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Caída de Aerocontinente:

Turbio-lencias en el aire

La noche del 18 de julio marcó el inicio de la debacle de Aerocontinente. La operación Icaro llevada a cabo por el Consejo de Defensa del Estado (CDE) dio un golpe a la cuestionada aerolínea por lavado de
dinero y vinculación con el narcotráfico.

por Claudia Castro y Macarena Garrido

Tras la caída de Aerocontinente, su principal contendor del mercado nacional, Lan Chile, se alza como un imperio que amenazaría el normal funcionamiento de los vuelos nacionales, generando preocupación en las autoridades y usuarios por un posible monopolio.

2 mil 500 pasajeros de la aerolínea debieron esperar en distintos terminales aéreos una solución que les permitiera regresar a sus lugares de destino. El testimonio de un pasajero nos evidencia los duros momentos que vivió en espera para volver a Chile.

Retorno Incierto

El día 14 de julio viajaron 36 personas del ballet folclórico Antumapu vía erocontinente hasta Miami. El vuelo no tenía escalas y su tarifa, de 600 dólares, era la más barata del mercado.

El grupo, que debía regresar a Santiago el 31 de julio, quedó aislado en el Aeropuerto de Miami pues su vuelo salió del circuito aéreo tras la suspensión de los viajes e incautación de los aviones de la empresa Aerocontinente; ello producto del golpe judicial que propició el CDE en contra de la aerolínea por un supuesto lavado de dinero y relación de sus dueños, la familia Zevallos, con el narcotráfico.

Gonzalo Mazuela, estudiante de periodismo e integrante del grupo folclórico, relató lo difícil e inciertas que fueron las gestiones para retornar a Santiago. "Una vez que llegamos a Carolina del Norte, pasaron diez días antes que supiéramos que aerocontinente tenía problemas en Santiago y tratamos de gestionar de inmediato el regreso. El director del grupo, se encargó de llamar a la Cancillería y a la agencia de
viaje para confirmar, lo que hasta entonces, eran sólo rumores para nosotros".

"Logramos así que la agencia consiguiera los boletos desde Miami hasta Lima. La Cancillería, por su parte, pondría un avión Hércules de Lima hasta Santiago, pero después señaló que también debía hacerse cargo de las otras personas que estaban fueran de Chile. Lan Chile tenía que darles la oportunidad de regresar con
ellos, fuera como fuera. Estando en Miami entonces, no teníamos la certeza de regresar a Santiago por Aerocontinente, solamente teníamos la confirmación de la agencia, y sólo hasta Perú. Estábamos con tantas dudas que al final nos aventuramos hacia el aeropuerto de Miami y esperamos que se hiciera el embarque. Una vez realizado el embarque, y se tuvo la certeza de que regresábamos, en Lima nos esperó otra sorpresa. Debíamos cancelar un nuevo pasaje vía Lan Chile a 120 dólares para poder regresar a Santiago".

"Finalmente llegamos el 1 de agosto a Lima donde abordamos el vuelo de Lan Chile que por obligación fue previamente pagado y que nos trajo de regreso el 2 de agosto a las 6:30 de la mañana hasta Santiago… la espera y la rabia de tener que cancelar en forma adicional los pasajes Lima - Santiago, cuya deuda asciende actualmente 2 millones 800 mil pesos en total por el grupo folclórico, sin ninguna facilidad de pago, nos hace sentir que este episodio aún no termina, pues nuestro endeudamiento inesperado nos llevó a tomar la decisión de establecer una demanda contra Aerocontinente a través del Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) y resolver, en esa instancia, el atropello gratuito del cual fuimos víctimas".

Antecedentes poco transparentes

El testimonio de este joven estudiante se suma al de los 2 mil 500 pasajeros de Aerocontinente que quedaron desprotegidos luego de la bomba que detonó el 18 de julio tras la querella interpuesta por el CDE en el Quinto Juzgado del Crimen de Santiago contra dicha empresa, con el juez Carlos Urrutia a cargo, por el delito de lavado de dinero y narcotráfico.

Todo partió con la Operación Icaro, investigación llevada a cabo por el CDE y la Brigada Antinarcóticos de la Policía de Investigaciones por los delitos de asociación ilícita y lavado de dinero.

Juan Carlos Urrutia, titular del Quinto Juzgado del Crimen de Santiago ordenó incautar los aviones que la empresa tenía en Santiago, Arica e Iquique, la noche del miércoles del 18 de julio. El operativo culminó con la detención de cuatro ejecutivos de Aerocontinente. Ellos fueron el peruano Máximo Zadi Desme; el gerente general, Jorge Schomburgk, de nacionalidad chilena; el ex socio constituyente, Félix González y el chileno esposo de Lupe Zevallos, Jorge Portilla Barraza.

La incautación implicó cinco aviones boing, cuentas bancarias y el cierre de quince oficinas a lo largo del país. La operación vio luz verde para el CDE cuando Portilla pisó tierra chilena el 16 de julio, dos días antes del golpe.

De acuerdo a los antecedentes recogidos por el CDE, la empresa Aerocontinente realizó diversos movimientos de dinero detectados en diferentes cuentas bancarias, que dan cuenta de la operación de lavado de dinero realizado por la empresa.

