La iniciativa presentada por Jorge Burgos, Juan Bustos y Enrique
Accorsi, y que cuenta con el apoyo del Colegio Médico,
no dejo indiferente a nadie. ¿Cómo prohibir el deporte
que antaño dio tantas satisfacciones a Chile? Basta recordar
las tres medallas olímpicas obtenidas en Melbourne el año
1956, o las gloriosas jornadas protagonizadas por Martín
Vargas o Antonio Garrido que mantenían pegados al televisor
a miles de espectadores en cada combate.
Para Burgos la medida se justifica por los daños físicos
que sufren los deportistas. Según contó a CTN: “Lo
que busca la práctica profesional del box es que haya sangre,
el knock out. Incluso hay casos de personas que terminan muy mal
desde el punto de vista de sus capacidades motoras”.
Al otro lado del ring, el argumento es muy distinto. Ahí
se encuentra, entre otros el ex boxeador y actual alcalde de Independencia,
Antonio Garrido, del Partido Renovación Nacional. Él
sostiene que los congresistas del litigio son “poco hombres,
que parecen maricas y que debería dar e inventar trabajo
en vez de quitarlo. Encuentro que son unos atorrantes, malacatosos
y que no deben meterse en cosa que no son de ellos, porque este
es un deporte para hombres”.
El objeto de la pugna
La práctica del boxeo profesional causaría una
serie de daños que a futuro podrían provocar graves
consecuencias, puesto que las peleas sólo cuentan con protección
genital y bucal, al contrario de lo que ocurre con el boxeo amateur,
que permite la utilización de protectores de cabeza y guantes
adecuados. El boxeo aficionado es constantemente regularizado
y su reglamentación vela ante todo por la seguridad del
deportista. Permite, al borde del ring, la presencia de un médico
con la facultad de detener un match si existen diferencias físicas;
aún cuando no esté lesionado unos de los contrincantes.
El solo hecho de que uno sea superior al otro ya da motivos para
detener un combate.
Es por eso que la iniciativa de los diputados incluye sólo
la prohibición del ejercicio profesional, y sugiere que
el pugilismo sea únicamente practicado a nivel aficionado
en clubes deportivos registrados ante el Instituto Nacional del
Deporte y el Comité Olímpico de Chile. Aquéllos
que organicen, financien, asesoren y lucren con esta práctica
deportiva serán sancionados con penas de presidio menor
y/o multas que van entre 290.887 y un poco más de 14 millones
de pesos.
Para el médico kinesiólogo Eduardo Ramírez,
los diputados tendrían la razón al querer prohibir
el pugilismo, pues, como relató a CTN: “Al no haber
estos sistemas de protección, además de la contusión
se forma una concusión, que es el remesón que se
produce en la masa encefálica y que va generando inflamaciones.
Puede que no tenga compromisos de conciencia, pero lo que va produciendo
una inflamación al ir sumándose en el tiempo es
que van provocando verdaderas cicatrices en el tejido nervioso
central”.
La opinión de la federación nacional.
El representante del máximo organismo del boxeo de Chile,
Pedro Montiel, no cree en las razones de salud utilizadas para
eliminar el profesionalismo de este ejercicio. En su opinión,
y según contó a nuestra revista, se trata de: “Un
deporte de contacto como tantos otros, entre ellos el fútbol,
el rugby, el baloncesto, etc”.
El ídolo de otros tiempos, Martín Vargas, quien
actualmente se desempeña como entrenador dentro de la misma
federación, alega que las acusaciones de violencia a las
que se vio sometido el box son “ridículas”.
Para él ni siquiera es válido el argumento de la
muerte de David Ellis en 1991, pues “eso fue una negligencia
de la doctora Viviana Bustos”, quien no debió dejarlo
pelear.
Vargas confiesa que “el boxeo a nivel profesional no existe
en este país” y culpa, en gran parte, a “los
malos fallos de los jurados y los malos árbitros”,
evidencia clara de la deficiencia monetaria en que esta sumida
la institución.
Al margen de las razones esgrimidas por cada lado, el proyecto
de ley presentado hace algunos meses y que actualmente se encuentra
en la Comisión de Educación, Deporte y Recreación
de la Cámara de Diputados, tiene pocas posibilidades de
ser aprobado según confesó a CTN el mismísimo
gestor de la iniciativa, Jorge Burgos: “No hay votos para
aprobarlo, incluso ya me olvidé, ya ni siquiera sigo pidiendo
que lo pongan en tabla porque no tiene ningún destino.
Pero habrá algún momento en la vida que en esta
sociedad pueda preocuparse de esto. Hoy día es más
vendedor preocuparse del maltrato de los animales”, señaló
el parlamentario demócrata cristiano.
Abolición o no, la verdad es que el boxeo es un deporte
violento, pero quizás todos podrían quedar contentos
si se realizara una reglamentación y fiscalización
más drástica. A pesar de la rudeza con que se miden
los oponentes, no hay que negar que el golpe a golpe es un deporte
que mueve y apasiona a muchas personas y que seguramente se seguirá
practicando a pesar de las restricciones.
Esos gloriosos tiempos
Si bien es cierto que la prohibición
del boxeo profesional no prosperará, es innegable
que el box está pasando por una época no muy
exitosa. Chile carece de figuras destacadas que lo representen
de manera sobresaliente en el extranjero. Se añoran
los tiempos donde este deporte movía multitudes y
hacía trasnochar a familias enteras.
Al respecto, muchos coinciden en que son
los dirigentes los que han hecho decaer a este deporte.
La mala administración traducida en un escaso apoyo
a los deportistas le ha provocado al pugilismo un knock
out mucho más silencioso que la propia estrategia
legal. Así lo señala para CTN Luis Figueroa,
ex boxeador y actual entrenador del club de boxeo de Independencia:
“Los dirigentes eran los que se llevaban la mayor
parte del dinero y para poder uno competir de buena forma
a nivel profesional, tiene que ser apoyado en la parte económica,
vestimenta, vitaminas y eso, uno no lo recibía nunca,
entonces uno no puede rendir como debiera ser. Entonces
es difícil que Chile fuera a representarnos a fuera
de buena manera”.
El campeón Garrido, como le gritan
en la calle, coincide en esta apreciación: ”Al
boxeo lo mataron entre los empresarios y los dirigentes.
(…) Además los dirigentes en vez de luchar
por el boxeador, lucha por el empresario, entonces siempre
jode el boxeador.”
Incluso en la misma Federación reconocen
que el deporte profesional está en decadencia. Aunque
para ellos el problema radica en la falta de auspicios,
pues no es suficiente el respaldo gubernamental otorgado
a la institución.
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