Imitadores de artistas
La vida como doble
El oficio de imitador o doble es poco considerado
en nuestro país. Muchas veces los cultores de esta labor
son presa de las burlas y el menosprecio.
Sin embargo, existen razones importantes para
quienes se dedican al tan mal ponderado oficio de imitador.
Por
Ana Rodríguez y Alvaro Suckel
Al conocer a Alfredo Silva (34) como peluquero,
nadie pensaría que es una de las tantas personas que se dedican
a explotar sus parecidos con algún artista famoso. Sin embargo,
cuando viste su traje blanco de Elvis, Alfredo se transforma en
todo un personaje.
Las personas dedicadas a imitar algún famoso
lo hacen por diversos motivos: ganar dinero, iniciar una carrera
artística o también usar la imagen que proyecta el
imitado para potenciar la propia personalidad.
Moviendo la (p)elvis
Elvis Presley es el ídolo de Alfredo desde que tiene
siete años, lo de él fue herencia de su mamá.
“Mi mamá fue fans de Elvis toda la vida, y comencé
cantando como talla, haciéndolo de a poco, y me di cuenta
que me gustaba. Además que la voz me salía parecida.
Comencé a estudiar, a poner la voz como él, a imitar
sus gestos.”
Alfredo se aferró a la idea de doblar al
artista estadounidense luego de cantar de manera accidental en el
pub New Orleans del barrio Suecia. Tenía 28 años cuando
sus amigos lo presionaron a reemplazar en un par de canciones a
quien cantaba a menudo en aquel local. Tanto éxito asegura
haber logrado, que el dueño del bar le pidió que reemplazara
al cantante.
La verdad es que no lo reemplazó, sino que
empezó una carrera de doble de Elvis en la televisión,
donde lo llamaban de distintos canales para que participara en concursos.
Paralelamente a esto, Silva mostraba sus dotes de imitador en eventos
de empresas, cumpleaños, locales nocturnos y despedidas de
solteras, en las cuales Alfredo se daba cuenta de lo que significaba
imitar a Presley. Para él “Elvis proyecta una imagen
potente de macho, de seducción pura”.
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Alfredo
Silva, doble de Elvis Presley.
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Hace un año que dejó la imitación
del llamado rey del rock & roll. Estaba cansado de hacerlo.
Era demasiado desgastador. Sin embargo, amenaza que ya tiene ganas
de volver a sentirse como Elvis, por lo que está en campaña
de ver cómo será su próximo traje –confeccionado
por él mismo- y el nuevo repertorio que presentará
en sus actuaciones.
“Es mi vida”
Hace tiempo que Rogelio Sanhueza (64) no mueve sus labios
al ritmo de Salvatore Adamo sobre un escenario. Ya han pasado más
de diez años desde la última vez que dobló
la letra de “Mis manos en tu cintura”.
Hay que fijarse bien en el rostro de Rogelio para
ver detrás de las marcas de una vida sacrificada los rasgos
que alguna vez lo hicieron ganarse el sobrenombre de Salvatore entre
la cuadrilla de trabajadores de un edificio en San Miguel. Sólo
van quedando los ojos verdes, con los cuales según él
“enamoré a mi señora y varias chiquillas del
barrio”.
La cesantía lo llevó el año
‘74 a probar suerte como imitador del cantante belga, lo cual
nunca le gustó mucho. “Yo prefería las rancheras
que escuchaba allá en Talca, de donde me vine cabrito”,
pero un amigo que frecuentaba locales nocturnos de Valparaíso
lo recomendó para trabajar en una boite llamada “La
Esmeralda”. Un terno prestado por el dueño del local
más un aprendizaje de las letras hizo el resto.
Así que tuvo que partir para Valparaíso
donde dice “se ganaban sus pesos, que no eran muchos pero
servían igual”, añadiendo que “además
lo pasaba re’ bien con las niñas, y todo gratis, eh,
sin pagarles ni un peso”.
Hace rato que no sabe lo que es hacer de Adamo,
ahora trabaja esporádicamente como maestro de la construcción,
pero no mucho, porque según confiesó a CTN “me
asaltaron hace como seis años, y como me perforaron el pulmón,
ahora me canso más fácil y ya nadie quiere a un viejo
como yo”.
Bailando embotellada
La “Cristina Aguilera chilena” como la llaman
sus amigas más cercanas es en realidad Jocelyn Contreras
(17). Claro que esa faceta la muestra exclusivamente en la privacidad
de su hogar ubicado en la comuna de La Florida.
Desde que la cantante estadounidense saltó
a la fama con su tema “Genie in a bottle”, Jocelyn no
le ha quitado los ojos de encima. “Apenas estrenan sus videos
clip, pasa pegada a la televisión aprendiéndose los
pasos de los bailes”, cuenta Carmen, su mamá.
Además siempre está preocupada de vestirse según
la moda que impone Cristina: “mi mamá me ayuda bastante
para confeccionar mi ropa, porque obviamente aquí en Chile
es imposible encontrarla”.
Un primo que estudia traducción le transcribe
al español las letras de la cantante, puesto que Jocelyn
no domina el inglés. Ella misma cuenta que al encender el
equipo de música del living de su casa, no puede más
que balbucear las letras de las canciones si es que su primo no
se las ha enseñado con anterioridad.
La joven dice que sigue a Cristina Aguilera porque
“me encanta su forma de ser, su voz, su estilo, cómo
baila. Realmente creo que es una muy buena artista, con una gran
personalidad”.
Jocelyn no realiza shows en público doblando
a su ídola, y tampoco pretende hacerlo. En primer lugar,
porque su padre no la dejaría y segundo, porque su meta es
ser una cantante “que siga el estilo de Cristina, pero no
lo imite”. De hecho, su próximo proyecto es postular
-“como cantante o bailarina, aún no lo sé”
- al programa busca talentos de TVN “Rojo: fama contrafama”,
para lo cual debe cumplir los 18 años, puesto que su papá
no está de acuerdo con su proyecto.
Rogelio, Alfredo y Jocelyn han llegado por distintos
caminos al mundo de la imitación. Por necesidad, azar y fanatismo,
los tres asumen su calidad de dobles, defendiendo su opción
ante quienes los tildan de locos o ridículos.
Como tributo, copia de imagen, inspiración
o simple negocio, siempre que haya famosos habrá quienes
estarán dispuestos a imitarlos. Profesionales o no, los dobles
siempre existirán.
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