La
cola de la novia o la novia cola
Por
Sergio Trabucco Zerán
Es
difícil armar una columna de opinión sobre el
matrimonio homosexual un mes de julio del año 2005
siendo homosexual.
Pero lo difícil no es ser homosexual ni estar en julio,
sino que lo realmente difícil es armar una columna
sobre este tema en el año 2005, cursando el siglo XXI
y teniendo que justificar lo básico de la necesidad
de querer o no querer juntarse con tu pareja y ser reconocido
ante la ley, por que ¿Qué pasa si Pepita se
enferma y muere y le deja a Juanita, su pareja de toda la
vida, sus bienes? Llega la familia y se los quita, porque
ante la ley no son pareja.
En
países como el nuestro cuesta, sobre todo si al mismo
tiempo nos llenamos la boca con lo “magnífico”
que somos como país con la “excelente”
economía que tenemos y el “magnífico”
nivel de desarrollo en todo (menos en lo social) que llevamos,
poder pensar o siquiera hablar del tema de una ley de unión
civil homosexual.
Bachelet
tuvo que tragar una tonelada de saliva mientras simulaba un
debate nacional en la ciudad de Concepción al momento
de ser consultada sobre su postura ante el “matrimonio
homosexual”. Muy nerviosa la “madre de Chile”
respondió que ella personalmente no estaba de acuerdo
pero que implementaría el sistema francés de
contrato conyugal. Se las sacó bien la Michelle, pero
¿qué sacamos con una eventual presidenta que
no está de acuerdo con que nos casemos? Lo único
que sé es que de urgente la ley no se va a aprobar,
eso está claro.
El domingo 3 de julio se aprobó en España la
unión civil homosexual ante el berrinche de los católicos
y otros conservadores que hicieron lo imposible por impedirlo.
Países como España se suman a Bélgica,
Francia y la provincia de Buenos Aires en Argentina, entre
otras naciones que han optado por otorgarle el derecho a personas
que sienten la necesidad de ser reconocidos ante la sociedad
y, de paso, eliminar la clandestinidad de ser gay y así
poder formar una vida digna, pluralista y respetuosa (porque
la palabra tolerancia es aplicable los días domingos
en Chilevisión o a la hora de querer comer guatitas
en la casa de la abuela sin quedar mal con ella, pero no para
referirse al respeto de la diversidad sexual).
Ser homosexual no es una opción sexual, si la es ocultarla.
Quisiera poder entrar en el debate de si uno nace o se hace
gay pero lo cierto es que mientras se sigan manipulando las
encuestas y mientras no existan estudios serios sobre el tema
no se podrá llegar a un resultado con los que merezca
la pena debatir.
Recuerdo a Javier cuyo padre es médico de la Universidad
de Chile, haber llegado a mi casa sangrando porque su padre
le pegó (¿Puedo decir le sacó la mierda?).
Tiempo más tarde nos enteramos, los amigos de Javier,
que al parecer su padre también es gay. Y casos como
el suyo hay muchos, y otros que han terminado con el suicidio
o hasta con el asesinato. Y no exagero, porque si bien podemos
ser “los mejores amigos del ser humano” también
podemos ser peligrosos, así que hay que pensarlo dos
veces antes de molestar a uno de los nuestros.
Con arroz grano largo o grano corto la cola de la novia se
empieza a transformar en la novia cola y así podrá
compartir el altar con los dos ternos. Por ahora no aquí,
pero si en otros lugares.
Y al que le gusta le gusta y al que no, pues no.
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