Porno star chilena se enrola en el Partido Radical
Social Demócrata
“Era el único
partido que me iba a aceptar.”
Nadie la conoce por su verdadero nombre: Maritza Gáez
Arismendi. Es delgada y bajita, sin embargo su insurrecto pelo
teñido de rubio acapara toda la atención, y atrapa.
No conoce la timidez característica de la gente de provincia.
Muy por el contrario, es desinhibida y le gusta que la miren.
Su personalidad incendiaria hizo del exhibicionismo ante las
cámaras su profesión y adoptó un nombre acorde
con las luces. “Reichell” es la primera actriz porno
chilena. Aunque su rebeldía no se agote conquistando fantasías
sexuales, no es mujer que viva de sueños: se inscribió
en el Partido Radical Social Demócrata (PRSD) y tiene como
meta llegar al parlamento chileno en calidad de diputada.
Hoy, las plumas revisteriles no interfieren con su faceta política,
más bien potencian sus ideales, saca sus garras. ¡Cuidado,
ciudadanos, que Reichell ruge! Y tengan por seguro que no se trata
de un capricho.
Con Tinta Negra (CTN) hace un recorrido por sus aspiraciones
políticas, su carrera como estrella porno y su vida privada.
CTN: ¿Cómo te aproximaste al mundo de la
política?
R: Siempre lo encontré muy sucio. Todos
hablaban de hacer el bien por el pueblo, pero nunca ves soluciones
a los problemas, la gente continúa con necesidades. Eso
realmente te llena de angustia, por eso no me gustaba la política.
Yo incursioné después, me empezó a llamar
la atención por Leonardo Barrera, mi ex pareja. Él
estuvo muy enlazado con lo que es la política y el Partido
Radical, y me comentaba todo lo que él había hecho
en Puerto Montt, la ayuda social. Ahí me empezó
a llamar un poquito más la atención el cuento este
de la política.
CTN: ¿Por qué decidiste integrarte al PRSD?
R: Primero, porque el Partido Radical está
por la libertad, la igualdad y por la no discriminación,
entonces, era el único partido que me iba a aceptar. Difícilmente
me hubiera visto en otro partido, porque me sentí muy identificada
con los pensamientos radicales de lucha por el divorcio -una de
las cosas con las que estoy de acuerdo-, otro tema que más
me llega es el de la discriminación, cosa que yo también
he experimentado en mi vida cotidiana, con mi familia y la sociedad.
CTN: ¿Cuándo vas a lanzar tu campaña?
R: Yo ya estoy en campaña. Uno está
en campaña a diario, o sea, yo salgo en la tele y apenas
puedo decir algo de mis pensamientos, de lo que yo quiero y de
lo que me gustaría que cambiara, lo hago.
CTN: ¿Qué es lo que gustaría cambiar?
R: Una de las cosas que me incomodan muchísimo
es la poca libertad de expresión que hay en este país.
Nosotros somos libres de poder decidir lo que queremos, como por
ejemplo la píldora del día después. Hubo
un tiempo en que estuvo en boga, y de repente murió. Y
por lo que tengo entendido, la píldora no está en
todos los lugares para que puedas exigirla en todo centro médico.
Si yo la necesito, yo la exijo. Así debería ser.
No me gusta que se intente imponer normas sobre lo que otros adultos
quieren hacer.
CTN: ¿Entonces, estarías de acuerdo con
una ley de aborto?
R: Sí, lo he pensado muchísimo.
En Estados Unidos, uno de los estados –que no me acuerdo
exactamente cual- permite el aborto incluso hasta los nueve meses.
Yo encuentro que eso es muy fuerte, es poco humano. Pero, creo
que tienen que haber sus límites. Yo considero que un tiempo
límite puede ser de dos o tres meses de embarazo para hacerse
el aborto. Porque muchas veces, ese niño va a parar a un
hogar de menores, no va a estar rodeado de cariño, de familia,
eso lo encuentro atroz. Lo otro es, ¡Pucha, que vaina! que
sea adoptado siendo guagüita y que finalmente el padre abuse
de ese niño, a sabiendas que no es su padre verdadero.
