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(Fuente:
www.lanacion.cl) |
Acoso
sexual
Entre la denuncia y la cesantía
Muchas de las víctimas de acoso sexual, no lo
denuncian por miedo a perder el empleo.
Por Stephanie Cobo y Cecilia Vargas
Desde el 18 de marzo, el acoso sexual en el trabajo es
considerado un delito en Chile. Quedan atrás trece
años de tramitación de un proyecto de ley que
se debatió ampliamente en el Congreso Nacional, pero
no de la misma forma en la sociedad chilena.
El testimonio de una víctima de acoso sexual llegó
a oídos de CTN. Por expresa petición de la afectada,
su identidad se ha reservado y algunos de los nombres que
aquí aparecen han sido cambiados.
El
acoso sexual existe
07:00 am. “El despertador suena como un loco
desesperado. Es su quinto debut durante esta semana laboral,
pero esta vez su particular chillido me encontró despierta,
sin saber qué hacer. El insomnio comenzó a las
5 con 15 minutos, lo sé porque no es la primera vez
que me pasa, en el último tiempo”.
07:15 am. “Aún estoy sentada junto a mi reloj
sin saber qué hacer. No quiero ver a mi jefe otra vez.
Pero necesito trabajar”.
Una investigación realizada por el Centro de Estudios
de la Mujer (CEM) reveló que de un total de 1.200 trabajadoras
encuestadas, el 84% opina que en Chile existe el acoso sexual
en el trabajo; de ellas, el 36% declaró conocer casos
cercanos y un 20% reconoció haberlo sufrido en carne
propia. Pero, más allá de las cifras, la disyuntiva
psicológica y emocional que enfrenta una víctima
de acoso sexual aparece como un problema profundo. Sobre todo
si consideramos que en Chile y en América latina, en
general, se tienden a justificar conductas acosadoras señalando
que son parte del comportamiento cultural de estas sociedades.
Definir los límites entre lo que constituye acoso sexual
y lo que no, resulta complejo. El problema estriba en delimitar
la aparentemente frágil frontera entre acoso sexual
y el juego de la seducción presente en la mayoría
de las relaciones entre hombres y mujeres. La nueva Ley de
Acoso Sexual chilena (ver recuadro) define esta práctica
como el hecho de que “una persona realice en forma indebida,
por cualquier medio, requerimientos de carácter sexual,
no consentidos por quien los recibe y que amenacen o perjudiquen
su situación laboral o sus oportunidades de empleo”.
07:30 am. “Hace un mes que estoy trabajando en la oficina.
Soy secretaria. Don Rafael, mi jefe, es harto ´lanza´o´
el otro día me dijo al oído que yo tenía
buenas piernas y yo ni le respondí, no supe qué
hacer. Me incomoda, me sigue en los pasillos, me regala cosas.
Una vez me citó a una reunión, que se supone
iba a ser general y cuando llegué supe que la cosa
era sólo conmigo”.
Consecuencias
08:30
am. “No fui a trabajar. Tendré que inventar un
resfrío o un dolor de ´guata´ y me consigo
un certificado médico, por si acaso. Bueno, no sé,
ahí veo, de todos modos ya no fuí”.
08:45
am. ¡¿Y si me echan?!
Según
el estudio del CEM, un porcentaje importante (32,3%) de las
personas que son víctimas de acoso sexual, renuncia
a su empleo para terminar el conflicto y muchas trabajadoras(es)
recurren al ausentismo laboral como forma de bajar la tensión
que produce una situación de este tipo.
El
acoso sexual no sólo tiene efectos psicológicos
sino que también influye en los niveles de productividad
de una determinada empresa o del país entero. Según
cifras del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), la participación
laboral femenina en Chile alcanza el 37% del total y por ello
se eligió el Día Internacional de la Mujer (8
de marzo) para dar a conocer la noticia de la aprobación
de esta nueva ley.
