|
Público
de Sábado Gigante.
(Fuente: http://www.univision.com/content/content.jhtml?cid=539385&pagenum=8) |
Profesionales
del aplauso
Atrás
quedaron los claps, claps grabados que se escucharon de fondo
en aquellos programas ochenteros y de principios de los noventa.
Ahora el mercado se instaló en el público presente
en los sets de televisión. Y como dijo el productor:
“¡Aplausos!"
Por Diego Durán Pérez
Se dice que el mundo de la televisión es sólo
una ilusión. Escenografías de cartón
y plástico de llamativos colores esconden tras de si
opacos pasillos por donde deambulan programa a programa las
manoseadas estrellas de la farándula criolla. Estudios
de televisión que apagan sus intensos focos cada vez
que se da inicio a una pausa comercial. Creaciones de fantasía
dedicadas casi con carácter exclusivo al televidente
que observa maravillado desde su hogar la programación
de las diversas estaciones. Sin duda, todo lo que está
en un estudio de televisión es una quimera, pero de
igual forma, se las arregla para encantar a quien se encuentra
en el cómodo sillón de su casa.
Es el negocio de la entretención, y como tal, debe
contar con mano de obra para todos sus cargos. Cargos que
deben ser llenados de cualquier manera, desde los conductores
de los programas, pasando por invitados,camarógrafos
hasta llegar a tener un público in situ. Personas que
gozan y lucran con asistir a los sets de televisión,
y que de pasada conocen en vivo y en directo a la gente que
trabaja en la tele. Si alguien se diera el tiempo de mirar
con atención al público de estudio se daría
cuenta que las caras se repiten, al momento en que las cámaras
los enfocan fugazmente. Existe todo un negocio en llenar las
butacas vacías de los programas televisivos, un submundo
en el que Con Tinta Negra se infiltró e investigó.
Agencias
fantasmas
A eso de las 15:00 horas en las afueras del canal Megavisión
se puede observar una larga fila de pequeños apoyados
contra el muro. Son decenas de niños que no sobrepasan
los 17 años de edad, premunidos con cintillos, globos
y peluches que lucen orgullosamente. Es el público
de Mekano que espera pacientemente alrededor de tres horas
para entrar y ser parte de su programa favorito. Infantes
dispuestos a acalambrarse y a sufrir los embates calóricos
de las fuertes luces que golpean su cara mientras se preparan
para bailar al compás del reggeaton.
Mekano es un programa que siempre tiene sus galerías
repletas de abnegados fans que gritan, sudan y cantan con
sus ídolos. ¿Pero de dónde salen todos
esos niños? A medida que las chicas mueven sus caderas,
en pantalla se despliega una huincha que dice algo así
como: “Si quieres ser público de Mekano llama
al 475 70 80 ”. Un beneficio que en el papel no invita
a desembolsar ningún peso, pero que a la larga tampoco
es el único boleto de entrada. Esto porque existen organizaciones
que se escudan bajo el nombre de agencias y también
llevan gente a los sets.
El sistema es así: las denominadas agencias van en
busca de público a barrios con población de
bajos ingresos y se contactan con los centros de madres, juntas
de vecinos, clubes deportivos e incluso con colegios. Llegan
con una propuesta encantadora de visitar los estudios de televisión
y ser un espectador privilegiado de los programas. “Es
una forma de acercar el pueblo a la televisión”,
dijo a CTN Lina Rocha, una de las trabajadoras de las agencias
fantasmas. Pero lo que no saben los canales es que a las personas
y niños se les cobra una suma de mil pesos por sentarse
frente a sus ídolos. Así, la gente cancela y
un bus los lleva al canal y posteriormente los deja en la
puerta de su casa. “Nosotros los llevamos y los traemos
en un bus súper cómodo, así que mil pesos
no es tanta plata”, agrega Lina Rocha.
Pero saquemos cálculos. A Mekano llevan aproximadamente
120 niños, lo que se traduce en 120 mil pesos, el arriendo
de un bus por un par de horas y por un trayecto corto es de
más o menos 40 mil pesos. Por lo tanto, las agencias
se quedan con 80 mil pesos líquidos. Nada de mal para
un día de trabajo. Y a esto hay que sumar que no sólo
trabajan con el programa juvenil, sino que en su parrilla
programática se incluye también Morande con
compañía, El diario de Eva, Teatro en Chilevisión,
entre otros.
Consultada por la forma en cómo convencen y contactan
a las organizaciones sociales y colegios la señorita
Rocha respondió a CTN, “no te voy a decir, o
sino mato a la gallina de los huevos de oro”.
Remunerados
Si cierta parte del público de televisión paga
por asistir, hay otra que vive el reverso de la moneda. Es
decir, se ven beneficiados por la necesidad que tienen los
programas de contar con gente que aplauda a placer. Ahora
son los canales los que tienen que pagar por tenerlos sentados
en sus estudios. Es imposible no mencionar que los programas
que pagan por tener público son aquellos que supuestamente
van dirigidos a un sector más pudiente de
la sociedad, por lo tanto, es requisito fundamental ir vestido
con tenida formal y bien peinado, sino sólo verán
el show desde su casa.
“Pagan entre 2 mil quinientos y 3 mil pesos por un par
de horas”, contó a CTN Wladimir Medina, un asiduo
visitante a los programas. “Además, a veces podemos
tomar todo el pisco sour que queramos”, agrega. Este
profesional del aplauso cuenta que llegó de
pura casualidad al negocio, puesto que un día mientras
buscaba trabajo en Bellavista un desesperado productor se
acercó a él y le ofreció dos mil pesos
por ir a la grabación de un programa y como ya había
dejado un par de curriculums aceptó de inmediato. “Eso
si que no fui el único de ese día. El productor
andaba buscando a gente en la calle”, recalcó.
CTN preguntó a Wladimir si sabía de la existencia
de estas agencias fantasmas en los programas que él
visita a lo que acusó total desconocimiento. También
agrega que son muchas las personas que se dedican a esto para
ganarse unos pesos fáciles, puesto que “es una
pega relajada y no te demanda mucho tiempo”. Y afirma
que es común ver siempre a las mismas personas en las
filas de entrada a los programas, que van desde jóvenes
hasta abuelitas.
Por eso cuando veamos los sets de televisión atiborrados
de personas que aplauden a rabiar, hay que tener en cuenta
que muchos de los que están ahí lo hacen sólo
por tener un billete extra y no sólo por fanatismo
a las estrellas nacionales. Haciendo de esta práctica
un negocio lucroso tanto para ellos, como para las agencias
fantasmas que se aprovechan de las personas encandiladas con
las luces de la televisión.
|