De acuerdo a ello, existieron cuentas corrientes correspondientes a los Bancos de A. Edwards y Santantander cuyos depósitos entre noviembre de 1999 y agosto del 2001 fueron cifras excesivamente ascendentes, en pesos y dólares.

Sobre la base de ello, la querella presenta la existencia de una operación en que Aerocontinente Chile y la sociedad peruana de esta empresa, actuó financieramente cohesionada, respondiendo a una sola voluntad, actuando las mismas personas y trasladando fondos de una cuenta según sus necesidades.

De acuerdo a los estudios realizados en torno a los costos operativos de la aerolínea, estos movimientos de dinero justificarían la solvencia de una empresa que no cancelaba los gastos operativos de arriendo de los aviones; con las tarifas de pasajes aéreos más bajos del mercado y trabajando sostenidamente a pérdida desde hace dos años. Ello revelaría, de acuerdo al estudio, la solvencia íntegra de la empresa desde el exterior.

La línea blanca

No sólo el lavado de dinero es una de las acusaciones que se vierten sobre Aerocontiente, sino también la acusación que pesa sobre los hermanos Fernando y Lupe Zevallos, dueños de la aerolínea por sus influencias con el narcotráfico.

En 1995 una operación antidrogas en Perú, desarticuló uno de sus poderosos carteles de tráfico de cocaína hacia EEUU y Europa. Se trataba del grupo de sicarios "Los Norteños", más conocido como el "Cartel de los Hermanos López Paredes". Fue luego de esta operación que el nombre de Fernando Zevallos apareció como uno de los integrantes del mencionado cartel, y cabecilla del tráfico de drogas.

Justo en esas fechas, extrañamente, Fernando Zevallos traspasó todas sus acciones de Aerocontinente a su cuñado, el chileno Jorge Portilla, esposo de Lupe Zeballos. En el desmantelamiento del grupo "Los Norteños", treinta personas fueron condenadas, mientras que otros cuantos, entre otros Zevallos, quedó en la situación legal de "juzgamiento reservado" con orden de captura internacional y con una condena de 15 años de cárcel inexcarcelable pendiente.

Zevallos figura en una serie de empresas de papel que constituyen "paraísos fiscales", que gracias a maniobras ilegales están exentas de impuestos y operan por una agente que reside en el país. Los paraísos son, en definitiva, compañías que operan con propietarios fantasmas que el CDE quiere dilucidar, con la hipótesis de que aquel es Zevallos.

Si actualmente Fernando Zevallos reside como ciudadano común en uno de los países con mayor fiscalización antinarcótica del mundo, cómo lo es EEUU, ¿cómo se explica que el DEF no haya descubierto con antelación a Chile los manejos de dinero y vinculaciones con el narcotráfico de Zevallos?.

Con este hecho queda de manifiesto que el tema de la globalización y trasnacionalización de las empresas tiene sus baches en el control de poderes como el narcotráfico, haciendo vulnerables nuestros países bajo redes de control cada vez más sofisticadas como el traslado encubierto de drogas libremente por el mundo en líneas aéreas constituidas "legalmente" como tales en el mercado.

¿Son tan frágiles las fronteras o tan poderosas las redes del narcotráfico que impide detectar los movimientos del tráfico de droga en el mundo? En este sentido, la operación del CDE puede ser un precedente importante para desbaratar redes de narcotráfico o sólo un acto fallido del mismo Consejo que podría dejar en jaque su credibilidad.

Una menos en el camino

No es la primera vez que Lan Chile se queda sola en el mercado aéreo nacional. En marzo había desaparecido la aerolínea Avant de propiedad de la familia Diez, absorbida por las bajas tarifas que ofrecía Aerocontinente. Al desaparecer esta última, Lan Chile se erige como dueña y señora de los cielos chilenos, situación que no ha dejado de preocupar a las autoridades nacionales por el posible monopolio de esta empresa, la que en estos últimos diez años siempre ha quitado del camino a sus más poderosos competidores.

Esto pone en peligro la oferta de tarifas para los consumidores ya que el valor de sus boletos podrían subir tras la puesta en marcha de una nueva imagen corporativa que tiene por finalidad comprar cuatro o cinco operadores en América Latina convirtiendo entonces a Lan Chile en Lan América.

Eliminado el competidor, la incertidumbre sobre una situación de monopolio Lan-Ladeco alertó a las autoridades nacionales que, representadas por el Fiscal Nacional Económico, Francisco Fernández, señalaron que es necesario establecer una Comisión Resolutiva que podría ordenar la disolución de Lan -Ladeco (que juntos forman el 85% del mercado nacional aéreo) como una acción antimonopólica frente a una situación que el fiscal reconoce como "un monopolio de hecho".

Según fuentes del Ministerio del Interior peruano, el desbaratamiento de la línea aérea peruana no es más que una "truculencia de mal gusto" de la empresa Lan Chile para conseguir el monopolio de los vuelos nacionales e internacionales, "calumniando a la familia Zevallos, cuando en concreto, no se ha podido probar ninguna de las acusaciones emitidas por el CDE".

Las autoridades no descartan la llegada de otras líneas aéreas al mercado, para asegurar una libre competencia y terminar con lo que podría ser un imperio de Lan Chile, sobre los cielos chilenos.