lo que uno tenía
proyectado se viene al suelo. Tras el golpe, salimos de Chile. Nos
fuimos a Argentina, tratando siempre de volver lo antes posible,
ese era el compromiso. Volvimos en el 79. Mi hermano trabajaba en
la Vicaría de la Solidaridad, pero no entré por él,
sino por una amiga del colegio, de esas amigas del alma. Ella trabajaba
en un proyecto dónde se estaban codificando todos los documentos
que había sobre la represión, para poder llegar a
cuantificarlos. Me metí, y ahí estuve un año.
Después eso pasó a ser parte de la Vicaría,
y no renuncié.
¿Qué
la llevó a permanecer tanto tiempo en la Vicaría?
CG: Una
vez que te metes en el tema, te metes con todo. Ahí no hay
sábados ni domingos, es un compromiso muy vital con el que
uno no termina nunca. Yo trabajaba con José Miguel Parada...
nuestros escritorios estaban frente a frente. Su muerte fue una
cosa muy dolorosa... Cuando matan a alguien violentamente es distinto
a cuando alguien muere porque tiene que ser. Eso te hace meterte
más en el tema. Entonces quise seguir trabajando en el proceso
mismo, pues era una forma de involucrarse.
Cuando se terminó
la Vicaria (1992), pensé que todo había llegado a
su fin. Pero había que hacer algo con la información.
No se podía entregar a las universidades porque muchos datos
eran privados, ni al Estado porque no había confianza. Entonces
se creó la Fundación y me ofrecieron hacerme cargo.
Yo por supuesto dije que sí, a pesar de que había
prometido dedicarme a otras cosas. Trabaje en la Fundación
hasta el año 2000, porque después me fui a México
con mi marido, a descansar. Pero cuando volví a principios
de este año, se me pidió que asumiera la coordinación
de "Memoria y Esperanza", en el que participan todas las
instituciones ligadas al tema de los Derechos Humanos. Como ves,
uno jamás se desliga, el tema me ha resultado siempre muy
cercano. Estar dentro es casi como lo natural.
Y después
de "Memoria y Esperanza", ¿qué?
CG: No
lo sé. En los tres años que estuve en México
no hice nada. Estaba de señora de mi marido, lo pasé
fantástico. Yo creía que me iba a morir sin trabajar,
pero no fue así. Mientras estaba allá, me preguntaron
cuál sería mi respuesta si se me ofreciera algo en
el tema de los DDHH. No dudé ni en segundo y dije "por
supuesto". Es algo que uno lleva en las venas, es mucho lo
que he puesto en este tema.
Entonces,
¿Siente que quizá se le debe un reconocimiento a su
labor?
CG: Siempre
he hecho todo en forma anónima (sonríe). Incluso debería
tener mayor capacidad para asumir momentos de liderazgo que no tengo.
Me encanta trabajar detrás. A lo mejor, echo de menos algo
de reconocimiento, pero no público, sino de la gente con
la que uno trabaja. Es que a veces se siente que no reconocen lo
que uno hace, todo el tiempo que uno ha invertido. Quizás
es sólo la percepción de uno...
El tema de los DDHH está lejos de cerrarse, pero para Carmen
Garretón, aún hay esperanza. Aunque para ella el asunto
es más que juicio y castigo, espera que las nuevas generaciones
no hereden el odio que hoy sus padres llevan en el corazón.
Porque Chile necesita reconstruirse; sólo así habrá
un mejor futuro para todos.
Sitios relacionados:
www.chilevive.cl
www.memoriayesperanza.cl
www.vicariadelasolidaridad.cl
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