Su nombre lo dice todo, pero no puede andar por la vida con un
palo dando lumazos a todo aquel que le hace daño. Usted
fue más ingenuo que quinceañera que responde de
inmediato afirmativamente a la prueba de amor de su pololo, debió
sacar la radio de su tocomocho, o acaso no era de esas que se
desmontan para evitar estas barbaridades.
Lo malo es que uno tiene que tener una fortificación en
la casucha, los malandrines son más hábiles que
el hombre araña par entrar en ellas. Le recomiendo que
le ponga un avisa ladrones y si no tiene plata cómprese
un dog, para que le vigile el palacete. No vaya a ser que vuelvan
y esta vez por más.
En cuanto al robo de los documentos, hay dos opciones. Uno, no
ir más a fiestas de familiares. Y dos, no soltar en toda
la jarana los documentos, ni siquiera para agarrar con la dos
manos el vil copete. Le recomiendo la segunda si no quiere ver
más a sus primos, tíos, y toda la parentela.
Recuerdo esas lecturas de los días sábados cuando
visitábamos a mis abuelos maternos en La Legua. Mi abuelo
me guardaba las “Cuartas” de la semana para que hiciera
los puzzles, pero yo iba más lejos, leía todos esos
escabrosos crímenes y violaciones que eran las noticias
de antaño de ese periódico. Además, leía
la sección del doctor Corazón, lectura amena y graciosa
pero siempre con mucho tino.
Por eso me imaginé que me respondería él
si yo le contara todo lo que me ha pasado últimamente con
respecto a la criminalidad que existe en Santiago. Y mi pregunta
sería:
Doctor siempre lo he leído, me parece muy asertivo en sus
recomendaciones por eso me dirijo para que me sugiera algo que
solucione mi aflicción. Resulta que nunca había
sido asaltado, pero en los últimos dos meses me han robado
tres veces. Primero me entraron a robar al patio de la casa y
se llevaron una bicicleta y otras cosas. Después, me robaron
la radio del auto y para entrar me quebraron un vidrio lateral
y, por último, en una fiesta familiar a mi señora
le sustrajeron los documentos.
Por este motivo sueño recurrentemente que tengo una pistola
en la casa y cuando entran los ladrones los mato a sangre fría.
Debo reconocer que despierto feliz por haber ajusticiado mi casita.
¿Será que debo comprarme una pistolita para cuidar
mis cosas y a mis seres queridos?.
Se despide, El Vengador.
Su ansiedad de castigar a quienes les robaron le hace delirar
por las noches un ajusticiamiento con sus propias manos. Yo le
pido que se calme, tómese un relax. Se imagina que todo
el mundo se tome la justicia en sus manuchas, seria la barbarie
misma.
Es mejor que se olvide y siga adelante. Tome en cuenta mis recomendaciones
y verá que la perra vida le sonreirá de nuevo. Además
no estaría nada de mal que se hiciera un sahumerio, porque
ha sido mucha la mala pata.
Acuérdese que los revólveres los carga el diablo
y tener un arma así en la casa seria un peligro. Se imagina
un día llega a la casa y encuentra al patas negras, se
volvería loco y lo arrasaría a balazos y podría
echarse la bruja y hasta los cabros chicos. Ni pensarlo, no sea
violento, ame la paz.
Doctor Cariño