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ENTREVISTA

Porno star chilena se enrola en el Partido Radical Social Demócrata
“Era el único partido que me iba a aceptar.”

Nació un 11 de junio. Sus padres la bautizaron como Maritza y ella se apodó artísticamente como “Reichell”: ambas son una misma persona, las dos mitades de géminis.

Con 28 años, su carrera como actriz de cine pornográfico está consolidada en una sociedad tan adversa como la chilena, que no tolera de buena manera a las personas que escogen abiertamente el camino del sexo.

Por Evelyn Campos Acosta y Andrea Sánchez Riadi.


Nadie la conoce por su verdadero nombre: Maritza Gáez Arismendi. Es delgada y bajita, sin embargo su insurrecto pelo teñido de rubio acapara toda la atención, y atrapa. No conoce la timidez característica de la gente de provincia. Muy por el contrario, es desinhibida y le gusta que la miren.

Su personalidad incendiaria hizo del exhibicionismo ante las cámaras su profesión y adoptó un nombre acorde con las luces. “Reichell” es la primera actriz porno chilena. Aunque su rebeldía no se agote conquistando fantasías sexuales, no es mujer que viva de sueños: se inscribió en el Partido Radical Social Demócrata (PRSD) y tiene como meta llegar al parlamento chileno en calidad de diputada.

Hoy, las plumas revisteriles no interfieren con su faceta política, más bien potencian sus ideales, saca sus garras. ¡Cuidado, ciudadanos, que Reichell ruge! Y tengan por seguro que no se trata de un capricho.

Con Tinta Negra (CTN) hace un recorrido por sus aspiraciones políticas, su carrera como estrella porno y su vida privada.

CTN: ¿Cómo te aproximaste al mundo de la política?
R: Siempre lo encontré muy sucio. Todos hablaban de hacer el bien por el pueblo, pero nunca ves soluciones a los problemas, la gente continúa con necesidades. Eso realmente te llena de angustia, por eso no me gustaba la política.
Yo incursioné después, me empezó a llamar la atención por Leonardo Barrera, mi ex pareja. Él estuvo muy enlazado con lo que es la política y el Partido Radical, y me comentaba todo lo que él había hecho en Puerto Montt, la ayuda social. Ahí me empezó a llamar un poquito más la atención el cuento este de la política.

CTN: ¿Por qué decidiste integrarte al PRSD?
R: Primero, porque el Partido Radical está por la libertad, la igualdad y por la no discriminación, entonces, era el único partido que me iba a aceptar. Difícilmente me hubiera visto en otro partido, porque me sentí muy identificada con los pensamientos radicales de lucha por el divorcio -una de las cosas con las que estoy de acuerdo-, otro tema que más me llega es el de la discriminación, cosa que yo también he experimentado en mi vida cotidiana, con mi familia y la sociedad.

CTN: ¿Cuándo vas a lanzar tu campaña?
R: Yo ya estoy en campaña. Uno está en campaña a diario, o sea, yo salgo en la tele y apenas puedo decir algo de mis pensamientos, de lo que yo quiero y de lo que me gustaría que cambiara, lo hago.

CTN: ¿Qué es lo que gustaría cambiar?
R: Una de las cosas que me incomodan muchísimo es la poca libertad de expresión que hay en este país. Nosotros somos libres de poder decidir lo que queremos, como por ejemplo la píldora del día después. Hubo un tiempo en que estuvo en boga, y de repente murió. Y por lo que tengo entendido, la píldora no está en todos los lugares para que puedas exigirla en todo centro médico. Si yo la necesito, yo la exijo. Así debería ser. No me gusta que se intente imponer normas sobre lo que otros adultos quieren hacer.

