Baja
tasa de natalidad y altas expectativas de vida
¡Chile
está envejeciendo!
La
alarmante caída en el número de nacimientos
genera mucha preocupación en los expertos, quienes
piensan que Chile se aproxima a un punto peligroso a partir
del cual comenzará el descenso y envejecimiento de
la población.
Por
Melissa Amaro e Ingrid Lagos
Mientras en países como China e India se toman
drásticas medidas para evitar nacimientos, en Europa
han tenido que incentivarlos, debido a que su número
casi ha igualado la cifra de defunciones. En un futuro próximo,
esto puede provocar un decrecimiento de la población.
En Chile existe la posibilidad de que ocurra lo mismo. Actualmente,
la población del país es de 15 millones 117
mil habitantes aproximadamente, según el censo del
año 2002. Durante el decenio 1992-2002, la población
creció a un ritmo promedio anual de 1,2%, lo que es
un resultado bajo si se compara con el obtenido entre 1982-1992,
que fue de 1,6%. Esto, sumado a una baja tasa de mortalidad
-y, por ende, mayor esperanza de vida- contribuye al envejecimiento
de la población de un país.
Chile se encuentra tercero entre los países de menor
crecimiento demográfico de América Latina, después
de Cuba y Uruguay. Argentina está en cuarto lugar,
con un resultado similar al chileno. Por otra parte, Guatemala
es uno de los países con la mayor tasa de crecimiento
de población (2,6 %), similar a la que tenía
Chile hace 50 años.
Por
qué no crecemos
Son
muchos los factores que contribuyen a la disminución
de la tasa de natalidad. Por ejemplo, el debilitamiento del
vínculo nuclear en el mundo occidental: se casan menos
parejas, mientras que el índice de divorcios, el número
de familias monoparentales y mezcladas aumenta. Además,
los avances científicos han provocado cambios en las
conductas sexuales al posibilitar la ruptura entre el sexo
y la reproducción, lo que ofrece una mayor libertad.
Según lo que dice el biólogo norteamericano
Robin Baker en su libro El Futuro del Sexo, “una técnica
tan inocente como un kit predictor de fertilidad posee el
potencial de debilitar los vínculos nucleares”.
Factores económicos y sociales conducen a que las mujeres
dediquen su juventud a desenvolverse laboralmente, dejando
la maternidad para después. Una investigación
que Criteria Research realizó a 600 mujeres de Santiago
reveló que el rol femenino tradicional –por ejemplo,
quedarse en casa criando a los hijos- sigue vigente en un
26%, aunque cada vez son más numerosas las mujeres
liberales, individualistas y de vida social intensa. Este
estudio fue publicado por el diario La Tercera el 19 de julio
de 2005 y trató sobre temas tales como el valor que
la mujer chilena da a la maternidad, su incorporación
al mundo laboral, la vida social y otros, como el uso de la
píldora del día después.
Con respecto a las diferencias entre clases sociales, los
matrimonios de clase media tienen sólo dos hijos como
promedio. El único grupo que registra índices
positivos de natalidad es el de las mujeres menores de 20
años. De ellas, alrededor de un 50% son solteras y
pertenecen en su mayoría al quintil más pobre.
“En Chile estamos creciendo con los más pobres”,
dijo el médico Juan Antonio Vera, ex presidente de
la Sociedad Chilena de Fertilidad, en una entrevista realizada
por un medio virtual de pediatría.
Pero quizás no sea así por mucho tiempo. Hilda
Anderson, coordinadora del Centro de salud Amador Negme, dijo
a CTN que en las clases bajas ha bajado notoriamente el número
de hijos, debido a que en el consultorio les aplican dos programas:
"planificación familiar” y “paternidad
responsable". Si esta iniciativa se expande a otras instituciones,
la clase baja podrá tener menos problemas, pero el
crecimiento de la población disminuirá aún
más pronto.
La esterilidad también es un factor importante. En
Chile, el índice de fertilidad de las mujeres entre
15 y 49 años está por debajo de la cifra de
reemplazo de la población. Para Baker, la principal
causa es un antiguo legado biológico: un conjunto de
organismos que provocan enfermedades de transmisión
sexual (ETS), causas de cáncer cervical, SIDA y otras.
El estilo de vida moderno también perjudica la fertilidad:
el estrés, la obesidad y la anorexia nerviosa pueden
alterar las funciones hormonales, al igual que el abuso de
drogas, medicamentos, alcohol y tabaco. Los empleados sedentarios
tampoco están libres: trabajar sentado eleva la temperatura
de los testículos y provoca esterilidad masculina temporal,
debido a que los espermios necesitan unos grados menos que
la temperatura del cuerpo.
Repercusiones de la baja natalidad
Estos cambios en la población pueden
tener consecuencias negativas, puesto que los habitantes de
un país mueven distintas unidades geográficas,
económicas y sociales, representan un importante factor
de progreso productivo y son fundamentales para resguardar
la soberanía del territorio nacional.
