Medios
de comunicación
La responsabilidad de ser confiables
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El
tiraje alcanza los 1.1 millones de ejemplares diarios durante
la semana.
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El
escándalo que sacudió la buena fama que por un siglo
ostentaba el diario estadounidense "The New York Times"
es uno de los hechos que mejor ilustra los casos que empañan
el rol de la prensa. Académico de la Escuela y ex corresponsal
en Chile del citado medio hablan al respecto.
Que
los medios inciden fuertemente en los temas que alimentan la conversación
cotidiana y la toma de decisiones de los integrantes de una sociedad
no cabe duda. Que la responsabilidad que reviste trabajar en ellos
tampoco es discutible, pero muchas veces la falta de profesionalismo
es evidente.
Quizá
uno de los hechos que mejor ilustra lo anterior fue el acaecido
hace algunas semanas atrás con uno de los diarios más
influyentes de Estados Unidos, el "The New York Times",
cuando se hizo público que uno de sus periodistas inventaba
reportajes que luego eran publicados.
La
denuncia, realizada por personeros del propio medio a través
de una editorial, trajo al tapete el debate en torno a la ética
que deben tener los periodistas y quienes son los responsables de
un medio de comunicación.
La
noticia dio la vuelta al mundo. Y es que durante un siglo, "The
New York Times" ha sido uno de los medios más influyentes
y leídos de Norteamérica. Su tiraje alcanza 1.1 millones
de ejemplares los días de semana y 1.7 los domingos. Por
ello son muchos los lectores que día a día se sumergen
en esas páginas para organizar sus vidas, confiando en la
integridad y legítimo juicio que le ha valido toda una tradición
de prestigio.
Pero ese historial hoy se ve empañado debido al fraude cometido
por el periodista Jason Blair, a quien se le acusó de transgredir
la ética periodística por redactar informaciones que,
según una declaración emitida por el Times "incluían
tergiversaciones, posibles pasajes prestados -sacados de otros medios-
o citas textuales que han sido negadas por las personas a quienes
se les atribuían".
Para
el subdirector de nuestra Escuela y profesor de Periodismo Interpretativo,
Gustavo González, los hechos cometidos por el ex reportero
es una grave "falta de respeto por los más mínimos
preceptos morales y éticos del periodismo".
El
académico agrega que "sin duda existió un relajo
de los editores del diario, que obedeció presumiblemente
a la práctica de que cuando existe un reportero estrella
o consolidado se lo controla poco".
Reconocer los errores es de grandes
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Jason
Blair, ex periodista del diario The New York Times acusado
de falsear decenas de artículos.
Foto: Newsweek
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Sin
embargo, argumenta que si bien todos pueden cometer errores, son
contados aquellos que tiene el valor de reconocerlos públicamente.
"El mayor problema no está en equivocarse, sino en reconocer
los errores cometidos".
La
ex corresponsal del "The New York Times" en Chile, María
Isabel Seguel, quien trabajó como periodista en terreno para
el diario norteamericano hasta el año pasado, sostiene que
"solamente un don diario es capaz de sacar cuatro páginas
completas de su edición para reconocer un error de esta magnitud
en medio de un escándalo".
Algo
muy distinto es lo que a juicio de González ocurre en nuestro
país. "En los medios chilenos se tiende a ocultar o
minimizar situaciones irregulares o que son inconvenientes para
ellos. Se esconden y jamás llegan al conocimiento de la gente".
Advierte que no existe una real fe de erratas por parte de los medios
y que las aclaraciones rara vez se hacen públicas.
Como caído del cielo
Por
otra parte, aunque el polémico caso parecía zanjado
con la investigación interna que comenzó con el despido
del cuestionado reportero y la posterior renuncia de dos altos ejecutivos,
el devenir de los acontecimientos terminó truncando lo que
parecía una salida limpia del torbellino que sacudió
al gigante mediático.
Las
razones, es que el engaño se hizo público precisamente
en momentos que el Times tenía una posición crítica
respecto a la guerra en Irak, en especial frente a la supuesta tenencia
de armas de destrucción masiva por parte del gobierno de
Hussein.
Una
posición que sin duda erizó la sensibilidad de la
administración Bush, quienes tuvieron que soportar la dura
mirada del Times, solventada con informaciones y análisis
acuciosos que denotaban una grave falta de probidad por parte del
gobierno norteamericano, sobre todo frente a la falta de pruebas
sobre la existencia de armas químicas en Irak.
Ante
tal panorama, el momento en que se destapó el fraude de Jason
Blair es considerado por algunos críticos del gobierno norteamericano
como un mero pretexto para bajar el perfil a la posición
que asumió el periódico respecto al proceder del Poder
Ejecutivo estadounidense frente al conflicto.
Información al alcance de todos
El
contexto en que se produjo el escándalo, es que hoy en día
la información es un bien de mucho más fácil
acceso que en el pasado, sobre todo gracias a la masificación
de la Internet, por lo que su utilización es cada vez más
peligrosa.
Para
González, la gran accesibilidad que en la actualidad tiene
la red facilita en gran medida los plagios de publicaciones y la
vulneración de la propiedad intelectual.
Un
ejemplo de ello es lo ocurrido con Blair, aunque el académico
afirma que no es un caso aislado. Y si analizamos este caso, cabe
al menos la duda razonable que si hechos de esta naturaleza se producen
al interior de uno de los periódicos más prestigiosos
y confiables del mundo, no sería extraño que ocurrieran
también en los demás.
Michelle
Zarzar |
Jueves
31 de julio, 2003
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