Ante eso, es preferible que no sucedan esas cosas. Más
por el daño psicológico de los niños, y de
las madres que tienen hijos no deseados. En ese sentido, las autoridades
están siendo un poco egoístas.
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CTN: ¿Es cierto que tu manager, Gustavo Pradenas,
está contactándose con Ilona Staller, la “Cicciolina”?
R: No sé si eso fue verdad o no. Yo creo
que hay que ser transparente y honesta y no decir cosas para acaparar
la atención mediática. Nunca vi un papel ni un correo
que confirmara que se haya comunicado con ella. Yo descarto eso
completamente. Es más, ya no tengo manager. No trabajo
más con él, porque me carga la gente mentirosa.
No he roto contrato, pero sí pienso hacerlo. Han habido
cosas incorrectas de su parte, me prometió cosas que no
se han cumplido: tener un coreógrafo, vestuario, trabajo
constante, salir de gira apoyando a concejales y alcaldes en regiones
y sólo fui a Tal Tal, Antofagasta y Temuco, nada más
que eso. No cumplió con el contrato y creo que eso no está
bien, considero que no es una persona muy de confiar.
Yo hablé equivocadamente en un medio y dije que se estaba
en comunicaciones con ella. Y fui tonta, porque de no verlo, ni
siquiera tuve que haberlo mencionado.
CTN: ¿Al ser diputada, dejarías de lado
tu carrera como actriz porno?
R: Yo creo que no. A mi me gusta lo que yo hago.
Y pienso que, primero, uno tiene que ser feliz con lo que hace,
con lo que uno le nace de adentro. Siempre he dicho que las actrices,
los músicos y cantantes tienen algo que mostrar, algo que
dejar fluir arriba de un escenario. Cuando tienes penas o alegrías,
puedes expresárselas a la gente. Siempre tienes algo que
mostrar, tu parte humana.
El teléfono suena, pide excusas y atiende esa llamada
impostergable. Pasamos a otra sala del departamento que arrienda
su productora en la Avenida Vicuña Mackena. No hay más
que un sofá, dos sillas, un cenicero y vestigios de fiesta
en la alfombra.
“¿A quién no le gusta ser deseada?”
CTN: ¿Cómo te interesaste por la actuación
porno?
R: El interés lo tenía de “pendeja”.
Todos hemos visto revistas o películas porno antes de los
18 años. Yo vi una revista cuando era muy chica y tu ves
a estos personajes, a estas mujeres, y quieres llegar a imitarlas.
Quieres ser espectacular, el centro de atracción. ¿A
quién no le gusta ser deseada? Además, quise ser
parte de la historia de este país, hacer un cambio en la
mentalidad de la gente, dejar de lado el “cartuchismo”
y sacarnos las caretas.
CTN: ¿Qué le dirías a esas personas
que piensan que ser actriz porno es lo mismo que ser prostituta?
R: Hay una diferencia enorme, si fuera prostituta
tendría que estar en la calle trabajando, tener un contacto
telefónico para coger con un tipo. No es así, aquí
hay un staff de gente que trabaja, algo súper profesional,
aún así con los pocos recursos que tenemos, se hace
lo mejor que se puede. Además, lo mío lo veo desde
un punto de vista artístico. Mostramos nuestro cuerpo y
demostramos toda nuestra sensualidad, calentura, erotismo y los
proyectamos para satisfacer y beneficiar a muchas parejas. Yo
lo veo más como una terapia. Para mí el sexo es
una terapia, una forma desestresante, y mucha gente lo cree así.
¡El buen sexo te cambia la vida! Y mostrando buen sexo a
través del lente, le cambiamos la vida a mucha gente. Ja,
ja, ja, ja(...)
CTN: ¿Tu logras separar bien el sexo de la afectividad?
R: De todas maneras. El sexo es un complemento
del cariño y del amor, pero también se puede compartir
con otra persona sólo lo carnal, sin tener un lazo afectivo.
