Pequeñas
coincidencias universales
Por
Roberto Guidotti
“La vida es como una caja de bombones.
Uno nunca sabe lo que le va a tocar”. Sí ya sé
que es una frase cliché sacada de una película hollywoodense,
pero en fin, no se me ocurría de qué otra manera empezar.
Detalles más, detalles menos, el asunto es que se me pide
a mí hacer una columna de crítica sarcástica.
¡Vaya tarea! Justo a mí que suelo ser un alumno piola,
y siempre bien serio para mis cuestiones (¡ja! ¿no
me creen?). Aclaro que no escribo para cambiar el mundo, sino sólo
porque me gusta y me siento como uno más. Pero por lo menos
trataremos de echar a volar la imaginación por unos segundos.
Como no se me ocurre otra mejor idea, vamos a empezar
suponiendo que existía por ahí en algún lugar
de la galaxia, un planeta en el que habitaban unos hombrecillos
que no se parecían en nada a los de la Tierra, y que vivían
felices de la vida. Acuérdense que les dije antes que íbamos
a ocupar la imaginación (¿o acaso creían que
era broma?).
Imagine pues que en un rincón de aquel planeta,
vivían los rojos y los blancos cada uno por su lado. Un día
hubo un plebiscito para decidir el enjuiciamiento público
de cierto espécimen dictador que se había instalado
por varias décadas en una pequeña isla más
o menos en el centro del planeta. Él es del bando de los
rojos y ha violado los derechos extraterrestres de los ciudadanos.
El resto de la población decide juzgarlo por 24 votos a 25.
En un lugar del sur se reúnen algunos de los alienígenas
rojos enfurecidos por la decisión. Lo extraño es que
ellos mismos antes condenaron (con justa razón) a otros dictadores,
del lado de los blancos, y ahora se pegan una vuelta de carnero.
¡Qué descaro, por favor! ¡Impresentable! No sólo
en la Tierra suceden estas cosas.
Bueno, pero para que no me odien tanto, digamos
que la cosa está equilibrada. Un espécimen del bando
contrario, con un cargo administrativo importante, se mandó
a cambiar a una isla cercana a la anterior acompañado de
una voluptuosa fémina que arranca suspiros masculinos. ¡Campaña
política se quejaron los detractores! ¡Ayuda humanitaria
esgrimió él, en su defensa!. En fin, nadie entiende.
Así es que ya ve, ni siquiera en otra galaxia
ni en otro planeta se puede criticar con soltura. Por lo mismo mejor
dejamos el cuento hasta aquí y continuamos haciendo como
que no sucede nada. Además que usted no cree en los extraterrestres
así es que no vaya a pensar que lo dicho anteriormente pudiera
ser verdad. Es todo producto de su imaginación, ya dijimos.
Aunque cualquier coincidencia con la realidad no es casualidad.
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