Gabriela Ortúzar y Valeria Betancourt
Libre acceso al conocimiento: algunos derechos reservados
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Mauricio Weibel, Eric Báez, Valeria Betancourt y Gabriela Ortúzar |
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Gabriela Ortúzar expuso los costos que tiene para las universidades acceder a producción intelectual y científica internacional |
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Valeria Betancourt se refirió a la participación de la sociedad civil en las discusiones de la cumbre de Túnez |
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Los comentarios estuvieron a cargo de Mauricio Weibel y Eric Báez |
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El Coloquio completo fue filmado en formato digital |
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Las expositoras se refirieron a las nuevas tecnologías, la democratización del conocimiento y el papel de la ciudadanía en la sociedad de la información.
En una tarde dedicada a la discusión sobre el papel de la informática y las nuevas tecnologías en la sociedad de la información, la directora del Sistema de Servicios de Información y Bibliotecas (SISIB) de la Universidad de Chile, Gabriela Ortúzar, presentó la ponencia "La democratización del conocimiento". La acompañaron en la mesa la ecuatoriana Valeria Betancourt, quien se refirió en detalle a la participación de la sociedad civil en la reciente cumbre mundial de la sociedad de la información, y los periodistas Mauricio Weibel y Eric Báez, quienes oficiaron de comentaristas.
Ortúzar se refirió a la situación que enfrentan las universidades de todo el mundo a la hora de acceder a la producción intelectual y científica que es publicada año a año en revistas especializadas, dando a conocer interesantes estadísticas. Se calcula que cada 12 meses se publican 2,5 millones de artículos, de los cuales el 80 por ciento se encuentra disponible en formato electrónico. Pero el problema es que las revistas suelen cobrar altos precios por acceder a dichos sitios, amparándose en su dominio de los derechos de autor: los artículos pueden llegar a costar más de 90 dólares cada uno. A esto los editores suman barreras tecnológicas, pues encriptan las obras digitales y las dejan fuera de dominio público.
¿La solución? Modelos alternativos que otorguen libre acceso a ciertas obras para fines científicos y educativos. Iniciativas de este tipo ya están desarrollándose. Una de ellas son los "Repositorios institucionales", que almacenan producción intelectual y a través de sistemas de interoperabilidad permiten que la información pueda ser vista y recopilada desde otras universidades. Estos repositorios van llenándose de distintas formas. El "pre-print" por ejemplo, permite que el autor de un determinado artículo envíe al archivo público la versión original de éste, antes que salga publicada su versión definitiva en la revista que lo editará. Más de cien universidades en todo el mundo poseen repositorios institucionales.
Para esto también ha habido una batalla de parte de los autores por retomar el control de sus derechos de propiedad intelectual. En este sentido Ortúzar habló del sistema Creative Commons, que ha sido implementado en 24 países, entre ellos Chile, y está en vías de extenderse a 22 naciones más. Consiste en proteger de una forma distinta la propiedad intelectual, bajo el lema "algunos derechos reservados". Permite copiar y distribuir las obras con condiciones especificadas por el autor, lo cual facilita la difusión de las mismas. En Chile, que fue el segundo país de Latinoamérica en implementar este sistema, es nuestra Universidad la encargada de coordinarlo. En suma, a través de la tecnología interoperable y con derechos de autor más flexibles, se aspira principalmente a formar una red mundial de información especializada de libre acceso.
El papel de la sociedad civil
Por su parte, Valeria Betancourt se enfocó principalmente en la participación de la sociedad civil en las discusiones de la reciente cumbre sobre la sociedad de la información realizada en Túnez. Señaló que la participación de grupos civiles "ha generado encuentros y desencuentros", pero que de todas formas enriqueció el debate y puso sobre la mesa enfoques que no formaban parte de las discusiones originales. Betancourt dijo que "si bien la cumbre ha dejado mucho que desear en cuanto a resultados concretos, también ha sido una oportunidad interesante para que las organizaciones de la sociedad civil, abriéndose espacios con dificultad, hayan logrado incorporar algunos de los elementos claves que se han planteado desde hace tres décadas".
Destacó que esta es la primera cumbre que incorpora al sector privado junto a los gobiernos y la sociedad civil. En el encuentro convergieron dos tendencias generales: una visión de la sociedad de la información en la que el mercado y las corporaciones privadas tienen un lugar central, a raíz de un modelo que ha surgido de las agendas de los modelos de desarrollo neoliberales y que favorece a grandes grupos económicos; y otra que concibe sociedades de la comunicación, del conocimiento, que ubican a las personas y a los derechos humanos en su centro. Esta última tendencia también implicó la convergencia de múltiples visiones.
Betancourt a su vez criticó sutilmente que la cumbre se haya apropiado del término "brecha digital", "sin un reconocimiento serio de que sólo es un término más sofisticado para denominar disparidades e inequidades sociales y económicas estructurales". La comunicación y la información son un todo, señaló, sosteniendo que la información y el conocimiento deben ser bienes colectivos y no mercancías. Los grupos civiles participan justamente para contrarrestar esta visión mercantilista de la sociedad de la información y retomar el debate histórico esencial del que han sido parte desde los 80. Entre los numerosos desafíos que surgen de estas discusiones, está la necesidad de construir alianzas y propiciar el debate y la discusión crítica sobre la sociedad de la información.
Texto: Andrés Florit |
Fecha
de publicación:
Sábado 3 de diciembre, 2005 |
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