Sin
embargo, las víctimas de acoso sexual no siempre son
mujeres. De las 25 denuncias que, según la Dirección
del Trabajo, se registraron durante el primer mes de vigencia
de la ley, una correspondía a un varón. Tanto
hombres como mujeres son vulnerables al acoso sexual y la
aceptación de esta conducta puede llevar a situaciones
extremas, como una violación, por ejemplo.
El delito de acosar
09:00 am. “Ya son las nueve, a esta hora debería
estar marcando tarjeta. ¿Habrán notado que ya
no llegué?. Tal vez me llamen pa´ preguntarme
por qué no fuí, mejor no contesto el teléfono”.
12:00 pm. “Ya me arrepentí. Debería haber
ido. Si igual la situación no es tan terrible. La Isabel
debe tener razón, seguro que yo estoy exagerando y
don Rafael es igual con todas. A lo mejor me estoy pasando
puros rollos. ¿Y si corto por lo sano, como me dijo
el Pedro, y me alargo la falda no más?. Por lo menos
así ya no me miraría tanto las piernas. No sé,
no sé”.
En el ambiente laboral chileno existe una tendencia a considerar
exageradas a las personas que dicen sufrir acoso sexual. La
presunción de inocencia, matizada también por
algo de machismo, opera sin restricciones en muchos lugares
de trabajo. Por otro lado, la cuestión de la provocación
es un debate frecuente en materia de igualdades de género.
Ivonne Fernández, psicóloga del Centro de Desarrollo
de la Mujer (Domos) declaró a CTN que “el tema
de la provocación es uno de los grandes mitos en abuso
sexual y violación. Se dice con frecuencia que las
mujeres somos susceptibles al acoso porque nos vestimos de
determinada forma o nos movemos de cierta manera”. Para
ejemplificar Fernández agrega que el “mito”
de la provocación es peligroso, como “lo acabamos
de ver en el juicio del 'cura Tato', donde se argumentó
-en defensa del ex sacerdote- que las niñitas lo 'seducían'.
Entonces, también podríamos decir que en países
caribeños deberían haber más violaciones
y acosos por el estilo de vestimenta de las mujeres. O sea,
está claro que ese criterio es incorrecto".
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Diputado
(RN) Maximiano Errázuriz. (Fuente:www.bcn.cl) |
Según
el diputado del partido Renovación Nacional (RN), Maximiano
Errázuriz, quien participó en la comisión
de creación del proyecto que dio lugar a la Ley de
Acoso Sexual, “existe una tendencia a considerar el
acoso como una práctica común, y por lo tanto,
aceptable en el ambiente laboral chileno. Por ello, la ley
dará más confianza al denunciante”.
La denuncia
15:30
pm. “Marqué insegura el número de la Dirección
del Trabajo. Estaba nerviosa, tenía miedo, no podía
perder esa ´pega´, no tenía nada más.
Pero no creo estar exagerando; el tipo me persigue y hasta
me ha hecho unas invitaciones “medias raras” que
obviamente no acepté. Y lo peor es que él es
el jefe, y si quiere me echa no más. Pero no tengo
por qué andar aguantando cuestiones, ¡ah!. No
contestan... ¿y si marco de nuevo?...”
El proceso de la denuncia es uno de los pasos más complicados.
El diputado Errázuriz señaló a CTN que
“las mujeres que denuncian corren el riesgo de ser señaladas
como provocadoras, responsables del asedio, o como personas
conflictivas, como les dicen (con una connotación negativa)
a aquellas personas que se atreven a defender sus derechos”.
La nueva ley
El Sernam ha realizado diversas campañas para difundir
los principales puntos de la Ley de Acoso Sexual, sin embargo,
no es claro hasta qué punto la gente está enterada
realmente de las implicancias que puede tener para sí
una disposición como ésta. La demora de trece
años que tuvo esta ley no fue suficiente para instalar
el debate público acerca del acoso sexual. Una pequeña
encuesta, realizada por CTN, lo demuestra. (Ver recuadro)
Según declaraciones de la ministra del Sernam, Cecilia
Pérez, la tardanza de la ley se debió a que
en Chile “operaron criterios culturales y prejuicios.