CTN: ¿Entonces, estarías de acuerdo con una ley de aborto?
R: Sí, lo he pensado muchísimo. En Estados Unidos, uno de los estados –que no me acuerdo exactamente cual- permite el aborto incluso hasta los nueve meses. Yo encuentro que eso es muy fuerte, es poco humano. Pero, creo que tienen que haber sus límites. Yo considero que un tiempo límite puede ser de dos o tres meses de embarazo para hacerse el aborto. Porque muchas veces, ese niño va a parar a un hogar de menores, no va a estar rodeado de cariño, de familia, eso lo encuentro atroz. Lo otro es, ¡Pucha, que vaina! que sea adoptado siendo guagüita y que finalmente el padre abuse de ese niño, a sabiendas que no es su padre verdadero. Ante eso, es preferible que no sucedan esas cosas. Más por el daño psicológico de los niños, y de las madres que tienen hijos no deseados. En ese sentido, las autoridades están siendo un poco egoístas.

CTN: ¿Es cierto que tu manager, Gustavo Pradenas, está contactándose con Ilona Staller, la “Cicciolina”?
R: No sé si eso fue verdad o no. Yo creo que hay que ser transparente y honesta y no decir cosas para acaparar la atención mediática. Nunca vi un papel ni un correo que confirmara que se haya comunicado con ella. Yo descarto eso completamente. Es más, ya no tengo manager. No trabajo más con él, porque me carga la gente mentirosa.
No he roto contrato, pero sí pienso hacerlo. Han habido cosas incorrectas de su parte, me prometió cosas que no se han cumplido: tener un coreógrafo, vestuario, trabajo constante, salir de gira apoyando a concejales y alcaldes en regiones y sólo fui a Tal Tal, Antofagasta y Temuco, nada más que eso. No cumplió con el contrato y creo que eso no está bien, considero que no es una persona muy de confiar.
Yo hablé equivocadamente en un medio y dije que se estaba en comunicaciones con ella. Y fui tonta, porque de no verlo, ni siquiera tuve que haberlo mencionado.

CTN: ¿Al ser diputada, dejarías de lado tu carrera como actriz porno?
R: Yo creo que no. A mi me gusta lo que yo hago. Y pienso que, primero, uno tiene que ser feliz con lo que hace, con lo que uno le nace de adentro. Siempre he dicho que las actrices, los músicos y cantantes tienen algo que mostrar, algo que dejar fluir arriba de un escenario. Cuando tienes penas o alegrías, puedes expresárselas a la gente. Siempre tienes algo que mostrar, tu parte humana.

El teléfono suena, pide excusas y atiende esa llamada impostergable. Pasamos a otra sala del departamento que arrienda su productora en la Avenida Vicuña Mackena. No hay más que un sofá, dos sillas, un cenicero y vestigios de fiesta en la alfombra.

“¿A quién no le gusta ser deseada?”

CTN: ¿Cómo te interesaste por la actuación porno?
R: El interés lo tenía de “pendeja”. Todos hemos visto revistas o películas porno antes de los 18 años. Yo vi una revista cuando era muy chica y tu ves a estos personajes, a estas mujeres, y quieres llegar a imitarlas. Quieres ser espectacular, el centro de atracción. ¿A quién no le gusta ser deseada? Además, quise ser parte de la historia de este país, hacer un cambio en la mentalidad de la gente, dejar de lado el “cartuchismo” y sacarnos las caretas.

CTN: ¿Qué le dirías a esas personas que piensan que ser actriz porno es lo mismo que ser prostituta?
R: Hay una diferencia enorme, si fuera prostituta tendría que estar en la calle trabajando, tener un contacto telefónico para coger con un tipo. No es así, aquí hay un staff de gente que trabaja, algo súper profesional, aún así con los pocos recursos que tenemos, se hace lo mejor que se puede. Además, lo mío lo veo desde un punto de vista artístico. Mostramos nuestro cuerpo y demostramos toda nuestra sensualidad, calentura, erotismo y los proyectamos para satisfacer y beneficiar a muchas parejas. Yo lo veo más como una terapia. Para mí el sexo es una terapia, una forma desestresante, y mucha gente lo cree así. ¡El buen sexo te cambia la vida! Y mostrando buen sexo a través del lente, le cambiamos la vida a mucha gente. Ja, ja, ja, ja(...)

