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(Fuente:
La Tercera) |
Ricardo
Lagos en su último año de gobierno:
Luchando
contra el “síndrome del pato cojo”
El
presidente con más altos índices de popularidad
en la historia de Chile enfrenta el final de su mandato con
optimismo. La crisis económica que azotó a Chile
parece quedar atrás, y proyectos emblematicos empiezan
a concretarse.
Sin embargo, la elección presidencial amenaza con quitarle
protagonismo y, de paso, a buena parte de sus colaboradores.
Pero Lagos no está dispuesto a dejar el timón,
pensando incluso en un regreso para el 2010.
Por Sebastián Rivas Vargas
Una
pequeña frase en el noticiero de TVN provocó
el incendio político más grande de este año.
Interpelado sobre por quién votaría en las primarias
de la Concertación, Ricardo Lagos Escobar dejó
entrever que lo haría por la militante de su partido,
Michelle Bachelet. La otra candidata, Soledad Alvear, reaccionó
furiosa. También lo hizo la Democracia Cristiana, el
partido que la apoya. La crisis duró alrededor de una
semana, y todo porque Lagos hizo algo que no es ilegal: sugerir
por quién va a votar. El problema fue que, al ser tan
popular, saber a quién apoya puede marcar la diferencia
en una elección.
Ese hecho refleja el poder que ha adquirido el Presidente.
La última encuesta del Centro de Estudios de la Realidad
Contemporánea, CERC, indica que el 60% de los chilenos
aprueba su gestión. Aunque bajó dos puntos en
relación con diciembre de 2004, la cifra sigue siendo
de las más altas que ha tenido un mandatario en la
historia chilena.
Además, su popularidad se ha traspasado directamente
a su coalición: en las elecciones municipales de octubre
del año pasado, la Concertación superó
a la derecha por cerca de seis puntos porcentuales, y las
candidatas presidenciales Michelle Bachelet y Soledad Alvear
se impondrían – según las encuestas –
al abanderado de la oposición, Joaquín Lavín,
rozando incluso la mayoría absoluta.
El panorama aparece como completamente favorable para Lagos.
Con el precio del cobre llegando a cifras históricas
y las exportaciones aumentando a niveles vertiginosos, la
economía chilena consiguió por fin recuperarse
el 2004 después de seis años de recesión.
Para este año se espera un crecimiento de alrededor
del 6%, el más alto en casi una década.
Por si fuera poco, sus “proyectos estrella” han
visto por fin la luz. La ley de divorcio, la reforma procesal
penal, el Plan Auge y el Plan Transantiago de locomoción
colectiva entrarán en plena vigencia este año.
Todo esto acompañado de la inauguración de más
de 35 kilómetros de Metro y cuatro autopistas urbanas
en Santiago, que prometen revolucionar la capital.
Vientos a favor
Según el presidente del Colegio de Periodistas y académico
de la Universidad de Chile, Alejandro Guillier, esta bonanza
es producto de que el gobierno supo sortear los años
malos que le tocaron: “A Lagos se le fueron dos tercios
de su gobierno en administrar una crisis, aguantando el chaparrón.
El gran momento realizador para él comenzó recién
el año pasado, por lo tanto él va a tener que
aprovechar este año para dejar su impronta”.
Para Guillier, en este período ha habido grandes avances
en la apertura a los mercados internacionales y en aspectos
de infraestructura, pero sus resultados sólo se podrán
apreciar hacia los últimos meses: “Es un gobierno
que hizo hartas cosas, pero que va a sentirse su cosecha recién
al final. Yo creo que es normal que Lagos quiera sacarle mucha
punta a este último año, porque es la etapa
del lucimiento”.
La visión de Guillier es compartida por el senador
Jaime Naranjo (PS): “Yo creo que va a ocurrir un fenómeno
que no estaba en la historia política de nuestro país:
normalmente los gobiernos en Chile partían bien y terminaban
mal. Con este gobierno ha ocurrido todo lo contrario: partió
más o menos y va a terminar espectacular”.
El diputado Iván Moreira (UDI) sorprendentemente está
de acuerdo con lo planteado por ambos: “Los vientos
están a favor de la Concertación. Creo que el
Presidente Lagos logró estar por sobre su coalición,
y eso le permite gozar de un sólido liderazgo. En ningún
caso su capacidad de gobierno se va a mermar por las presidenciales”.
Moreira enfatiza que la gran fortaleza del mandatario es el
haberle puesto un sello personal a su gestión.