No compartimos una visión de lo urgente que era este
tema y de lo real que es el acoso sexual en nuestra sociedad.
Entonces, el acoso está como naturalizado, algo normal,
casi anecdótico, de la cual vale más vale hacer
tallas y bromas. Eso está marcado en la sociedad y
el Congreso no está exento de ese sesgo y de esa mirada”.
Para el diputado Errázuriz la cuestión es simple:
“el ejecutivo no le dio al proyecto la urgencia que
se merecía, y por eso demoró tanto tiempo”.
De cualquier modo, la ley existe en Chile, tarde, en comparación
con otros países como Argentina, que
cuenta con regulaciones y penalizaciones al acoso sexual desde
1993, o México que lo hace desde 1991. Pero, de igual
forma, es clave que el acoso sexual esté tipificado
como un delito que atenta contra la dignidad de las personas,
tal como lo considera la Organización Internacional
del Trabajo (OIT).
Si
bien la nueva legislación sobre asedio sexual en el
campo laboral no pondrá fin de golpe a la naturalizada
práctica, se espera que provoque con el pasar del tiempo
un cambio más bien cultural. Si las denuncias aumentan
es incluso probable que el potencial acosador
inhiba
sus actos ante la posibilidad de ser señalado públicamente,
dejando atrás una cuestión que sólo se
creía un problema puertas adentro.
¿En
qué consiste la Ley de Acoso Sexual? |
Una
situación de acoso sexual debe ser denunciada
al empleador, o en caso de que este sea el acusado,
a la Dirección del Trabajo respectiva. Cuando
se realiza una denuncia, el empleador tiene dos opciones,
la primera realizar una investigación interna
o dejarle los antecedentes a la Dirección del
Trabajo en un plazo no mayor a cinco días. La
investigación no puede durar más de 30
días. Después, la empresa tiene dos semanas
para tomar las medidas necesarias.
Indemnización: Si el acosador es el dueño
de la empresa, el empleado se puede autodespedir. Esto
significa que el empleado puede terminar el contrato
por "incumplimiento grave del empleador".
Además se le debe pagar a la persona afectada
las indemnizaciones correspondientes, que son las de
despidos injustificados, aumentadas hasta en un 80 por
ciento.
Sanciones: Se estipula al acoso sexual como una nueva
forma de despido grave. El(la) acosador(a) puede ser
despedido(a) sin indemnización. Las empresas
que no tomen en consideración esta nueva falta
están expuestas a multas. Las personas que realicen
denuncias falsas, se arriesgan a tener que compensar
económicamente al acusado y pagar las acciones
penales. |
Encuesta
: ¿Denunciaría usted una situación
de acoso sexual? |
-
Elba Contreras, 30 años (cocinera restaurant):
“No, me ha tocado vivirlo y me las he arreglado
solita. No aguanto y si no entienden a la primera, me
voy no más, busco 'pega' en otro lado”.
- René Miranda, 51 años, (profesor): “Claro
que lo denunciaría, estoy en todo mi derecho”.
- Karem Reyes, 29 años, (periodista): “No,
no lo denunciaría, porque sería puro trámite,
que 30 días, que la investigación, además
seguro que el jefe acosador tiene un buen abogado y uno
no”.
- Floriano Vargas, 33 años (analista de sistemas):
“No, si me conviene no hay pa´ qué
denunciarlo. Una vez me pasó y opté por
hacerme el tonto no más”.
-
Angélica Pino, 45 años (vendedora): “No,
ya me ha pasado y es bien incómodo, pero no creo
que se consiga mucho denunciando”.
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Sitios
relacionados:
Dirección
del Trabajo
Servicio Nacional de la Mujer (Sernam)
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