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Última actualización: Miércoles 2 de julio de 2008
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Luis Riveros:

“La humita me permitió diferenciarme del resto”

Directo y ameno, así es el ex Rector de la Universidad de Chile, quien se da tiempo para hablar de su infancia y adolescencia, y por cierto, de sus particulares “humitas”.

Por: Rafael Andaur Marín

Luis Riveros dice que dejar la rectoría de la Casa de Bello no fue “para nada traumático”, esto tras haber desempeñado el cargo durante ocho años (1998-2006). Un hecho que ha contribuido a esto es su vida activa, que se traduce en una agenda copada de compromisos y viajes, que durante su carrera lo han llevado a recorrer las naciones más importantes del mundo.

Sobre su libro preferido no tiene dudas: “Cien Años de Soledad, lo he releído varias veces”, pero al preguntarle de fútbol se incomoda y responde: “soy hincha de Palestino, pero ciertamente mi segundo amor es la Universidad de Chile”.

- ¿Infancia tranquila o agitada?
- Tuve una infancia normal como cualquier niño de clase media, que fue a la escuela primaria básica pública. Tuve la suerte de tener una tía profesora que me enseñó a leer antes de entrar a la escuela, lo que me permitió progresar mucho más rápido que el resto de mis compañeros. En cuanto a los juegos debo reconocer que nunca fui un chico de barrio, nunca salí a jugar a la pelota a la calle o algo por el estilo, más bien me gustaba estar en mi casa aprendiendo cosas nuevas.

- ¿Qué significó para usted la adolescencia?
- Tengo unos muy bonitos recuerdos de la época del liceo, una época en la que además ingresé a las Juventudes Radicales, un lugar en donde aprendí por sobre todo la importancia de la libertad de pensamiento y de la formación laica. Durante esa época yo también pertenecí a la Federación de Estudiantes Secundarios, en un período de gran inquietud para los jóvenes, y donde éstos tenían grandes oportunidades para manifestar sus inquietudes.
- Yo era un joven de clase media que trataba de no responder a slogan, sino que ser más bien original y equilibrado. Una de las cosas que logré entender en aquellos tiempos era que nadie tenía que pensar igual que yo, lo que es muy importante.

- ¿Qué lo llevó a estudiar historia y geografía?
- Bueno, yo primero hice una pasada por la Escuela de Derecho, pero ahí me di cuenta de que ese no era el objetivo que yo quería alcanzar en mi vida. Entonces de inmediato pensé que la historia me iba a dar esa capacidad de mirar un poco más a la sociedad desde un punto de vista crítico. Al mismo tiempo, también me gustaba el hecho de vincularme con la educación, una vocación que siempre sentí desde niño tanto por el lado de mi padre como de mi madre, además tuve tíos que eran profesores y yo los admiraba mucho. Ciertamente creo que fue la decisión más acertada.

HUMITA” Y RECTORÍA

- ¿Cuándo comenzó su afición por las “humitas”?
- La humita me gustó siempre, incluso desde los años del colegio, pero fue durante la época universitaria cuando la comencé a utilizar. Decidí utilizarla porque lo que más primó en mí fue mi afán de diferenciarme del resto y creo que lo logré, porque esto ya parece marca de fábrica, al punto de que no he podido escapar nunca más de esto.

- ¿Cuántas tiene? ¿De dónde las obtiene?
- Tengo 71 y me las regalan principalmente mis amigos. Cuando alguien me dice porque no utilizó una corbata normal yo les respondo: “y quién te dijo a ti que esa otra es una corbata normal, y no ésta”.

- ¿Qué sentimientos le recuerda su llegada a la rectoría de la Universidad de Chile?
- Fue un momento muy especial, porque la Universidad venía en medio de una crisis de conducción, lo que causó la crisis estudiantil del año 1997, en la cual estuve trabajando activamente en la búsqueda de caminos de salida, que fueron los que finalmente lograron la estabilidad de la institución, que ciertamente estuvo muy en riesgo.

- ¿Cree usted que como Rector fue realmente crítico sobre las políticas educacionales del Estado de Chile?
- Sí, por supuesto. Yo siempre sentí una gran responsabilidad de liderar la Universidad independiente de mis propios sentimientos, y eso lo demostré cuando defendí temas como el del financiamiento. De hecho yo defendí tanto a mi institución que eso me trajo costos personales, debido a que en este país siempre se piden lealtades. Me siento tranquilo, porque tengo la convicción de que siempre fui leal con mis principios y los de la Universidad.

- Mucho se habla al respecto, pero: ¿se reconoce usted como masón y radical?
- Sí, sobre todo como un masón. Esto de los partidos ha pasado hoy en día a ser una cosa tan ecléctica. Yo sigo creyendo en la posibilidad de construir una sociedad con una fuerte presencia del Estado y con un mercado muy activo, creo que esto no es incompatible y así lo han entendido los países europeos, el problema es que en Chile siempre tendemos a irnos hacia los extremos, o a la UDI o al comunismo. Yo sigo creyendo en una sociedad laica, porque creo que el Estado es de todos, y no puede ser el instrumento de una forma de mirar a Dios. La libertad de pensamiento y la libertad de elección deben ser el fundamento de las nuevas generaciones.

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