CTN: ¿Tu logras separar bien el sexo de la afectividad?
R: De todas maneras. El sexo es un complemento del cariño y del amor, pero también se puede compartir con otra persona sólo lo carnal, sin tener un lazo afectivo. Eso lo separo muy bien. Por un lado mis sentimientos, por otro lado, la sexualidad. O sea, yo no me enamoraría de un actor porno por tener relaciones con él, pa’ ná.

CTN: ¿Los orgasmos de las películas porno son reales?
R: Hay muchos que mienten y que dicen que hay orgasmos verdaderos. Pero quien puede saber si son verdaderos o no, más que la actriz y el actor. Tiene que haber mucha piel, además. Como actor porno debes tener relaciones rápidamente, no hay tiempo para conocerse mejor.

CTN: ¿Usas condones en las películas que haces?
R: En las primeras películas, no, porque éramos todos amigos. Cuando empezó a llegar gente nueva, comenzamos a usarlo, porque se hizo necesario por cuidados sanitarios, primero por el sida, después por las enfermedades venéreas. Además, no creo que el uso de preservativos afecte la industria de películas porno, aunque se pierda un poco de naturalidad, pues lo que importa es el sexo explícito.

CTN: ¿Qué opinas de la nueva moda, de hacer películas pornográficas que son más bien una secuencia de escenas de sexo, sin argumento?
R: El público está dividido. Hay gente que le gusta y que reclama que las películas americanas no tengan argumento. Pero hay mucha gente que le gusta eso. Si yo quiero ver una película porno, adelanto las partes del argumento. Yo prefiero el sexo. En “La Fantasía de Reichell” que produje con un amigo, la hice con puro sexo.
A mi me gustaría hacer una de esas películas eróticas, que hay, con verdaderos actores y actrices, pero porno. Eso sería fenomenal. ¡Antes de llegar al sexo mismo, algunos ya estarían acabando! (ríe).

“Me gustaría que también pudiéramos pedir platas al gobierno”

CTN ofrece un cigarrillo Viceroy Light, que Reichell acepta con gusto. Tuvimos que compartir un mismo cenicero entre tres, lo que inevitablemente nos acercó físicamente a ella y a las intimidades de su vida personal.

CTN: ¿A qué edad perdiste tu virginidad?
R: Yo tenía como 11 años, era muy lolita. No me gusta mucho contar esa parte, pero yo creo que de muy chiquita vi muchas cosas que me incentivaron el morbo. Creo que eso me incitó a tener relaciones a tan temprana edad. De tanto que me prohibían, quería saber como era, porque en mi familia no se podía ver un poto… Es gente campesina con una mentalidad súper cerrada, te coartan la libertad de vivir a tu modo y las consecuencias las pagas tú, al final.
Mi primera relación sexual no fue traumante. Fue lo más exquisito que hay. Que yo recuerde, tampoco fue mi primer amor, pero esa es una tontera, parte del mito.

CTN: ¿Encuentras a los hombres chilenos malos amantes?
R: Mira, son flojos. Al principio, todo va bien, son muy fogosos y ardientes. Pero después de un tiempo, hay que andar buscándolos, que el hombre solamente está abajo y no arriba, que después ya no te pescan, que después ya no te besan ni te tocan, y una tiene que acariciarlos y hacer todo.

CTN: ¿Cómo han sido las relaciones con tus pololos?
R: Ni buena, ni mala. Como el normal y común de la gente. No ha llegado el hombre de mi vida que me zapatee las hormonas, que yo diga ¡Wuao! ¡Este es un hombre inolvidable! Aparte que las mujeres somos muy de sentimientos, muy de corazón, entonces te fijas en las dos cosas y las pones en la balanza. Yo quiero para mí que sea estupendo en la cama y también que sea estupendo como hombre, como pareja, una persona que sea tierna y preocupada. Eso hace que una sea mejor mujer, también. Muchas mujeres empiezan a despreocuparse del marido, porque ellos se vuelven desatentos.

