HISTORIA
 
 
El dinero:
La sangre que mueve al mundo

El nacimiento del dinero no solo trajo consigo una original forma de intercambio comercial, sino que impuso un sistema financiero que perdura hasta nuestros días en la más variada gama de culturas de nuestro planeta, donde la moneda es el principal referente de esta revolución.

por Antonio Astudillo

Se podría decir, sin temor a equivocarse, que el dinero es la sangre que mueve al mundo. No hay país, región o persona que no dependa de alguna manera de este. Todos los pueblos y culturas, en mayor o menor medida, han dependido del desarrollo del comercio para poder subsistir.

En un principio, el trueque fue la principal arma de los comerciantes para intercambiar sus productos y servicios. Hace miles de años, en los albores de la civilización occidental los productos se intercambiaban de mano en mano. Un jarrón de vino producido en la propia huerta familiar por un pequeño saco de trigo para poder amasar el pan, pieles para abrigarse por algún cuchillo de caza. El sistema no era del todo efectivo, pero funcionaba para la sociedad en que estaba inserto.

Con el correr de los años y el desarrollo de nuevos bienes de consumo para la población, este sistema se fue haciendo más complicado: ¿Cómo hacer equivalente el valor de un servicio o un producto más allá de las fronteras?, se preguntaban los comerciantes. La respuesta no tardó mucho en llegar; en ciertas regiones se comenzaron a utilizar objetos, considerados valiosos por la gran mayoría, como moneda de cambio: este es el antecedente más directo de lo que hoy conocemos como dinero.

Si bien el dinero no es más que un concepto abstracto, aunque muchos le den un status casi de divinidad, pues en rigor no tiene más valor que el que nosotros mismos le asignamos, se podría decir que es la base de las economías de todo el mundo en los últimos siglos.

El reinado del oro

Desde varios siglos antes de la era cristiana, los antiguos pueblos del Asia menor utilizaban el ganado o el trigo como moneda de intercambio. Este fue el primer avance hacía lo que más tarde se conocería como la economía monetaria. Sin embargo, la verdadera revolución se produjo aproximadamente unos 3000 años antes de Cristo, cuando los Asirios y Babilonios comenzaron a usar el oro y la plata. Abundantes en la ornamentación y el decorado de los palacios de la época de Nabucodonosor, estos metales siempre habían llamado la atención del hombre, primero por su brillo y escasez; y segundo, por su incorruptibilidad.

En esa línea, los babilonios comenzaron a fabricar piezas de oro y plata rectangulares, con un cierto valor, y los llamaron Shekels o talentos. Su éxito fue tal que todavía se utilizaban en los tiempos de Jesús. Estas fueron las primeras “monedas” o si se quiere, un primer atisbo al nacimiento de ellas.

Con los talentos, el oro se transformó en el material noble por excelencia. Codiciado por todos, se volvió en un símbolo de status. Pero, el principal problema no se había resuelto. Dado que cada cultura le asignaba un valor propio a los productos que ella, el oro y la plata no eran considerados artículos de valor en sí por todos los pueblos. Un ejemplo claro de este conflicto son los egipcios, quienes categorizaban a estos metales más en la esfera ceremonial que en la comercial. El oro no servía para otra cosa que para adornar las tumbas de los muertos, asignación que duraría otro par de siglos hasta que el preciado metal tomara su real dimensión en la cultura del Nilo.

La moneda como medida del mundo

Mernadae, el reino no fue más que una de las tantas ciudades-estados de la península del Ática. Uno de sus reyes, Creso vivía a expensas del pueblo por los tributos que este le pagaba, pero complicado por el almacenamiento de los productos que se le entregaban, ideó una manera mucho más simple de pago, las monedas.

Como en el mundo nada es eterno, el reino de lidia fue presa de la codicia de las potencias que lo circundaban. Invadido por los persas y reducido a su más mínima expresión, pronto entró en decadencia y nunca más volvió a ser una potencia. No obstante, dejó un legado que perdura hasta nuestros días, algo que posiblemente fue el catalizador del futuro esplendor que tendría el mundo antiguo: un sistema económico basado en la moneda como piedra angular.

Fuente: La historia del dinero: De la piedra arenisca al ciberespacio. Jack Weatherfrd.
Foto: El Mercurio
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