Eso lo separo muy bien. Por un lado mis sentimientos, por otro
lado, la sexualidad. O sea, yo no me enamoraría de un actor
porno por tener relaciones con él, pa’ ná.
CTN: ¿Los orgasmos de las películas porno
son reales?
R: Hay muchos que mienten y que dicen que hay
orgasmos verdaderos. Pero quien puede saber si son verdaderos
o no, más que la actriz y el actor. Tiene que haber mucha
piel, además. Como actor porno debes tener relaciones rápidamente,
no hay tiempo para conocerse mejor.
CTN: ¿Usas condones en las películas que
haces?
R: En las primeras películas, no, porque
éramos todos amigos. Cuando empezó a llegar gente
nueva, comenzamos a usarlo, porque se hizo necesario por cuidados
sanitarios, primero por el sida, después por las enfermedades
venéreas. Además, no creo que el uso de preservativos
afecte la industria de películas porno, aunque se pierda
un poco de naturalidad, pues lo que importa es el sexo explícito.
CTN: ¿Qué opinas de la nueva moda, de hacer
películas pornográficas que son más bien
una secuencia de escenas de sexo, sin argumento?
R: El público está dividido. Hay
gente que le gusta y que reclama que las películas americanas
no tengan argumento. Pero hay mucha gente que le gusta eso. Si
yo quiero ver una película porno, adelanto las partes del
argumento. Yo prefiero el sexo. En “La Fantasía de
Reichell” que produje con un amigo, la hice con puro sexo.
A mi me gustaría hacer una de esas películas eróticas,
que hay, con verdaderos actores y actrices, pero porno. Eso sería
fenomenal. ¡Antes de llegar al sexo mismo, algunos ya estarían
acabando! (ríe).
“Me gustaría que también pudiéramos
pedir platas al gobierno”
CTN ofrece un cigarrillo Viceroy Light, que Reichell acepta con
gusto. Tuvimos que compartir un mismo cenicero entre tres, lo
que inevitablemente nos acercó físicamente a ella
y a las intimidades de su vida personal.
CTN: ¿A qué edad perdiste tu virginidad?
R: Yo tenía como 11 años, era muy
lolita. No me gusta mucho contar esa parte, pero yo creo que de
muy chiquita vi muchas cosas que me incentivaron el morbo. Creo
que eso me incitó a tener relaciones a tan temprana edad.
De tanto que me prohibían, quería saber como era,
porque en mi familia no se podía ver un poto… Es
gente campesina con una mentalidad súper cerrada, te coartan
la libertad de vivir a tu modo y las consecuencias las pagas tú,
al final.
Mi primera relación sexual no fue traumante. Fue lo más
exquisito que hay. Que yo recuerde, tampoco fue mi primer amor,
pero esa es una tontera, parte del mito.
CTN: ¿Encuentras a los hombres chilenos malos
amantes?
R: Mira, son flojos. Al principio, todo va bien,
son muy fogosos y ardientes. Pero después de un tiempo,
hay que andar buscándolos, que el hombre solamente está
abajo y no arriba, que después ya no te pescan, que después
ya no te besan ni te tocan, y una tiene que acariciarlos y hacer
todo.
CTN: ¿Cómo han sido las relaciones con
tus pololos?
R: Ni buena, ni mala. Como el normal y común
de la gente. No ha llegado el hombre de mi vida que me zapatee
las hormonas, que yo diga ¡Wuao! ¡Este es un hombre
inolvidable! Aparte que las mujeres somos muy de sentimientos,
muy de corazón, entonces te fijas en las dos cosas y las
pones en la balanza. Yo quiero para mí que sea estupendo
en la cama y también que sea estupendo como hombre, como
pareja, una persona que sea tierna y preocupada. Eso hace que
una sea mejor mujer, también. Muchas mujeres empiezan a
despreocuparse del marido, porque ellos se vuelven desatentos.
CTN: ¿Eres más crítica con los hombres,
por vivir fantasías sexuales a través de tus películas?
R: Fíjate que no. No, pa’ ná.
