Externalización
de la producción gana terreno en la industria:
Televisión puertas afuera
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Uno
de los programas estrella de Mega es Morandé con Compañía,
de la productora Kike XXI.
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Probablemente,
el programa infantil "31 minutos" y el espacio de entetención
"Morandé con Compañía" son los mejores
referentes de esta tendencia. Ambos fueron desarollados por productoras
independientes y hoy se exhiben en la pantalla con altos índices
de audiancia.
"Una
ex Princesa británica, con un novio egipcio, que usa un celular
sueco, que choca en un túnel francés, en un auto alemán,
manejado por un conductor belga....". Así reza una mirada,
que circula en internet, sobre la tan manoseada globalización.
Una visión que también podría ilustrar los
cambios en las prácticas comerciales de la industria de la
televisión, donde los canales dejaron de ser los únicos
protagonistas de lo que ofrecen a través de sus pantallas.
Promofilm, por ejemplo, es una empresa española con oficinas
en Argentina, Venezuela, Brasil, Colombia, México y Estados
Unidos. Sus clientes están en toda Iberoamérica. En
Chile, opera con Canal 13 para la realización de los reality
show. Su filosofía es "encargarse desde que surge una
idea hasta que el programa está en el aire".
La
irrupción de producciones de factura extranjera y modelos
comprobadamente exitosos, como la fórmula ¿Quién
quiere ser millonario? u Operación Triunfo, entre otros,
llega como la consolidación de un sistema de trabajo entre
las estaciones televisivas y productoras externas.
Para
Nicolás Quesille, productor de Canal 13 y académico
de la Escuela, más allá de las ventajas y desventajas
que genera el externalizar la producción de programas, su
consecuencia central es que genera una oferta amplia y desarrollada
que "fortifica el negocio de la televisión".
Entre
otras cualidades, el periodista destaca un mejor control de los
gastos de operación de las estaciones, pues hay una disminución
de los costos de administración de personal, obteniendo ahorros.
Una
mayor diversidad y libertad de creación aparecen como otras
fortalezas. Los costos de un "piloto", como se conoce
a los nuevos proyectos de programa, son asumidos por completo por
una producción independiente, que luego ofrece su producto
a un canal determinado.
El
programa "31 minutos" es, probablemente, el mejor referente
de ello. Desarollado por la Productora Aplaplac, pasó de
ser un desechado proyecto a un éxito indiscutido que hoy
se trasnmite en horario "prime" a través de las
pantallas de Televisión Nacional de Chile.
Más
allá del show
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Protagonistas
de la fama, el reality de mayor éxito en nuestro país
era de la productora Promofilm
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El
desarrollo de productos audiovisuales "puertas afuera",
sin embargo, no tiene todo el camino pavimentado. Nicolás
Quesille considera que uno de los temas más sensibles es
el de los contenidos, que deben ser definidos y controlados con
mucho mayor acuciosidad en la medida en que la realización
queda en manos de equipos ajenos al canal.
Lo
mismo ocurre con la elección de la empresa con la que se
trabajará, pues es vital conocer su experiencia y manejo
en los temas. El Reality Show Tocando las Estrellas, por ejemplo,
tuvo serios problemas para alcanzar estándares técnicos
adecuados. Sus realizadores carecían de preparación
en este tipo de programas.
Patricio
Polanco, Productor Ejecutivo de Nuevo Espacio, responsable de programas
como Enigma, Mujer, Vigías del Sur y otros, tiene una visión
distinta sobre el control editorial. Para él, existen instancias
suficientes en cada estación que garantizan un manejo adecuado
de los temas que se tratan. "Se ejerce un autocontrol en la
medida que sabemos cuáles son las políticas, y existe
una revisión permanente del canal". Con ello, agrega,
saben a qué atenerse, sin que ello sea negativo.
Televisión
Nacional, por ejemplo, entrega el "Manual de Orientaciones
Programáticas", que indica en detalle la postura del
canal frente al tratamiento de los distintos temas. Mega, en tanto,
gestiona la revisión de manera más personal a través
de sus delegados y revisores para cada etapa de la producción.
A pesar
de que algunas estaciones todavía se resisten a confiar mayormente
la realización de sus espacios a estos prestadores externos
de servicios, el mercado de productoras independientes es extremadamente
amplio.
Ello
ha provocado que muchas de ellas expandan su oferta a otros rubros.
Chilefilms, por ejemplo, además del Jappening, Los Venegas
y Buen Partido presta servicios en las áreas de distribución
y exhibición cinematográfica, post-producción,
computación grafica y arriendo de escenarios, entre otros.
La
entretención, en tanto, está en manos de Francisco
Javier Morandé. Su productora Kike XXI y su producto estrella,
Morandé con Compañía, tienen un lugar ganado
en el volátil índice del ráting y siguen experimentando
con programas como La Ley de la Selva y el desaparecido La Plancha.
Lo acompaña la empresa argentina Cuatro Cabezas, cuya caballo
de batalla en nuestro país es el programa Caiga Quién
Caiga a cargo del animador Nicolás Larraín.
Roos
Film, nacida en 1995, combina programas de corte humorístico
y entretención como La Gran Sorpresa y Cuentos Chilenos con
otros de gran valor educativo y cultural. Los Patiperros, por ejemplo,
un original espacio que muestra el mundo a través de los
chilenos en el exterior.
Por
último, en el currículum de una de las más
reconocidas y antiguas del país, Nueva Imagen, se leen series
y documentales para América y Europa, y aportes en el terreno
de la cultura con programas como Cine Video, El Show de los Libros
y Teleduc, por citar algunos. Sub Terra, la película chilena
con más presupuesto hasta la fecha y éxito indiscutido
en este momento, es también producción de ellos. Qué
mejor ejemplo del auge de la producción independiente.
Nicolás
Román
Carolina Pérez |
Miércoles
05 de noviembre, 2003
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