¡Mozo, hay algo extraño en mi comida!

La mayoría de los alimentos que comemos son transgénicos. Nadie sabe cuáles podrían ser los efectos de consumirlos, ni qué consecuencias podría traer el cultivo masivo de semillas que han manipuladas genéticamente.

Sus defensores sostienen que los resultados sólo serán positivos, permitiendo ofrecer productos más baratos y de mejor calidad para los consumidores.

Sus detractores, en cambio, temen que la transgenia acarree consecuencias nocivas para la salud y el ecosistema.