Tanto los miembros del gobierno como la oposición coinciden
en que Lagos está viviendo su mejor minuto desde que
arribó a La Moneda, dejando atrás episodios
como el caso MOP-GATE, en los que incluso se habló
de la posibilidad de que él renunciara ante la gravedad
de los hechos.
Peligros en el horizonte
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(Fuente:
La Tercera) |
Sin
embargo, Lagos no está tranquilo. Entre el ruido del
éxito se esconde un problema que afecta a los presidentes
en su último año: el llamado “síndrome
del pato cojo”. La expresión marca la pérdida
de poder que sufre un mandatario cuando no puede reelegirse
y debe contemplar cómo sus colaboradores buscan posicionarse
para futuros gobiernos o bien cómo los candidatos de
su propio sector lo critican para obtener más votos.
El presidente queda sólo como una figura decorativa,
sin apoyo y sin protagonismo.
Para
evitar este escenario, Lagos ha golpeado la mesa. En numerosas
entrevistas ha señalado que gobernará hasta
el último día de su mandato, y se ha mostrado
inflexible al exigir la renuncia de todos los miembros de
su equipo que deseen participar en alguno de los comandos
presidenciales o bien aventurarse en una campaña parlamentaria.
El
temor es que esto desemboque en un desmembramiento del gabinete.
Ya se marcharon ministros como el del Trabajo, Ricardo Solari,
quien asumió un rol clave en la campaña de Michelle
Bachelet, y subsecretarios como Clemente Pérez y María
Ariadna Hornkohl, quienes fueron en apoyo de Soledad Alvear.
Esto sumado a la elección de José Miguel Insulza
– ministro del Interior y pieza clave de la administración
Lagos – como nuevo secretario general de la Organización
de Estados Americanos, OEA, lo que provocará su salida
del cargo.
Guillier
cree que el Presidente se verá afectado por este éxodo
masivo de funcionarios de gobierno, pero que el impacto será
bajo: “El último año de Frei fue fatal,
porque ya nadie se preocupaba de él. Pero como Lagos
está terminando muy bien, puede haber mucha gente que
quiera acompañarlo hasta el final. Ahora, igual va
a sufrir el fenómeno del “pato cojo”, porque
las figuras claves empiezan a ser llamadas por los candidatos”.
Sin
embargo, Lagos confía en mantener el rumbo, aún
cuando deba hacer muchas modificaciones a su equipo. Como
señala Naranjo, “el Presidente está dedicado
cien por ciento a su tarea y no tengo ninguna duda de que
va a gobernar hasta el mismo diez de marzo del 2006, hasta
la última hora de la noche. No lo veo ni anímicamente
ni laboralmente afectado”.
¿Pensando
en el Bicentenario?
Otra
de las ideas que ronda es la supuesta intención de
Lagos de presentarse como candidato para el período
2010-2014. Una de sus obsesiones ha sido el Bicentenario de
Chile, y si resultara electo sería él quien
encabezaría aquella celebración.
Aunque el Presidente no ha dicho nada en público, ya
existen diversas conjeturas. Moreira, por ejemplo, señala
que “no me cabe la menor duda que Lagos se va a postular
el 2009”. Mientras tanto, Naranjo dice que “no
estoy en la cabeza del Presidente como para contestar eso”.
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(Fuente:
La Tercera) |
Pero,
al parecer, Lagos estaría lejos de querer retornar
a La Moneda. Según Guillier, los amigos del Presidente
comentan que él jamás ha expresado interés
sobre el tema. “Cuando se termina muy bien un gobierno,
con megaproyectos enormes, al volver difícilmente se
va a superar a sí mismo. Ya pasó a la historia,
entonces un segundo gobierno es puro riesgo”.
Para
el periodista, el anhelo del mandatario es pasar a la historia
como un hombre que transformó al país: “Lagos
es estadista a la antigua en eso: quiere dejar una impronta,
marcar un Chile de antes y de después”.
Lo
concreto es que quedan sólo diez meses de gobierno
y, como ningún otro mandatario en la historia chilena
reciente, Ricardo Lagos tiene en sus manos la fabulosa posibilidad
de cerrar su gobierno a toda máquina, realizando proyectos
y obteniendo el reconocimiento de todos los sectores a su
gestión. Así podrá cumplir
su sueño de pasar a la historia y salir en marzo del
próximo año con la frente en alto de La Moneda.
Sin sufrir el menor síntoma de cojera.
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