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Ley de Violencia en los Estadios

El súper clásico del fútbol chileno

28 de Febrero de 1993. Estadio Monumental, Santiago. Universidad de Chile vs. Colo Colo. El llamado Súper Clásico del fútbol chileno. Triunfo para los azules. Daños a la propiedad privada. Más de 70 detenidos. Carabineros heridos. La opinión pública por primera vez comienza a hablar sobre la necesidad de una Ley de Violencia en los Estadios. Doce años después existe todo un proyecto de legislación para el fútbol, listo para ser corregido una vez más.


Por Tobías Palma y Alexis Paredes


El Estadio Nacional es, en palabras de Pedro Sabat, alcalde Ñuñoa, un privilegio para la comuna. Los medios de prensa lo llaman con familiaridad “el recinto de Ñuñoa”. Sin embargo, esta comuna tiene que pagar platas extras por tratarse de un estadio fiscal. El coliseo no tiene regulación y no contribuye con ningún aporte monetario a la municipalidad. La famosa ley de violencia en los estadios es eso, en los estadios, mientras que los destrozos externos los paga la municipalidad de Ñuñoa: destrucción, basura, desorden. Todo, costo del municipio, cero responsabilidad de la Intendencia. El estadio fiscal, orgullo de Ñuñoa, es una carga. Y como alcalde, Sabat se queja de una ley “que es letra muerta” y de que el Estado no cumple con sus obligaciones.

Primer tiempo: La violencia

Luego de aquel caluroso día de 1993, la sociedad en su conjunto comenzó a sentir que el simple hecho de ir a ver un partido de fútbol al estadio podía considerarse un acto arriesgado. Como siempre, se habló mucho y se hizo poco. No fue hasta 1994, cuando el entonces presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle vio desde la tribuna Pacífico del Estadio Nacional como la “Garra Blanca” , barra de Colo Colo, destruía la galería norte del coliseo.

El Presidente de la República se sorprendió ante el hecho, y ese año se promulga con rapidez la Ley 19.327, de Violencia en los Estadios. Sin embargo, los hechos de violencia continuaron. En 1995 la barra de la Universidad de Chile, “Los de Abajo”, destruyó uno de los codos del Estadio Monumental de Colo Colo, además de causar desmanes en las afueras del recinto y protagonizar los eternos enfrentamientos contra sus eternos rivales "garreros".

Se sindicó inmediatamente la falta voluntad política, tanto de las autoridades regionales como de las dirigencias de los clubes. Por un lado, las cabezas de los clubes más grandes (Universidad de Chile, Colo Colo y Universidad Católica) no se mostraban dispuestas a regular sus barras al considerarlas importantes para oxigenar los alicaídos clubes. Además, los dirigentes financiaban a los socios, usualmente parte de las barras, para asegurar votos y reelección. La consecuencia fue que las hinchadas organizadas se tomaron el espectáculo dejando de lado el fútbol. Alejaron al gran público familiar que asistió por siempre a estos eventos. Ir al estadio empezó a ser peligroso.

La ley fue tildada de laxa por distintos sectores. Se miraba el ejemplo europeo, donde escenas de violencia eran recurrentes un par de décadas atrás. Los conocidos hooligans ingleses fueron controlados hace mucho tiempo. Las medidas consistieron en hacer estadios muy seguros, casi fortificados, y en el endurecimiento de las penas para los infractores de la ley. Además, se llevó a cabo una operación conjunta entre los clubes y la policía inglesa,logrando así identificar aquellos personajes con mayor influencia dentro de cada barra para poder controlarlos. Las medidas funcionaron porque fueron aplicadas en cooperación por el Estado y los privados, y el efecto fue casi inmediato. Hoy en día las rejas que separan la cancha de las tribunas desaparecieron de toda Europa. Los espectadores se sientan casi encima de la cancha. Nadie invade el campo de juego ni el área del equipo rival. Este espíritu se contagió, y los propios jugadores comenzaron a promocionar el “fair play”.

Segundo tiempo, doce años después

Fernando Reyes Saldías es el jefe de Seguridad del Estadio Nacional desde 1998. Es fanático de la “U”, y para él la ley tiene como objetivo acotar, disminuir, controlar, deshacer la violencia en los espectáculos deportivos. “No sé si (la ley) no es efectiva o le faltan elementos". Los actos de violencia"han disminuido en magnitud y frecuencia. Hay menos hechos de violencia en el fútbol y hay tendencia a la baja”.