Yo puedo ser actriz porno y todo, pero a lo mejor, para otros
no soy tremenda en la cama ni muy sabihonda en términos
sexuales. Yo me considero como el promedio de las mujeres. Para
mí, las mujeres somos muy calientes, nos gusta mucho el
sexo.
Una mujer que se las sepa todas, da susto. Los hombres que se
me acercan dicen que si esta mina es actriz porno, (susurra) tiene
que ser seca pa’ la cama. Ellos se hacen una expectativa
muy alta, y a veces te quedas chica. Es decir, no es que te quedes
chica, sino que como el normal de la gente. No eres ni mejor ni
peor que nadie.
CTN: ¿Eso te ha pasado muchas veces?
R: Ahora, no he incursionado mucho en lo que
es el sexo. No salgo mucho, los fines de semana estoy en la casa,
así que no tengo oportunidades de conocer a nadie. Al final,
tu misma te aíslas porque tienes que ser una súper
mujer. Con la mentalidad que tiene la gente, sobre todo los hombres,
aunque se acerquen a tu mesa y te hablen, piensan que eres fácil,
maraca o prostituta, por el sólo hecho de ser actriz porno.
Son prejuicios errados que hacen que uno se recluya. Pones una
barrera que te separa de los amigos e incluso de otras mujeres.
Me da lata que hasta los amigos más cercanos piensen, por
ejemplo, que soy lesbiana. Porque me lo han dicho. Y en realidad
duele.
Pero uno se acostumbra a estar sola. Uno se preocupa más
por la familia, por los hijos. Yo tengo una hija de ocho años,
que vive con los abuelos en Frutillar. Ahora, lo que más
me inquieta es ella, mi padre, y mi madre. No vengo de una familia
con muchos recursos y el accidente vascular encefálico
que tuvo mi papá, forjó un cambio en mí.
Pasé por mucho dolor, mucha impotencia y rabia, por no
lograr las aspiraciones que él tenía conmigo. Me
preocupa mi hija que está lejos, poder darle un bienestar
a ella y a mis padres.
CTN: ¿Tu hija no tiene problemas con tu trabajo?
R: Lo único que a ella le interesa es
la mamá. Para mí, hoy en día, los niños
no son tontos. Ellos se dan cuenta. De hecho, cuando tenía
cinco o seis años, ella me vio en Chilevisión, dentro
de un jacuzzi con otras personas. Después me preguntó
si yo trabajaba en la tele y si lo que hacía era mostrar
el poto. Yo respondí que sí, pero que lo hacía
por ella (ríe).
CTN: ¿Pero le has mentido alguna vez, respecto
de tu profesión?
R: No le he mentido, he omitido algunas cosas
que le diré más adelante. Ella ha visto afiches
donde salgo con ropa interior y no se escandaliza. Yo me pongo
en su lugar, y si mi mamá fuera una vedette o en el peor
de los casos, prostituta, seguiría siendo mi madre, y me
sentiría igualmente orgullosa de ella por tratar de salir
adelante y ayudar a sus hijos. Yo no podría decir que mi
madre me da asco, por eso. Todos somos pecadores y no sabemos
en qué podemos terminar el día de mañana.
CTN: ¿Sigues actuando?
R: Sí. Si pudiera, lo haría en
mejores condiciones: me gustaría tener mis tetas de silicona,
arreglarme la “guatita”, quedar “tiqui-taca”
y poder actuar. Aunque si recibiera una buena oferta de una productora
extranjera, lo haría igual, pero no con muchas ganas porque
estoy disconforme con mi propio cuerpo. Ya han pasado cuatro años
desde que se inició en Chile la industria de las películas
porno, y creo que ya es tiempo de subirle el nivel técnico
y actoral. Me gustaría que nosotros también pudiéramos
pedir platas al gobierno, pero nos dejan de lado.
Aunque Reichell no esté del todo conforme con su cuerpo,
se presentará el próximo 23 de octubre en el teatro
Lido, formando parte de una revista al más puro estilo
del Bim Bam Bum. Probablemente, ésta sea una oportunidad
para que, una vez más, el mundo de la política y
del espectáculo se fusionen.
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de Reichell
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