|
(Fuente:
www.frauenrechte.de) |
El
Vía Crucis de las Norteñas
La
plegaria solitaria de la Virgen de Guadalupe
Imagina
que vives en una ciudad que es inmediatamente vecina del país
más poderoso de la Tierra. Imagina que es la sexta
ciudad en importancia en el país. Imagina que tiene
un clima soleado casi todo el año. Imagina que eres
mujer. Si imaginaste esto último, lo más probable
es que ya estés muerta.
Por
Marcos Paredes
Ciudad Juárez se ubica al norte de México. Capital
del estado de Chihuahua, colinda inmediatamente con la ciudad
El Paso, en Texas. Sólo un puente separa a ambas. Debido
a su calidad de ciudad fronteriza con los Estados Unidos siempre
se ha caracterizado por un ambiente de cierta turbiedad. El
necesario para que muchos estadounidenses vengan a hacer a
Ciudad Juárez lo que en Texas no se debe. Pero desde
1993 una serie de crímenes han acaecido sobre sus habitantes.
Desde ese año, cuerpos de mujeres han aparecido en
diversos puntos de la ciudad. Mutilados, estrangulados, violados,
torturados y hasta deformados. Todas ellas fueron secuestradas
en recorridos habituales. Ya sea al ir al trabajo, al salir
de la escuela o el simple tránsito por la calle fue
motivo para que alguien las raptara. Ellas son en su gran
mayoría mujeres jóvenes, aunque no faltan las
mayores o las niñas de 10 ó 12 años.
Generalmente pobres, pertenecientes a los barrios bajos de
la ciudad; aunque también hay turistas europeas o algunas
texanas.
Las autoridades hasta este minuto no han querido hacerse cargo
de esa problemática. Si bien hay intentos, han sido
tímidos en relación al fenómeno que ahora
amenaza con extenderse a todo México. Pero todas las
aristas apuntan a algo más allá de un simple
asesino en serie. A ciertos personajes poderosos protegidos
por la corrupción política y judicial que se
instala en el estado mexicano.
Chinga
tu madre
La
periodista mexicana Diana Washington escribió el libro
“Cosecha de Mujeres”. En él indaga acerca
de las causales del femicidio que vive la ciudad norteña.
Menciona como puntos importantes la llegada de la organización
de narcotraficantes conocida como el “Cartel de Juárez”,
que permeó de manera completa el aparataje de poder
de la ciudad fronteriza. Ellos vendrían a quebrar el
viejo esquema en que las mujeres y los niños no eran
tocados. Ahora, para abrirse paso en el mundo narco, había
que actuar con todo. Y, sobre todo, con extrema crueldad.
En un principio podría haber sido una especie de señal
de lo que iba a venir o simples violaciones. Pero comenzaron
a repetirse. Con demasiada frecuencia. El ritual era macabro:
jóvenes mujeres, de cabellos largos y morenas eran
raptadas para servir de esclavas sexuales y torturadas hasta
el hartazgo. Es aquí cuando el placer por estas experiencias
quedó gustando en muchos poderosos de la ciudad. El
sadismo ejercido en contra de las mujeres es de una crueldad
bárbara. Asesinato por simple gusto. Por la coacción
del poder. Por que se desea. Y se puede.
Este cartel, junto con otros poderosos había ayudado
a salir electo al gobernador del estado, Francisco Barrio
Terrazas, del Partido de Acción Nacional (PAN) por
lo que éste entregó protección a muchos
de estos criminales. Los asesinos, por tanto, actúan
en la más completa impunidad. Este nuevo elemento se
sumó a la tradicional corrupción de los policías
mexicanos. El grado de abuso es tal que a veces los requerimientos
judiciales son desestimados por meros trámites formales.
Cuando hace un par de años se amenazó con una
investigación más seria, los cadáveres
empezaron a regarse con algo llamado la “lechada”
un líquido hecho de cal y ácidos, que llega
a un grado de corrosividad que disuelve completamente la carne,
ya que de esta manera los cuerpos son inidentificables, según
relata el periodista Sergio González Rodríguez
en “Le Monde Diplomatique”.