Para Reyes, la disminución de los hechos de violencia pasa por varios factores, más involucrados por la participación de las partes que por la ley misma. “Los clubes han tomado mayor responsabilidad y han mejorado las medidas por parte de la Intendencia Metropolitana”. Esta última ha estado muy pendiente de las normas que rodean los espectáculos deportivos, creando una calificación especial denominada de “alto riesgo” -de acuerdo al historial de violencia entre dos barras de diferentes equipos- para la cual se deben disponer determinadas medidas de seguridad. Para el último encuentro disputado por la “U” y Colo-Colo el jueves 8 de septiembre se pusieron solo 40 mil entradas a la venta, seis pórticos detectores de metales y seis huinchas de rayos X, además de amplio personal de Carabineros y el ingreso y salida separado de las barras. Todo esto solo por ordenanza de la Intendencia. A esto se le agrega el circuito cerrado de TV de 18 cámaras con el que cuenta el estadio entre todo lo que se ha mejorado el sistema de seguridad.

Sin embargo, el problema no ha sido caducado. Reyes asegura que “ha venido menos público al estadio desde fines de los noventas” por la incipiente violencia. Esto se debe a que los grupos que generan violencia son siempre los mismos, las barras bravas de tres clubes: La U, Colo-Colo, y la UC. “Los grupos potenciales de violencia son los mismos. Son grupos focalizados de más o menos 300 personas por barra” que, según Reyes, son los que protagonizan los altercados y no los cinco mil hinchas que asisten al partido.

Sabat, quien además de alcalde de Ñuñoa es vice-presidente del Club deportivo de la Universidad de Chile, critica fuertemente el accionar de los protagonistas en el asunto, tanto a la Intendencia como a los clubes. “Hay medidas de prevención que son correctas, pero hay otras que no”, dice a CTN. Los partidos declarados de alto riesgo “atraen a quienes quieren compartir ese riesgo.” La Intendencia, por su lado, “hace creer que está cumpliendo con su obligación”, y los clubes tampoco asumen su responsabilidad sobre las barras, afirma.

Reyes, cuenta a CTN que “Colo Colo no reconoce a la barra, solo a los socios. La U, en cambio, no solo la reconoce sino que además ha rebajado la cantidad de entradas disponibles a la hinchada y ha establecido mayores filtros para los socios, aunque, como dice Sabat, no se ha iniciado una labor de identificación de los protagonistas. Esta falta de responsabilidad es la que no permite que se controle y regule el nivel de violencia potencial de los estadios y que se tengan que tomar medidas tan severas como la de rebajar el número de entradas a la venta para un encuentro. Si los propios clubes no controlan las barras, no se llenará el estadio.

Reyes, como hincha de la U, reconoce que de no trabajar en el estadio tomaría medidas para ir a ver un partido: “pagaría las entradas más caras, no luciría un distintivo particular de mi equipo, dejaría el auto en un lugar seguro, etc”.

Si bien es cierto que la periodicidad de los hechos de violencia ha bajado, esta no ha sido erradicada del todo. Modificaciones a la ley han ayudado a atenuar estos hechos, como el control de identidad de algunos de los espectadores. Medidas que ya estaban contempladas originalmente igual son un paliativo para que las acciones vandálicas no se produzcan, como la calificación de partidos de “alto riego o dejar de vender alcohol cinco cuadras a la redonda del estadio donde se juega el partido tres horas antes y tres horas después de éste. Pero aún falta mucho y las autoridades políticas como la dirigencia de los clubes se culpan mutuamente en los actos que aún suceden en los estadios del país.

La evaluación del partido

El año 2002 se realizó en Chile un seminario Iberoamericano sobre Violencia en Espectáculos Deportivos y Sociedades Anónimas en el mundo del Deporte. Uno de los paneles trató sobre la “Visión crítica de la ley de violencia en los estadios de Chile”. En éste, el diputado Alejandro Navarro, quien participó ampliamente en la gestación de la ley, acusa que el problema del fútbol no es solo la violencia que se genera en las tribunas. “¿Cómo es posible pedir orden en las barras, que no haya violencia cuando efectivamente hay violencia laboral? Porque cuando a los jugadores de Deportes Concepción les deben cuatro meses de aguinaldo o los de Lota Schwager tienen libreta en los almacenes para poder alimentar a sus familias, entonces, es otro tipo de violencia, otro tipo de incumplimiento, otro tipo de irregularidad”.