CTN: ¿Eres más crítica con los hombres, por vivir fantasías sexuales a través de tus películas?
R: Fíjate que no. No, pa’ ná. Yo puedo ser actriz porno y todo, pero a lo mejor, para otros no soy tremenda en la cama ni muy sabihonda en términos sexuales. Yo me considero como el promedio de las mujeres. Para mí, las mujeres somos muy calientes, nos gusta mucho el sexo.
Una mujer que se las sepa todas, da susto. Los hombres que se me acercan dicen que si esta mina es actriz porno, (susurra) tiene que ser seca pa’ la cama. Ellos se hacen una expectativa muy alta, y a veces te quedas chica. Es decir, no es que te quedes chica, sino que como el normal de la gente. No eres ni mejor ni peor que nadie.

CTN: ¿Eso te ha pasado muchas veces?
R: Ahora, no he incursionado mucho en lo que es el sexo. No salgo mucho, los fines de semana estoy en la casa, así que no tengo oportunidades de conocer a nadie. Al final, tu misma te aíslas porque tienes que ser una súper mujer. Con la mentalidad que tiene la gente, sobre todo los hombres, aunque se acerquen a tu mesa y te hablen, piensan que eres fácil, maraca o prostituta, por el sólo hecho de ser actriz porno. Son prejuicios errados que hacen que uno se recluya. Pones una barrera que te separa de los amigos e incluso de otras mujeres. Me da lata que hasta los amigos más cercanos piensen, por ejemplo, que soy lesbiana. Porque me lo han dicho. Y en realidad duele.
Pero uno se acostumbra a estar sola. Uno se preocupa más por la familia, por los hijos. Yo tengo una hija de ocho años, que vive con los abuelos en Frutillar. Ahora, lo que más me inquieta es ella, mi padre, y mi madre. No vengo de una familia con muchos recursos y el accidente vascular encefálico que tuvo mi papá, forjó un cambio en mí. Pasé por mucho dolor, mucha impotencia y rabia, por no lograr las aspiraciones que él tenía conmigo. Me preocupa mi hija que está lejos, poder darle un bienestar a ella y a mis padres.

CTN: ¿Tu hija no tiene problemas con tu trabajo?
R: Lo único que a ella le interesa es la mamá. Para mí, hoy en día, los niños no son tontos. Ellos se dan cuenta. De hecho, cuando tenía cinco o seis años, ella me vio en Chilevisión, dentro de un jacuzzi con otras personas. Después me preguntó si yo trabajaba en la tele y si lo que hacía era mostrar el poto. Yo respondí que sí, pero que lo hacía por ella (ríe).

CTN: ¿Pero le has mentido alguna vez, respecto de tu profesión?
R: No le he mentido, he omitido algunas cosas que le diré más adelante. Ella ha visto afiches donde salgo con ropa interior y no se escandaliza. Yo me pongo en su lugar, y si mi mamá fuera una vedette o en el peor de los casos, prostituta, seguiría siendo mi madre, y me sentiría igualmente orgullosa de ella por tratar de salir adelante y ayudar a sus hijos. Yo no podría decir que mi madre me da asco, por eso. Todos somos pecadores y no sabemos en qué podemos terminar el día de mañana.

CTN: ¿Sigues actuando?
R: Sí. Si pudiera, lo haría en mejores condiciones: me gustaría tener mis tetas de silicona, arreglarme la “guatita”, quedar “tiqui-taca” y poder actuar. Aunque si recibiera una buena oferta de una productora extranjera, lo haría igual, pero no con muchas ganas porque estoy disconforme con mi propio cuerpo. Ya han pasado cuatro años desde que se inició en Chile la industria de las películas porno, y creo que ya es tiempo de subirle el nivel técnico y actoral. Me gustaría que nosotros también pudiéramos pedir platas al gobierno, pero nos dejan de lado.

Aunque Reichell no esté del todo conforme con su cuerpo, se presentará el próximo 23 de octubre en el teatro Lido, formando parte de una revista al más puro estilo del Bim Bam Bum. Probablemente, ésta sea una oportunidad para que, una vez más, el mundo de la política y del espectáculo se fusionen.

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