Plan Colombia
La suciedad del patio trasero
El
año 2000, el gobierno de Andrés Pastrana creó
el Plan Colombia, cuyo objetivo general era revitalizar el país.
Hoy, a ocho meses de su fin, surgen duras críticas a la estrategia,
mientras la violencia y el desamparo continúan.
Para algunos
los mayores beneficiados con el programa son el ejército
colombiano y el país que más recursos ha donado al
programa: Estados Unidos.
Por
Roberto Guidotti y Graciela Marín
La violencia parece ser un tema recurrente al hablar de Colombia.
Y lo cierto es que este elemento ha acompañado la historia
de esa nación desde sus orígenes, empañando
una tradición que también habla de un pueblo alegre
y cordial y de un país con muchos atractivos. Pero los hechos
son implacables: guerrillas, narcotráfico y numerosos problemas
sociales afectan la estabilidad democrática y política
de la nación, mientras que las muertes se multiplican día
a día en las calles.
Para controlar la caótica situación, el ex presidente
Andrés Pastrana creó el Plan Colombia. Oficialmente
se le define como una "estrategia integral para combatir la
insurgencia y la industria del narcotráfico, apalancar la
recuperación de la economía y fortalecer el régimen
político colombiano”. Su financiamiento contempla colaboradores
internacionales, entre los que se cuentan varios países europeos,
Japón y especialmente Estados Unidos.
No obstante, no todo marcha miel sobre hojuelas. La mano blanda
que tuvo Pastrana contra los grupos armados y narcotraficantes no
dio los resultados esperados. En respuesta, el actual mandatario
colombiano Álvaro Uribe anunció que su gobierno no
será benevolente y que las medidas a tomar serán severas.
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Se multiplican
las críticas al Plan Colombia (crimesofwar.org)
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La misma miseria
Pero el futuro de Colombia no está asegurado. El
país vive horas cruciales y tanto interna como externamente
se cuestiona la validez del Plan. Para algunos, la estrategia fracasa
en uno de sus objetivos más importantes: ayudar a los sectores
pobres más afectados por la guerrilla y el narcotráfico.
Irónicamente, fueron esas mismas personas quienes celebraron
medio siglo atrás el surgimiento de las guerrillas, en las
que se encarnaba su lucha por más derechos y una mejor calidad
de vida. Hoy, 55% del país está bajo la línea
de la pobreza y ellos siguen padeciendo en la misma miseria, sólo
que esta vez a causa de los grupos armados, según la visión
oficial.
“La gente está hastiada. La guerrilla ya no tiene
justificación política, porque atenta contra el pueblo
que supuestamente está defendiendo. Las zonas en que está
son las más deprimidas del país. La gente no se siente
beneficiada y así lo demuestra: desde que el presidente Uribe
implantó mano dura, su apoyo ha subido en 30 puntos”,
dijo a CTN Antonio González, ministro consejero de la Embajada
de Colombia en Chile.
Pero esos factores no son suficientes para terminar con el conflicto,
según el periodista y director del Noticiero Pacífica
de la radio estadounidense KPFK, Carlos Quintanilla: “Las
guerrillas nacen de la pobreza, de la injusticia social y la represión.
Del dinero que EEUU ha aportado para el Plan Colombia, la mayoría
va a los militares colombianos y no para ayudar a las personas”.
Hecho que en el papel, al menos, es cierto. El año pasado,
el gobierno de George Bush se comprometió a donar 832 millones
de dólares al Plan Colombia: 717 millones eran para el combate
al narcotráfico, sólo lo restante iba dirigido al
desarrollo social, según cifras de la Agencia para el Desarrollo
Internacional de los Estados Unidos (USAID).
Además, la población que vive en las áreas
afectadas por guerrilla corre riesgo doble. En esas zonas el gobierno
ha implantado la fumigación aérea para exterminar
los cultivos de coca. El problema es que al mismo tiempo acaba con
las plantaciones alimenticias de campesinos inocentes y llena el
aire de peligrosos químicos.
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Fumigación aérea de cultivos
(cannabisculture.com)
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Un buen negocio
Pero el Plan Colombia puede tener otros objetivos no escritos,
especialmente para sus dos principales colaboradores: Estados Unidos
y Colombia. Así lo vislumbra el periodista internacional
Claudio Salinas: “Colombia es uno de los países con
más posibilidades de firmar un tratado unilateral con EE.UU.
Si el TLC funcionara como debiera, podría ayudar a sacar
al país adelante”, opinó.
“Estados Unidos tiene muchos intereses en Colombia. El principal
podría ser controlar los recursos naturales del país”,
dijo Carlos Quintanilla. Colombia al igual que Irak, es un país
rico en petróleo.
De pasada, el gobierno de George Bush aprovecha de apuntalar la
polémica guerra contra el terrorismo al rebautizar a las
guerrillas como “grupos narcoterroristas”. Contradictoriamente,
su país coopera como socio mayoritario al negocio de las
drogas, al tener el mayor consumo de cocaína en el mundo.
“EE.UU. busca solucionar los problemas lo más lejos
posible de casa. Que se ensucie ojalá el patio del vecino
o el trasero, pero no ensuciemos el living. El problema es de ellos,
que lo resuelvan ellos”, sostiene el periodista de Chilevisión
Aldo Schiappacasse.
Los verdaderos efectos del Plan Colombia están aún
por verse. Pero la hora de la verdad se acerca en medio de la violencia
y el narcotráfico. Toda América Latina espera que
la crisis se supere, más temprano que tarde, antes de que
las balas se impongan y el cumbión colombiano desaparezca.
Sitios relacionados:
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Plan Colombia
Página oficial
de la Farc
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