El fútbol necesita ayuda. Según Navarro esta podría ser la tríada legislativa que lleva proponiendo él mismo con la ayuda de ChileDeportes y otros parlamentarios: La Ley de Deportes. Dentro de la misma se encuentran la ley de prevención de la violencia en los estadios, la ley de sociedades anónimas deportivas (ya conocidas) y la ley laboral al interior del fútbol, que regularía la situación de los trabajadores del fútbol.

En los últimos años los clubes de fútbol han adquirido un rol mucho más participativo en la prevención de violencia en el fútbol, tanto la de los estadios como la violencia administrativa al interior de los clubes. La independencia económica de los mismos clubes que se han convertido en sociedades anónimas y la mayor claridad fiscal de sus dineros han estabilizado una situación que hace algunos años era impresentable. Sin embargo, aún falta una parte importante para clarificar el ambiente del fútbol. La Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP) permanece muy reticente a las trabas que establece la ley de violencia para el desarrollo del fútbol y la asistencia al estadio. Este hecho está muy ligado a la conocida creación del Canal del Fútbol, que prohíbe la trasmisión de los partidos del torneo local por televisión abierta, y el contrato de goles con Canal 13, que autoriza a la televisora a ser la única con la facultad de trasmitir los goles del campeonato chileno.

Se ha mejorado. Estamos de acuerdo. Pero una de las trabas que tiene esta transición a la democracia es, precisamente, la democratización del fútbol. La ley de violencia en los estadios está vigente hace 11 años
. En estricto rigor nadie sabe si la ley funciona y mientras tanto, cada vez más, el fútbol se aleja del pueblo.

Intendenta garantizó máxima seguridad para súper clásico 

El último partido declarado como “de alto riesgo” fue entre Colo-Colo y la “U”, como es usual. Esta medida tomada por la intendencia señala que se deben cumplir normas de seguridad específicas detalladas en el comunicado especial emitido por la Intendencia. Estas medidas son:

-Cada club asume la responsabilidad del controlar de ingreso y vigilancia del sector destinado a su barra.
- Se prohíbe la venta bebidas alcohólicas en el perímetro de cinco cuadras alrededor del Estadio Nacional desde tres horas antes del inicio del evento y hasta tres horas después de su finalización.

- Se autoriza la venta de 40.000 entradas

- La apertura de puertas deberá realizarse a las 17:30 horas

- Se dispondrá el ingreso y ubicación de los hinchas de cada equipo en forma separada, según lo disponga

- Se prohíbe al público asistente y barristas el ingreso al estadio con objetos contundentes, extintores, bengalas, fuegos de artificio u otros análogos, frutas, mástiles, bebidas alcohólicas, envases rígidos e instrumentos idóneos para ser utilizados como elementos contundentes.

- Se implementarán colchones de seguridad en sectores del Estadio para la separación de las hinchadas

- Los organizadores del evento deberán asegurar la operatividad y disponibilidad de ambulancias en número suficiente para atender eventuales accidentes que en el recinto ocurran.

- Se dispondrá el control de identidad, conforme a la normativa legal vigente, a los asistentes al espectáculo deportivo, sin perjuicio de las demás medidas que se adopten tales como control de alcotest u otros.

- La Administración del evento dispondrá de una estación de seguridad consistente, en: tres portales de detectores de metales y un pórtico Rayos X por cada veinte mil espectadores.

- El evento deportivo deberá disponer de guardias de seguridad privados, destinados al control de ingreso y vigilancia de las hinchadas, disponiendo de un guardia por cada 150 personas, es decir un mínimo de 200.

- El organizador deberán mantener informada cada 24 horas a la Intendencia como a Carabineros de Chile, a través de su Jefatura Metropolitana, acerca del número de entradas vendida, con el propósito de adoptarse las medidas adicionales tendientes a evitar alteraciones del orden público.

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