No
hay consenso: las nuevas señales del Banco Central pueden
ser buenas noticias o medidas demasiado débiles. El Gobierno
está conforme y los empresarios celebran, aunque persisten
las desconfianzas. Sin embargo, algunos analistas financieros acusan
debilidad. La ansiada reactivación sigue evadiendo a la economía
chilena.
El
Banco Central volvió a bajar la tasa de interés, rectora
de la economía, esta vez al nivel más bajo de su historia:
3,75%. La medida es la cuarta de este calibre que adopta el Instituto
Emisor este año, lo que indica que existe una resuelta expectativa
acerca de sus beneficios. Sin embargo, algunos analistas financieros
no creen que la acción sea la panacea de la reactivación,
pero la entidad monetaria sigue apostando a la misma carta.
Las
tasas han caído sistemáticamente desde el año
pasado y aún la economía no revive. El 2000 el país
creció un 5,4% debido principalmente a las exportaciones
que tuvieron uno de sus mejores años, aumentando en un 16%
los envíos al exterior. A comienzos de este año, tomando
en cuenta los buenos resultados comerciales, se anunciaban cifras
de crecimiento cercanas al 6%. Pero, transcurridos apenas cuatro
meses, las expectativas decaen persistentemente. Hoy se habla apenas
de un 4%.
Ocurrió
que los analistas no contaban con la variación sustancial
del panorama internacional. El freno de la economía mundial,
derivado de la brusca caída del crecimiento estadounidense,
provocará necesariamente una baja en las transacciones comerciales,
con el consecuente desmedro en las divisas que el rubro exportaciones
aporta al Producto Interno Bruto. De esta manera, el promisorio
2001 comenzó con reglas del juego que no se esperaban.
El
caso del cobre es el mejor ejemplo de cómo la tambaleante
situación externa está afectando la economía
nacional. Nuestra principal exportación, ha sufrido una baja
sostenida en su precio: mientras que el año pasado cerró
en un promedio de 88,7 centavos de dólar la libra, y se proyectaban
para este año valores cercanos a 92 centavos de dólar;
hoy su precio no sube de los 76 centavos de dólar. Cabe señalar
que por cada un centavo de dólar que baje la libra de cobre,
nuestro país deja de percibir 100.000.000 de dólares
anualmente.
A
las dificultades planteadas por el decaimiento de la economía
norteamericana se deben sumar la crisis financiera del mercado argentino
y la constante amenaza de recesión de la economía
japonesa, tomando en cuenta que ambos países son importantes
socios comerciales chilenos.
En
materia interna, en tanto, el panorama no se ve mejor. El alto desempleo,
por sobre el 8% sigue frenando el despegue del gasto de las personas
y la inversión de las empresas. Si las personas no gastan,
es decir, compran menos, no es necesario producir más y por
ende generar más empleo. De esta manera, si no se generan
más empleos, y si incluso existe el peligro de perder el
que se tiene, la gente compra aún menos y se construye así
un círculo vicioso que mantiene al sistema financiero sumido
en un status quo poco beneficioso para una economía
emergente como la chilena.
En
este sentido, se entiende que las medidas adoptadas por el Banco
Central apuntan en una sola dirección: elevar el nivel de
gasto y así, se supone, reactivar la economía.
Sucede
que al abaratar el costo de los créditos y promover el "levante
de capital", es decir, que las personas tengan más dinero
líquido para gastar o invertir, se facilita el consumo y
crece la demanda de todo tipo de bienes y servicios. Al aumentar
los créditos, además de crecer el consumo interno,
las instituciones financieras pueden recuperar deudas incobrables,
ya que las empresas o las personas tienen la posibilidad de endeudarse
en un crédito de menor costo para cancelar el más
caro. Vale tener en cuenta que la evolución de las tasas
de interés en Chile han bajado considerablemente desde 1998,
cuando este ítem llegó incluso a elevarse sobre el
14%.
Al
contrario de lo que esperaba el Banco Central, el cuarto recorte
del año fue recibido cautelosamente por los actores del mercado.
Las opiniones divergentes apuntan a que el mecanismo por sí
solo es insuficiente para reactivar la economía y a la luz
del tibio recibimiento de la Bolsa de Comercio de Santiago, se puede
apreciar que una misma receta ya no provoca el mismo entusiasmo
de antes. Sólo el primer día después del anuncio,
el mercado bursátil reaccionó positivamente con un
alza del 2,4% en su indicador principal IPSA. Sin embargo, los dos
días siguientes, no se observó una variación
importante: los índices se mantuvieron entre el 0,2 y 0,4%.
