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Videojuegos y violencia en Chile: una polémica desconocida

El pasado 23 de junio ocurrió un hecho que se viene repitiendo cada vez más seguido en los Estados Unidos: un adolescente de quince años asesinó a sus padres motivado por un videojuego muy popular. Se trata del famoso “Grand Theft Auto: San Andreas”.

La alarma se activó inmediatamente. El gobierno norteamericano y otros sectores políticos ahora buscan restringir el acceso juvenil a este tipo de videojuegos.

Pero ¿Cuál es el caso de Chile? ¿Existe la posibilidad de que un adolescente común y corriente pueda cometer un crimen basado en un aparentemente inofensivo videojuego? ¿Cuáles son las restricciones a la venta de estos productos?

Por Maximiliano Andrade y Felipe Cantos


No es una ligereza decir que en Chile los videojuegos tienen un público bien específico. El individuo que consume este tipo de productos es generalmente de clase media o alta y busca entretenerse con amigos que compartan el mismo hobby. Se distinguen dos grupos de usuarios de videojuegos: los jugadores de consola y quienes se divierten con el computador. Los jugadores de consolas (como Playstation 2) se reúnen en el Paseo Las Palmas, de Providencia, o la Galería Eurocentro, del centro de Santiago, entre otros lugares.

El tema de los juegos violentos no los deja indiferentes. Mientras los videojugadores defienden el uso libre de éstos, sin censuras ni restricciones, las noticias de matanzas en Estados Unidos han generado preocupación en algunos padres.

Alejandro Fonseca es uno de ellos: tiene dos hijos, de doce y nueve años, a quienes tuvo que suspender el uso de la consola Playstation 2. En un principio, su única preocupación fue el largo tiempo que los niños pasaban en su pieza jugando. Pero un día que los niños no estaban entró a la pieza y prendió la consola. En ella se encontraba la copia del violento juego “Grand Theft Auto: San Andreas”, un videojuego conocido por su violencia explícita y gratuita. Alejandro procedió a guardar la consola, pues notaba que sus hijos estaban expuestos al tener acceso libre a un juego para mayores de 18 años, pero que se vende libremente en tiendas de la capital. “En un principio me percaté que los niños eran muy agresivos entre ellos, especialmente después de que les compré la consola. A veces estaban muy irritables, y si les decía que apagaran la consola se enojaban. Pasaban todo el día jugando, lo que no hubiese sido tan malo si no hubieran bajado las notas. Además, mi hijo mayor comenzó a tener problemas conductuales en el colegio”, cuenta Alejandro.

El caso de Alejandro es ilustrativo de las posibles consecuencias que pueden tener los niños al jugar adictivamente videojuegos violentos. “Mi preocupación se acrecentó cuando vi los juegos que tenían: además de un par de juegos inofensivos, dos juegos violentísimos: el Grand Theft Auto y el Manhunt. Yo no se los hubiera comprado, pero ellos pueden tener acceso a estos juegos porque son piratas, por lo tanto deben valer el 10% del original. Lo que más me preocupa es que no exista una reglamentación mas clara para que niños puedan acceder a estos juegos, que claramente no son para su edad. No me preocupa que vayan a matar a alguien, como ocurre en Estados Unidos, porque conozco a mis hijos, pero si puedo prevenir algunas conductas malas lo voy a hacer.”

"Mientras más asesinatos cometas..."


Con Tinta Negra buscó la opinión de un vendedor de videojuegos, quien prefirió mantenerse en el anonimato. Trabaja desde hace dos años en el Eurocentro, más específicamente en la tienda “FastGame” . Al ser consultado acerca del videojuego “Grand Theft Auto: San Andreas”, su opinión es que es muy violento, pero no pasa de ser una entretención. “En el juego controlas a un habitante de una ciudad común y corriente que tiene que llevar a cabo misiones criminales para ganar dinero y subir en el ranking del delito. Aparte de estas misiones, puedes hacer lo que quieras en el juego, y esto incluye matar a los transeúntes con armas de todo tipo: arma blanca, pistolas, motosierras, lanzallamas o bien a combo limpio. Puedes pasar horas y horas cometiendo delitos en la ciudad, y mientras más asesinatos cometas, más respeto ganas en el juego“.

CTN pudo probar el mencionado juego y corroborar las infinitas posibilidades de cometer delitos que ofrece. En efecto, existe la posibilidad de matar o agredir a cualquier peatón. La sangre no se ahorra, es más, se pueden ver decapitamientos, atropellamientos, y escuchar lenguaje obsceno, aunque en inglés. El vendedor continúa: “A pesar de esto, nunca alguien me ha reclamado por el juego. Es más, es uno de los que más se vende”. Al ser consultado por la venta del juego a menores de edad, contesta que “en realidad aquí se llena de escolares en las tardes y a muchos les vendemos el juego. Además, el juego tiene una advertencia. En su caja dice que es para mayores de diecisiete años, pero no es una ley. Los padres son los que tienen que preocuparse de lo que gastan sus hijos con la plata que les pasan. Además, yo no vendo juegos piratas, aunque sé que otras tiendas lo hacen.”

