Luchas "todo
Vale"
Que gane el más fuerte
Sin la parafernalia que tiene en otros países y con
mucho más de sencillez y esfuerzo personal, diariamente técnicos,
ingenieros, ex karatekas y choferes de la locomoción colectiva
practican esta controvertida disciplina en Chile.
Dentro de una jaula, combos, patadas, llaves y estrangulamientos
son arma segura para someter al rival. La sangre corre, mientras
el cuerpo y el orgullo del perdedor quedan en el suelo. Son las
luchas “Todo Vale” chilenas.
Por
Claudia Henríquez y Mónica Pavón
La Pelea Comienza
Son un poco más de las nueve y media de la mañana.
Santiago hace rato que está despierto. En Quinta Normal,
en una humilde casa de calle San Pablo, el día también
comienza. Pareciera que fuera una jornada normal, sin embargo, lo
que sucede en aquella casa es algo totalmente ajeno a nuestra vida
diaria del ciudadano común, porque allí funciona la
Federación Chilena de Lucha Todo Vale.
Ahí, Cristián Martínez junto
a su padre administran un pequeño gimnasio, abierto a todos
los que quieran practicar esta cuestionada disciplina de lucha,
que se creó en Estados Unidos en 1993 y que el Gorila Martínez
trajo a Chile. En la batalla las reglas son un poco más de
las que se aparentan, ya que el “Todo vale” es sólo
un nombre comercial, asegura Martínez. El resto, sólo
destreza y la fuerza del competidor.
En la calle, sobre la puerta de entrada, cuelga
un gran letrero donde el rostro desafiante de Martínez, el
Gorila, mira a los transeúntes. Dentro del lugar, al cual
se accede por un antiguo almacén de barrio, funciona el gimnasio
o más bien el “dojo”, como le llama el Gorila.
Allí llegan técnicos en informática, choferes
de la locomoción colectiva, veinteañeros rapados,
guardias de discoteques, ex karatecas. De todo. En total son unas
20 personas las que diariamente se someten a un durísimo
entrenamiento en el local de calle San Pablo. Uno de ellos es Cristian
Silva, chofer de la locomoción colectiva, de 35 años
y que hace seis practica “Todo Vale”. Antes se instruyó
en Artes Marciales, pero cansado del kimono comenzó una búsqueda,
porque “algo faltaba”, como dice él para CTN.
Así, por un dato, llegó un buen día al “dojo”
del Gorila Martínez, donde le bastó una clase para
enamorarse hasta los huesos de este sistema de lucha, llegando a
ser actualmente uno de los más reconocidos exponentes de
la disciplina en Chile.
Golpe a Golpe
El gimnasio de los Martínez es pequeño,
al menos lo es comparado a los hombres que ahí entrenan.
En no más de 35 metros cuadrados divididos entre máquinas
y colchonetas, los luchadores practican todo lo que saben hacer.
En medio del entrenamiento y de un minuto a otro, dos hombres comienzan
a pelear. No se distinguen muy bien uno de otro, hay un enredo de
brazos y piernas entrelazadas. De pronto uno logra zafarse y rápidamente
toma un brazo de su contrincante y le aplasta la muñeca contra
el suelo. Sin ni siquiera quejarse, el de la muñeca abollada,
responde con lo suyo y de un salto entierra sus rodillas en la espalda
del otro. De repente se separan, la batalla terminó, se ponen
de pie, se dan la mano y tan amigos como antes.
En Santiago existen unos quince lugares donde se
practica “Todo Vale”. También hay algunos adeptos
en regiones, pero en menor cantidad aún. Periódicamente
se reúnen y organizan torneos a nivel nacional. El próximo
se espera para la primera quincena de junio y aunque el nombre del
Club México suena fuerte, prefieren guardar bajo siete llaves
el lugar del enfrentamiento, ya que la Municipalidad de Santiago
ha señalado que, incluso, podría suspender la actividad
por no estar de acuerdo con este tipo de espectáculos.
Y es que detractores de esta clase de peleas no faltan: pacifistas,
autoridades, deportistas y también el Colegio Médico
han expresado su desacuerdo. Los tratan de “violentos”,
“desequilibrados mentales”, “asesinos”.
Del otro lado del octógono los luchadores son categóricos:
“Si no les gusta lo que hacemos, que no lo hagan ellos”.
Fuerza
de Gorila
A juicio de quienes lo practican el “Todo Vale” criollo
“aún está en pañales”. Sin embargo,
según relata Cristián Martínez para CTN, “este
ha sido el año del despegue”, ya que se han presentado
en programas de televisión y aparecido regularmente en la
prensa escrita. Pero, a pesar de esto, “aún nos encontramos
a años luz de tener la parafernalia y el nivel profesional
que existe en Estados Unidos, Brasil, Rusia y Japón”,
asegura el Gorila.
Tal como lo expresa su apodo, el Gorila Martínez es un fortachón.
Si bien no es muy alto, la agilidad que posee su cuerpo es increíble.
Con razón sólo ha perdido dos peleas mundiales. Sin
embargo, según su padre Hernán Martínez, él
no las ha perdido, sólo le han ganado.
El Gorila habla fuerte y calmado. Se toma la vida con tranquilidad
y dice que no usaría la fuerza en caso de ser atacado por
delincuentes o si alguien le buscara camorra. Cosa tal vez inentendible,
viniendo de alguien que practica boxeo y artes marciales casi desde
que nació y del que puede decirse es el mejor luchador de
Chile. Así se confirmó hace un tiempo, cuando ofreció
cinco millones al que pudiera ganarle en una pelea. Al llamado aparecieron
cuatro contrincantes. El resultado: ninguno duró más
de cinco minutos.
Martínez padre se encarga de organizar los
eventos. Contó a CTN que el público se selecciona
con la entrada que no baja de los cinco mil pesos. Así no
llegan lo típicos camorreros ni los de las garras bravas
y, al contrario de los que pudiera pensarse, el público femenino
asiste en masa. Aunque ellas aún no luchan de manera profesional
en nuestro país y son las menos quienes practican “Todo
vale” como una herramienta de defensa personal. Las más,
en tanto, asisten a las peleas a ver a sus favoritos porque allí
“descargan muchas tensiones”, afirma el Gorila.
Los Martínez terminan de hablar, se despiden
gentilmente y vuelven dar la pelea que significa hacer vivir el
“Todo Vale” en Chile. Con empuje, sencillez y fuerza
de chileno.
El Campo de Batalla
Las peleas “TodoVale” no se dan en un ring cualquiera.
El terreno de lucha es un octógono de siete metros
de diámetro, que está envuelto por una reja
de alambre de 2,30 metros de altura.
Dentro de esta jaula los competidores sólo ingresan
premunidos de un pantalón corto, guantillas, un protector
bucal, descalzos o con zapatillas.
Ambos participantes se enfrentan sobre una delgada colchoneta
en rounds de cinco minutos. Aunque casi nunca se llega a ese
punto ya que el árbitro puede detener una pelea y/o
los jugadores pueden retirarse en caso de que los golpes no
los dejen seguir luchando.
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Sitios relacionados:
Página oficial
de "Vale Todo"
Pág.
de Cristián Martínez
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