-Dígame el nombre de su hijo por favor.
-Mi hijo se llama “brayan”.
-Puede deletrearlo...
-B-R-A-I-N
-¿Brain?, señora y usted ¿sabía que
eso significa cerebro en inglés?
-Na que ver doctor, es un cantante de los “Bakstryk bois”,
y estuvo súper de moda cuando nació mi chiquitito...
Ya se ha vuelto una completa tradición. Atrás quedaron
las Danielas, los Pedros, los Juanes o las Marías. Esos
nombres están fuera de onda. Ahora lo “chic”
es inventar el nombre o simplemente copiarlo de alguna estrella
de cine, de algún deportista destacado o de una marca interesante.
Y no estoy hablando de una moda de hoy en día, porque cuando
el hombre piso la luna proliferaron por todo el mundo los “Neil”
o simplemente los “Armstrong”.
Es algo habitual encontrarnos con la Sharon o el Silvester, el
Arnold o la Kimberly. Y es que estos gringos hasta sus nombres
nos han impuesto. Ya es un hecho popular. Por las calles corren
los niños con combinaciones tan peculiares como Byron Soto,
Brandon González o Pinky Díaz. ¡Pucha, que
somos originales los chilenos! Nada de ser como todos, tenemos
que tener un nombre que nos caracterice, que haga inflar nuestro
pecho al pronunciarlo. Respirar hondo y decir cada una de sus
letras: me llamo Nixon, Nixon Charly...
Debo reconocer que la capacidad de estos padres me ha sobrepasado,
aunque creo que en ocasiones se les ha ido la mano. Leidydallana
es un ejemplo de ello. Se trata de una joven cuya madre, admiradora
de la princesa de corazones, decidió mantener el recuerdo
de su ídola en el nombre de su hija. Lo que no resulto
tan agradable para ella. Y es que no falta el denso que mira en
menos esta capacidad estilística para nombrar y que prefiere
recurrir a diccionarios de internet para volver a las raíces
de nombres españoles. ¡No sean aburridos! Marquemos
la diferencia.
¡Qué bustos! Los chilenos tenemos nuestra propia
forma de homenajear. Basta con ver el aumento de Christels en
el Registro Civil, durante el boom de esta niña maravilla,
para demostrarlo. Es de esperar obviamente que después
de los triunfos en Grecia venga una vuelta a los antes más
típicos Fernando y Nicolás (aunque no faltará
quién le ponga a un hijo “Atenas”, “Aquiles”
o lisa y llanamente “Olimpiadas”).
Hago un llamado para que continuemos con esta tradición,
integrémosla definitivamente a nuestro folclor. Hagamos
concursos por la tele de quién inventa el nombre más
estrafalario, mezclemos los nombres (papá: Luis, mamá:
Karen, hijo=Luka), combinémoslos con nuestros apellidos
(Elba Bozo por ejemplo), busquemos nombres en otros idiomas que
no sea necesariamente el inglés (rusos, chinos o árabes
pueden ser interesantes). ¡Que viva Doña Samsung,
el señor Microsoft o Stayfree Rojas! . ¡Que viva
el ingenio made in Chile!.
Pascale(nombre francés escuchado por
mi madre en un Festival de Viña: “Pascale Petit”,
quería que yo fuera actriz y bailarina como ella) Fuentes(
ultra chileno, para que rime puede sufrir algunas fluctuaciones,
un acento distinto yo diría: La Font)