En Chile no existe una ley que regule la venta de videojuegos para adultos a menores de edad. Tampoco existe un sistema que fiscalice a las tiendas; ni siquiera hay una normativa al respecto, como sí la hay respecto de la venta de películas y revistas para mayores de edad. Existe un vacío legal que permite que se vendan estos productos de forma indiscriminada, además de comercializar versiones piratas de los juegos, como CTN pudo constatar en algunas tiendas del Eurocentro.

“No sé, yo encuentro que es medio ridículo preocuparse tanto del tema. Siempre los juego con mis amigos, y nunca hemos tenido problemas. Es lo mismo que las películas, toda la agresividad se queda ahí", afirmó a CTN Luis Rojas, de trece años. Sus padres saben que tiene acceso a este tipo de juegos, supuestamente prohibidos para menores de edad. Sin embargo tienen sus argumentos. “Todo depende de cosas externas a los juegos, de los padres y esas cosas. Si un joven descarga su ira no es por el videojuego sino porque algo viene mal de antes. Si no es el videojuego, va a ser por la película o por quizás qué. Si estos videos fueran la causa de la violencia juvenil estaríamos todos muertos”, dice el homónimo padre de Luis.

¿Y que pasa en el mundo?

El mundo no es indiferente ante este problema, que incluso ha llegado a ser preocupación gubernamental en algunos lugares como el Reino Unido. En Estados Unidos, país con una amarga historia de violencia y criminales adolescentes, se han levantado miles de voces de alarma. Mucha gente culpa a los videojuegos de la agresividad de los jóvenes de esta nación. "Los niños y los adolescentes se están insensibilizando con este contenido tan violento, así que no les sorprende (ver) la sangre que sale de alguien cuando le disparan", afirmó el investigador Kevin Kieffer, profesor asistente de Psicología en la Universidad de Saint Leo en San Antonio, Florida. Estas declaraciones fueron parte de un estudio de la biblioteca nacional de Medicina de Estados Unidos que está sacando ronchas en la sociedad americana.

En Indianápolis un tribunal de justicia revocó la decisión de prohibir los videojuegos. El juez que tomó la decisión argumentó que “no encontró ninguna prueba convincente” en los estudios que se le presentaron para afirmar que había una correspondencia entre crímenes juveniles y los juegos informáticos. Ante esto se han ideado respuestas ingeniosas. Ciertos grupos religiosos han sacado al mercado juegos “cristianos”, en los que se representan aventuras de los adeptos a esta religión en los tiempos de las persecuciones romanas. Considerando la acogida que estos juegos pueden tener entre la inmensa masa de padres conservadores, el negocio es tremendo.

Entre las ofertas violentas está Kaboom, un juego on-line en el que hay que guiar a un terrorista suicida mientras corre en una calle llena de gente. Cuanto más personas sean asesinadas o heridas, mayor es el puntaje. Según sus creadores, ha sido jugado mas de 875 mil veces y les reportó ganancias de 10 mil millones de dolares. El objetivo de estos autores es conquistar a un público adulto-joven, con juegos “clase M” (sobre 17 años).

Todo tipo de organizaciones en Estados Unidos han hecho reclamos por la violencia de estos juegos y el libre acceso de los menores a ellos. Incluso un senador, Joe Lieberman, ha pedido una investigación sobre estos entretenimientos.

En otros lugares, el debate acerca de la relación entre agresividad infantil y videojuegos está que arde. En Europa diversos estudios han comprobado que la mejora en la tecnología ha hecho que los crímenes simulados sean mucho más realistas. En Japón añaden publicaciones que sostienen que las partes del cerebro que controlan el comportamiento agresivo están menos desarrolladas en los infantes que practican este divertimento.

Lo cierto es que estos juegos muestran el acto de matar como algo fácil, divertido y poco doloroso. “La aceptación de la falta de entrañas es lo que está en el centro de esta clase de juegos, la clase de alegría de matar a personas inocentes presentes o atropellándolas con el coche”, como sostuvo el Ministro de Cultura del Reino Unido, Kim Howells, quien señaló a la prensa de su país que no cree que un niño se haga más violento por los videojuegos.

En Holanda, un grupo de homosexuales está intentando detener la salida al mercado de Postal 2, un juego en el que hay que disparar a varias personas, entre ellos gays. Ellos piensan que nada bueno puede salir de una diversión de estas características.

El tema desata controversias. Probablemente sea el momento que como sociedad discutamos este tema antes de que presenciemos asesinatos y otros hechos de violencia. La discusión está abierta, y el lector tiene la palabra.


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