El
deslucido impacto de una receta conocida
Mientras
el Gobierno aplaude la medida del emisor, economistas y analistas
de mercado estiman que los efectos de esta reducción de tipos
tendrá efectos débiles. Afirman que lo que hace falta
para la reactivación son medidas claras por parte del Ejecutivo.
El
analista de Banedwards Corredores de Bolsa, Gerardo Rivera, explica
que los efectos de los recortes adicionales a las tasas de interés
no tendrán gran implicancia en el mercado, si es que no se
modifican otras variables.
En
este sentido, el Gobierno anunció, una semana después
de la medida del Banco Central, un importante Proyecto de Ley de
Reforma al Mercado de Capitales, que busca destrabar el sistema
financiero nacional y estimular la inversión, con cambios
como la eliminación de ganancia de capital por transar acciones,
la modificación a las cuotas de inversión de las AFPs
en el extranjero, la creación de una Bolsa para empresas
emergentes, una bolsa agrícola, entre otros.
En
este contexto, la medida del Central demuestra, para varios economistas,
que la realidad de la economía chilena en cuanto a producción
y demanda no es buena. En definitiva, creen que la reactivación
está más lejos de lo que se esperaba y que la autoridad
monetaria recurre nuevamente de emergencia al mecanismo, que en
cualquier caso sólo tiene resultados visibles varios meses
después.
El
Ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre fue categórico
en señalar que siempre existen pájaros de mal agüero
que tergiversan el sentido de las medidas porque la realidad es
que "cuando hay una baja de las tasas de interés significa
que hay pocas presiones inflacionarias que permiten tomar la medida,
y cuando hay alzas es porque hay un crecimiento excesivo".
A su juicio, pensar que cuando hay una baja de tasas, la economía
está muy débil y cuando hay un alza es que existen
presiones inflacionarias, es una manera errada de conceptualizar
la situación.
En
todo caso, Eyzaguirre reconoció que ni esta rebaja ni ninguna
medida por sí sola es suficiente para reactivar la economía.
"Esto no es de una magnitud que implique un cambio muy significativo,
pero sin duda alguna es un cambio que se orienta en la dirección
correcta", comentó.
Los
dichos del personero de Gobierno se condicen con el anuncio de la
Reforma al Mercado de Capitales, pero acusan una suerte de descoordinación
en estas materias entre la entidad monetaria y Hacienda. Lo cierto
es que el mercado no reaccionó y para los analistas las medidas
no hacen más que dar cuenta de lo debilitado del panorama
económico nacional.
En
este contexto la eficacia de la medida, que técnicamente
es un probado mecanismo para incentivar el gasto a mediano plazo,
se desluce por una suerte de falta de dosificación. Al adoptar
medidas que aumenten innecesariamente la apariencia de inestabilidad
económica del país, más aún cuando esta
rebaja alcanza apenas al 0,25%, se resta credibilidad a una medida
que sí puede ser un aporte a la reactivación.
De
hecho, luego de cuatro sucesivos recortes a la tasa de interés,
se esperaba que la economía estuviera mejor encaminada, lo
que no fue así. Y por el contrario, en vez de estimular la
confianza desacreditó en cierta medida la receta. Así
se ratifica que los comportamiento causa-efecto parecen no existir
en economía, si no, pregúntenles a los japoneses,
que pese a tener sus tasas de interés en cero, no han logrado
ni hacer repuntar sus mercados bursátiles ni menos fomentar
el gasto
Posibles
efectos del recorte en factores claves
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- Financiamiento:
Se abarata el costo de los créditos para las
personas y las empresas, lo que facilitará el consumo.
- Empleo:
Debería tender a disminuir la tasa de desocupación
por los proyectos de inversión que promueve un financiamiento
más barato.
- Construcción:
Este sector debería tomar un ritmo más
rápido aún de crecimiento por dos factores:
mayor inversión del rubro y menor costo de los créditos
hipotecarios.
- Inflación:
Es posible que en el largo plazo se puedan generar presiones
inflacionarias, pero todo dependerá de la evolución
que presente el consumo en los meses siguientes.
- Pymes:
Las pequeña y mediana empresas son las más
beneficiadas con la medida impuesta por el instituto emisor,
debido a que podrán reprogramar sus deudas a menores
tasas y a la vez inyectar capital líquido a su producción.
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Foto:
El Mercurio
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