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Última actualización: Miércoles 2 de julio de 2008
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Municipalización de la Educación Chilena:

Una aberrante desigualdad

El proceso de municipalización y el sistema de subvenciones prometían un importante salto en el mejoramiento de la educación nacional. Sin embargo, hoy el “modelo” presenta desigualdades evidentes entre los diferentes municipios. Al parecer, para acceder a una buena educación sigue siendo importante el lugar donde se nace. 

Por Rafael Andaur Marín

Corría el año 1981 y la Dictadura Militar seguía adelante con su plan “modernizador”. Ahora el área elegida era nada menos que la educación. El ministro del ramo, Alfredo Prieto Bafalluy, prometía que la municipalización de la enseñanza pública generaría tres importantes avances: descentralización, mayor participación y control social en la administración de los establecimientos, y además, mayores posibilidades para el mejoramiento cualitativo de la educación. Hoy, claramente vemos que las promesas no se cumplieron.

La municipalización de la enseñanza (pre-básica, básica y media) y el sistema de subvención por alumno, claramente no están entregando los resultados que sus impulsores vociferaban. El “modelo educacional” sólo sirvió como excusa para un Estado que buscaba desligarse de lo público, y a la vez, seguir cumpliendo con los preceptos neoliberales defendidos por su equipo asesor. Hoy la educación municipal no está funcionando como debiera hacerlo, a continuación sólo una muestra.

Promesas Incumplidas

Un estudio sobre “Subvenciones y Municipalización de la Educación” realizado por el Observatorio de Políticas Educativas de la Universidad de Chile (Opech), nos entrega certeras informaciones y datos que dejan en evidencia las tremendas desigualdades presentes en la educación municipal chilena.

En cuanto a descentralización vemos que esta no se ha cumplido, hoy los colegios subvencionados y de financiamiento compartido aumentan, mientras la educación pública se precariza. Todo esto ha originado deficiencias y una marcada heterogeneidad de recursos entre los distintos municipios del país. Las cifras resultan preocupantes: 264 de los 345 municipios existentes en el país terminan gastando más de lo que reciben por concepto de subvención sólo para cancelar salarios, lo cual da cuenta de lo insuficiente de este monto (según cifras del Ministerio de Educación, en el año 2006 alcanzó un promedio mensual por alumno de $33.154).

El exiguo valor de la subvención impacta profundamente en la posibilidad que tienen los municipios de entregar una educación de calidad. Adicionalmente, la heterogeneidad mencionada permite que algunas comunas puedan invertir recursos complementarios en sus colegios, es el caso de Las Condes y Lo Barnechea, municipios que aportan en promedio 6 de cada 10 pesos del presupuesto total que destinan a sus colegios. Realidad distinta tienen 141 comunas que presentan un marcado déficit en el área educativa, como el caso de Quilpue que tiene un déficit operacional cercano al 50% (a su vez, Las Condes tiene un superávit de 23,8%).

A juicio de Juan González, miembro de Opech, “la municipalización de la educación ha fracasado, puesto que no ha logrado ser una herramienta que permita descentralizar de manera efectiva la educación y menos de asegurar su calidad. Este modelo ha generado un nivel de protagonismo de los municipios en la labor educativa, que se traduce en una precarización de la educación pública”, sentencia.

Otra conducta que la Opech ha detectado son los problemas en el uso de los recursos, al respecto González agrega que, “en La Pintana, una comuna con constante déficit económico, ocurre que muchas veces al recibir la subvención educacional estos recursos se “bicicletean”, es decir, no se destinan a educación sino que a otro tipo de problemas, como la extracción de basura”, señala.

¿Fiscalización en el uso de las subvenciones? No existe. Tal como lo confirma Carlos Sepúlveda, director de la unidad de pago de subvenciones del Ministerio de Educación: “respecto a la subvención, el Ministerio lo único que hace es verificar que se cumplan los requisitos que asume cada sostenedor, ya sea un particular o municipal para nosotros poder cancelar. La forma en que estos administran los recursos es una responsabilidad de ellos”. Al ser consultado sobre la situación de los 264 municipios que no alcanzan a cubrir sus gastos con las subvenciones, Sepúlveda se defiende: “lo que pasa es que el Ministerio no tiene mayores atribuciones al respecto. Nosotros sólo entregamos los recursos y ellos (los municipios) administran, esa es la situación”.

Vitacura v/s Cerro Navia

En el citado estudio realizado por Opech, se realiza una comparación entre las realidades educativas de Vitacura y Cerro Navia. La comuna de Vitacura destina el doble de lo que recibe por subvención sólo para pagar los sueldos de los profesores y funcionarios. Además, ha ampliado la cobertura del programa de alimentación escolar, tiene un convenio adicional contra accidentes escolares con la Clínica Alemana, becas para preuniversitario, becas para la educación superior, instalaciones deportivas, cuenta con dos buses a gas para trasladar a los alumnos de colegios Municipalizados, entre otros beneficios.

En Cerro Navia, el monto recibido por subvenciones ni siquiera alcanza para pagar íntegramente los sueldos del personal que trabaja en educación. Por ello, el municipio debe aportar casi un 14% al presupuesto educacional (10% del presupuesto total como comuna), lo que genera una competencia por los recursos que termina afectando a otras áreas del gasto, como salud, seguridad, aseo o infraestructura comunitaria.

El estudio de la Opech es concluyente: el actual sistema de financiamiento no permite generar educación de calidad en todos los colegios de Chile, es un sistema que genera profundas desigualdades y el valor de la subvención mensual es absolutamente insuficiente.

Para Juan González el problema del sistema educacional no pasa por un tema de gestión, sino que debe ser entendido como un problema estructural, “la Derecha siempre plantea que los problemas en educación son micro: que son malos los profesores o que es mala la gestión de los dineros. Pero tenemos que buscar una explicación para esto, ¿por qué hoy en día los profesores están mal?, porque también tienen malas condiciones de trabajo, de su jornada laboral tienen un 75 por ciento de las horas frente al aula, entonces: ¿cuando tienen tiempo para preparar sus clases?”.

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