Encuestas
de opinión pública e influencia:
Y usted, ¿qué opina?
Ampliamente
usadas por partidos políticos y difundidas regularmente por
medios de comunicación, la herramienta se ha transformado
en un verdadero referente a la hora de tomar decisiones, tanto en
el ámbito público como en el privado.
Hace
pocos días el Gobierno lanzó un nuevo instrumento
para conocer índice relativos a la seguridad ciudadana. A
diferencia de otros estudios, el nuevo método se basará
principalmente en la experiencia de la gente con respecto a la delincuencia,
no en el número de denuncias, como se venía haciendo
desde algún tiempo. Según las autoridades, la medición
arrojará datos más confiables, pues se basa en hechos
concretos.
Y precisamente
esa es la principal duda que surge a la hora de revisar la información
de una encuesta: la idoneidad de los datos.
Así,
diversas organizaciones las utilizan para saber la percepción
de la gente. Y es que las encuestas, efectivamente, constituyen
instrumentos científicos que permiten conocer la opinión
de una sociedad y su diseño e implementación necesitan
de una serie de requisitos basados en leyes estadísticas
que las sustenten.
Si se realizan con rigor y con principios éticos básicos,
los sondeos deberían ser un reflejo fiel de lo que una determinada
sociedad opina sobre un determinado tema. Sin embargo, tendrá
un valor realmente científico sólo si los resultados
son utilizados correctamente y si son considerados como lo que realmente
son: no un reflejo de una verdad absoluta, sino la expresión
de una verdad relativa.
Pero según el académico de nuestra Escuela, Carlos
Ossa, no basta con una metodología rigurosa para reflejar
la realidad. El docente advierte que las encuestas de opinión
"contribuyen a burlar el sentido crítico, porque lo
único que hacen es humillar la complejidad y heterogeneidad
de lo social con la ficción de lo único".
Las
encuestas y su utilidad
Si
bien toda encuesta de opinión sirve a la sociedad como medio
de expresión y constituyen una de las pocas formas de participación
que tiene la ciudadanía, el profesor Ossa sentencia que esta
idea de participación es más ficticia que real. A
su juicio, "las encuestas generan una ilusión de participación
que, luego traducida a su expresión estadística, termina
mostrando un locus que no existe. Ante la ausencia de lenguajes
que pongan en contacto a los distintos sectores, sociedades como
la chilena recurren a esta ortopedia para presentar como científico
y objetivo un discurso que legitima su estado en la banalidad de
la cifra".
Tal
como lo expresa Carlos Huneeus, abogado y profesor del Instituto
de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica
de Chile, -en su texto Las encuestas de opinión pública
en las nuevas democracias de América Latina-, "la encuesta
permite conocer cómo son los climas de opinión, con
lo cual el político puede decidir si opta por actuar de acuerdo
a las posiciones compartidas por la mayoría, aunque discrepen
de las suyas, o bien, toma decisiones en contra de ésta,
sabiendo que la regla de la mayoría no implica apoyar políticas
que perjudican a la minoría".
Influencia
en la ciudadanía
Quizás
una prueba de la influencia que pueden tener las encuestas sobre
la opinión pública pueda encontrarse en épocas
electorales, durante las cuales se convierten en una poderosa herramienta,
tanto para los votantes como para los políticos. Los candidatos
utilizan sus resultados para determinar sus estrategias e, incluso,
modificar sus discursos y publicidades. Y los votantes, por otra
parte, pueden definir sus compartimientos gracias a los resultados
de ciertos escrutinios públicos.
Y a
pesar de que aún falte tiempo para las presidenciales del
2005, ya se publican estudios que pretenden pronosticar quién
será el próximo Presidente de la República
de nuestro país. Polémica han causado las últimas
encuestas de fundaciones como CEP o Futuro -ambas ligadas a la centro
derecha- según las cuales Joaquín Lavín habría
bajado sus índices de popularidad. En la UDI le restan crédito
a esos sondeos.
Así
mismo, la última encuesta de la Fundación Futuro la
ministra de Defensa, Michelle Bachelet, y la canciller, Soledad
Alvear, aparecen como las figuras políticas mejor evaluadas,
con 77% y 71% de respaldo, respectivamente, desplazando a Joaquín
Lavín al tercer lugar.
Sin
embargo, la derecha le ha restado importancia al estudio desconociéndole
validez. Según declaró el secretario general de la
UDI al diario La Tercera, "la pregunta que hay que hacerle
a los chilenos no es si un determinado político está
bien o mal evaluado. Lo que hay que preguntarles es: si la elección
fuera mañana ¿por quién votaría? Y esa
la gana lejos Joaquín Lavín".
Y es
que estos resultados no se pueden dejar pasar, pues está
comprobado que las encuestas pueden determinar el comportamiento
de los votantes a la hora de enfrentarse a una elección.
A pesar de que los estudios de opinión constituyen una actividad
relativamente reciente en el ámbito de América Latina,
existen algunas hipótesis que se investigan sobre la influencia
de las encuestas especialmente en los votantes.
Por
una parte, se afirma que las personas tienden a decidir adaptándose
a la opinión de la mayoría para no sentirse aisladas.
Esta predisposición se ha denominado como "efecto bandwaggon".
Por otro lado, estarían las personas que se acomodan al "efecto
underdog", basándose en la misericordia y votando por
el que resultaría perdedor según los sondeos.
El
profesor Ossa sostiene que muchas veces los medios de comunicación
publican sondeos sin una base científica, sólo para
validar informaciones que no tienen otra fuente donde sustentarse.
"Los medios usan a las encuestas de soporte y texto, no les
interesa verificar si son datos ciertos o no, pues en la habitualidad
de lo noticioso las han convertido en una rutina periodística,
en un habla instrumental que resuelve la improvisación y
pereza del medio", afirma.
Francisca
Babul |
Jueves
23 de octubre, 2003
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