Se especula que el grado de corrupción de estas mafias
en el PAN ha alcanzado ribetes incalculables. Diana Washington
relata que han llegado a financiar la misma campaña
electoral del Presidente Vicente Fox. Y éste ha instalado
una verdadera cuña para la impunidad de Ciudad Juárez:
el ex gobernador Terrazas ahora es ministro del gobierno de
Fox. Ella misma dice en su libro que una buena fuente allegada
a ella, perteneciente a la Procuraduría General de
la República, le dijo que todos los femicidas de Ciudad
Juárez estaban protegidos. Y mientras estuvieran con
esa protección que venía de las más altas
esferas, todo la esfera criminal seguiría desarrollándose.
Los
archivos FBI
Como
son crímenes que tienen repercusiones a ambos lados
de la frontera, la Oficina Federal de Investigaciones estadounidense
(FBI) ha encargado numerosas indagaciones y ha determinado
que los asesinatos son encargados por hombres poderosos, tanto
de El Paso como de Ciudad Juárez, a bandas de sicarios
para su disfrute personal. O sea, para torturarlas, violarlas,
desmembrarlas y matarlas. Algo así como asesinatos
por diversión. Y debido al poder que ostentan y las
influencias que han adquirido financiando las campañas
del PAN son prácticamente invencibles.
Estas mismas fuentes del FBI señalan que ni la policía
local de la ciudad, ni la del estado ni los agentes federales
mexicanos han pedido ayuda o colaboración en este tema.
Creen que es porque saben que ellos poseen la verdad y los
mismos mexicanos no quieren descubrirla. El ex agente del
FBI, Robert K. Ressler, fue a la ciudad en 1998 a investigar
este caso y ya apuntó en ese año las mismas
conclusiones que hizo más adelante el FBI . Pero las
autoridades mexicanas no hicieron caso de su investigación.
La misma Diana Washington, utilizando sus fuentes del FBI,
señala los lugares físicos que se utilizan como
reclutadores de las mujeres: la escuela de computación
ECCO, además de otros sitios relacionados, como una
casa de música llamada Paraíso Musical, un bar
llamado Club 15, el Club Marlboro y el restaurante La Sevillana.
A
lo mero macho
A
esto se suma la tipología propia del macho local. Violencia
es lo que se cierne sobre las mujeres desde su más
temprana edad. La mayoría luego explotada en las fábricas
maquiladoras que exportan a los Estados Unidos aprovechando
su mano de obra no calificada. Por lo que no es raro que la
muerte ronde sobre ellas. Muchos grupos de hombres, en sus
rancheras –grandes camionetas pick up– con muchos
litros de cerveza y tequila en ristre, simplemente ven jóvenes
caminando y las secuestran para violarlas. Se suman así,
a las mujeres secuestradas por las mafias para los poderosos.
Es en este ambiente donde se desenvuelven las mujeres de Ciudad
Juárez. Juanita Villarroel , siquiatra y especialista
en temas de género, comenta a CTN: “el fenómeno
que se da en esta ciudad es típico de una sociedad
que ve a las mujeres como objetos, que las ve como ve como
un bien desechable. Esta mujer cosificada se ve impotente
para cortar sus ataduras y liberarse de esta opresión
ya que toda la estructura de poder está enquistada
en esa maquinaria criminal y además se asienta a la
desvalorización de la mujer presente en esa sociedad
de manera ancestral”.
Consultada acerca de si vislumbra algún tipo de solución
para el problema, es tajante : “Tal como lo veo, si
el mismo poder Ejecutivo y Judicial amparan esta situación,
sólo veo una salida si hay un cambio radical en aquellas
estructuras. La solución viene de la misma cúpula.
Solo una buena organización a nivel de base de las
mismas mujeres podría hacer que la comunidad internacional
tome cartas en el asunto”.
Sitios relacionados:
Nuestras
hijas de regreso a casa A.C.
|