Miranda:
entre el glamour y el melodrama
Por Aldo Vidal
“Es
mentira” el disco debut de Miranda ha dado que hablar.
Primero, por su sorprendente sonido, mezcla de Petshop Boys,
Virus, Abba y Pimpinela. Segundo, por el desparpajo de sus
integrantes. “Somos muy producidos, y queríamos
más brillo en la música, basta de cervezas y
transpiración.” Por ultimo, por el enorme despliegue
escénico en sus conciertos, convirtiendo sus canciones
en verdaderas obras de teatro. “Sé que el grupo
en vivo es medio raro y que cuando vamos por primera vez a
un lugar la gente no sabe si lo que pasa arriba del escenario
es un chiste o es en serio.”
Con la bendición de Gustavo Ceratti, este grupo underground
de la movida porteña se ha convertido en fenómeno
de masas. Ellos se definen simplemente como “cuatro
churros y una diva dispuestos a provocar euforia.” Su
propuesta es sencilla, letras directas, cargadas de un dramatismo
propio de los culebrones. Sin recurrir a las metáforas,
exponen sentimientos extremos que rozan lo patético.
“Yo te diré”, “Bailarina” y
“Horóscopo” son un buen resumen de su
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álbum
“Es mentira” que consigue un sonido fresco, fusionando
funk, pop, y música electrónica. Eso sumado
al carisma de su vocalista Alejandro Sergí, quien emula
constantemente a Prince, ha convertido a Miranda en sinónimo
de fiesta y algarabía. Así han recorrido toda
Argentina, presentándose en grandes festivales como
Quilmes Rock, Buenos Aires Urban Electronic y Greamfields.
En Chile agotaron las 500 entradas que tenía el club
Pecado Capital en el que se presentaron hace unos meses.
Frente a las acusaciones de que es un grupo “pre-fabricado”
y poco auténtico, los chicos argumentan que a pesar
de su claro énfasis visual, son un grupo musical con
propuesta propia. Además, aseguran que los asistentes
a sus conciertos pueden dar fe de lo energético y “real”
del espectáculo. “Si sos auténtico, no
tenés por qué andar defendiéndote por
ahí. Los grupos que encarnan ese tipo de obsesión
terminan mordiéndose la cola porque todo se convierte
en algo falso. No hay por qué hacerte el simple, si
después terminan peleándose por la guita.”
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