La baja natalidad y las altas expectativas de vida provocaron
cambios en la estructura de la población chilena durante
la segunda mitad del siglo XX, lo que obligó al gobierno
a generar programas que satisfagan las demandas diferenciadas
de educación, salud, vivienda y empleo que exige la
sociedad. “Se ha incrementado el número de personas
mayores de 65 años, que reclamarán nuevos servicios
y que constituyen un segmento importante de la población”,
advirtió a CTN el sociólogo Roberto Zúñiga.
De ser una población que nunca fue significativa para
el país, deberán ser atendidos y escuchados
y no marginados, como ocurre en los países jóvenes.
“Este tramo de la población irá generando,
cada vez más, una presión sobre el empleo, lo
que plantea desafíos”.
Hilda Anderson comentó que en los consultorios hay
programas de atención al adulto mayor que antes no
había, debido a que la población era más
joven. “Ahora hay una pirámide al revés,
lo que se tiene en cuenta para los programas de salud”.
A los adultos mayores se les hace una evaluación de
funcionalidad para determinar sus dolencias, ven sus condiciones
económicas y medioambientales. Existe una conexión
con geriatría. "Todavía falta por hacer,
pero es una cuestión de tiempo. Casi no existen médicos
geriatras, pero van a tener que pensar a futuro en esa especialidad",
agregó.
El sociólogo Óscar Domínguez realizó
en 1984 un estudio referido a este tema, llamado "Encuesta
de Necesidades de los Ancianos en Chile". En ella, 1.572
adultos mayores de la Región Metropolitana opinaron
sobre su propia salud y funcionalidad para efectuar actividades
cotidianas, como indicadores de bienestar físico, mental
y social.
Los problemas más importantes eran de índole
económica para los menores de 75 años, y de
salud para los mayores. Además, este estudio demostró
que los ancianos entrevistados sí eran capaces de cuidar
de sí mismos, refutando la percepción que la
sociedad tiene de ellos. Para esto, se elaboró una
lista de actividades cotidianas y se dividió a la población
objetiva en tres categorías: auto-valentes, que no
necesitan ayuda; funcionalmente frágiles, o sea, que
requieren ayuda para algunas actividades, y los funcionalmente
dependientes o inválidos. Según los resultados
obtenidos, en la primera categoría estuvo el 66,7 %
de los encuestados; en la segunda, un 30 % y, en la tercera,
un 3,3%. Esto ha motivado la creación de nuevas actividades
y programas para los adultos mayores, por ejemplo, cursos,
talleres y viajes turísticos que ofrecen instituciones
como cajas de compensación y municipalidades.
Posibles
soluciones
Todo
parece indicar que la sociedad chilena seguirá envejeciendo,
aunque la inserción de la tercera edad dentro de la
sociedad es mucho mayor que 20 ó 30 años atrás.
El problema más complejo es el de la baja tasa de natalidad.
Y lo es más aún si aumenta el número
de mujeres que ingresan al mundo laboral, además de
la nueva reforma a la Ley de Filiación -que presumirá
la paternidad si una persona se niega a someterse a un examen
de ese tipo ordenado por el tribunal- la cual puede conducir
a un mayor empeño en el uso de anticonceptivos por
parte de los hombres.
La ciencia ya ha ofrecido soluciones contra la esterilidad,
como fecundación in vitro, inseminación artificial,
madres de alquiler, congelación de embriones e incluso
clonación. Sin embargo, aún no son completamente
aceptadas y no están al alcance de todos. Abundan los
temores de que la nueva tecnología cree monstruos,
anule los valores tradicionales y genere nuevas e indeseables
relaciones, pero Baker defiende estas técnicas expresando
que, además de acabar con la infertilidad, pueden equilibrar
la balanza y corregir antiguas desigualdades, contribuyendo
a la perduración y enriquecimiento de la especie humana.
Los expertos hacen un llamado al gobierno para que tome cartas
en el asunto. Por ejemplo, está la posibilidad de que
el Estado ayude a las mujeres que desean tener hijos y que
no pueden, financiándoles tratamientos médicos.
En Holanda, por ejemplo, alrededor del 6% de los nacimientos
es resultado de una fertilización in vitro,
donde los holandeses acceden gratis hasta a tres tratamientos.
Otros países europeos, como Francia, Bélgica
e Italia, han aumentado los nacimientos gracias a que las
mujeres reciben subsidios de hasta 700 mil pesos chilenos
si tienen más de un hijo.
Si Chile fuera parte de Europa, la progresiva transformación
de la pirámide demográfica a una pirámide
invertida no sería tan grave. Sin embargo, no es necesario
poseer tantos recursos económicos si no se cambia la
percepción de la sociedad respecto a estos temas: un
mayor apoyo a la tercera edad y mejores oportunidades para
las madres que trabajan es un buen comienzo para aumentar
la tasa de crecimiento y para mejorar la calidad de vida del
país.
Sitios relacionados:
Programa
Interdisciplinario de Estudios Gerontológicos
Pediatraldía.cl
Censo
2002
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