Si una persona
supiera cómo va a vivir al interior de la cárcel, seguramente lo
pensaría dos veces antes de cometer un delito. La situación penal
está en crisis y para nadie es un misterio que sus causas son múltiples
y de diversa índole.
A la vista está
el grave hacinamiento que se calcula en un 40% debido, entre otros
factores, a las restricciones para otorgar la libertad provisional
y a las mayores exigencias para obtener beneficios intrapenitenciarios
como la libertad condicional o las salidas diarias y dominicales.
Nuestros reclusorios
albergan a 36 mil internos aunque solamente están diseñados para
20 mil. De acuerdo a rangos internacionales, Chile debiera tener
entre 15 y 20 mil reclusos y no casi 40 mil como es actualmente.
La falta de
segregación entre criminales peligrosos y primerizos al interior
de los penales contribuye a colapsar aún más el sistema: en vez
de rehabilitación, lo único que consiguen los reos es aprender más
trucos para cometer delitos.
A esto se suma
el déficit de personal. Para las 114 cárceles a lo largo del país,
existen 6.500 gendarmes que deben custodiarlas, lo que significa
que cada uno de ellos tiene a su cargo a cinco presos. El estándar
internacional sugiere que la relación óptima es de un gendarme cada
tres reclusos.
Ello se pretende
subsanar con la ley de plantas de Gendarmería que aumentaría la
dotación a 3.500 funcionarios, los cuales ingresarían paulatinamente
al servicio en un período de cuatro años.
El diagnóstico
a todas luces es dramático y una de las últimas medidas que el gobierno
ha decidido aplicar para remediar la situación es permitir el ingreso
de capitales privados a la construcción de recintos penales.
Matrimonio
Por Conveniencia
Las autoridades
se la juegan por un sistema carcelario mixto en el cual el Estado,
a través de Gendarmería, y un concesionario privado, se dividan
las funciones. Los gendarmes seguirían a cargo de la vigilancia
y la relación con los presos, mientras que las empresas asumirían
la infraestructura de los penales.
La participación
de privados se enmarca en el "Programa de Concesiones de Infraestructura
Penitenciaria" que contempla la licitación del diseño, construcción,
equipamiento y mantención de diez cárceles de alta y mediana seguridad.
Para llevar
a cabo este último el Ministerio de Justicia firmó un convenio con
el de Obras Públicas mediante el cual le encarga la ejecución del
Programa, que se realizará a través de la Coordinación General de
Concesiones (CGC).
El máximo jefe
de la CGC, Germán Molina, declaró que con la incorporación privada
habrá más eficiencia en la administración de las nuevas cárceles,
mejorándose las posibilidades de atacar el hacinamiento e incorporando
estándares de funcionamiento "muy superiores a los de hoy".
La privatización
no va a producir en ningún caso una reducción de personal en Gendarmería.
El Tesorero de la Asociación Nacional de Funcionarios Penitenciarios
(Anfup), Mario Olave, dijo a The Moroso que "esta medida
significará ordenar un poco la casa, ya que los funcionarios que
estaban ejerciendo como cocineros o choferes pasarían a desempeñar
las labores para las que fueron contratados, es decir, de custodia
y vigilancia de los reos".
En una primera
etapa se concesionarán cinco recintos mediante la modalidad de licitación
por grupos. El primer equipo está conformado por los penales de
Iquique (Alto Hospicio), La Serena y Rancagua; mientras que el segundo
lo integran los recintos de Concepción y Valdivia. En ambos casos
se espera que la adjudicación esté lista para fines de 2001.
Para una segunda
etapa se tiene previsto licitar dos cárceles en la Región Metropolitana
y los recintos de Antofagasta, V Región interior y Puerto Montt.
El plazo para
la construcción de estos nuevos complejos carcelarios que podrán
albergar cada uno a 1.600 reclusos, es de cinco años y se necesitará
una inversión de 260 millones de dólares.
El 22 de enero
pasado, en tanto, se abrió el "Registro Especial de Precalificación
al Programa de Concesiones de Infraestructura Penitenciaria",
que agrupa a empresas nacionales y extranjeras interesadas en participar
en el proceso de licitación. Para ello deben tener un patrimonio
mínimo de 35 millones de dólares y capacidad de gestión demostrada.
El concesionario
construirá el recinto penitenciario, proveerá todo su equipamiento,
realizará la mantención de las instalaciones y puede prestar servicios
de alimentación, salud, trabajo, educación y rehabilitación.
Gendarmería
de Chile seguirá manteniendo las labores de custodia de los reos
durante el cumplimiento de sus penas, tal como lo establece la ley.
Mario Olave explicó que "la administración completa
de una cárcel no puede ser entregada a una empresa porque ésta tiene
fines de lucro y , por lo tanto, va a manejar el recinto como una
suerte de hotel. Un hotel mientras está lleno deja plata y entonces
al privado no le va a convenir que los presos salgan en libertad
u obtengan algún beneficio ya que le van a pagar por cada reo".
Suitre
inmaduro
Ya
están listas las características principales de los nuevos recintos.
En términos generales, se establecerán tres zonas.
Una externa,
constituida por las áreas propias de Gendarmería, como el control,
el acceso, la administración y las bodegas.
En segundo lugar
estará la franja de seguridad, que se define como el último nivel
de contención que impide la fuga de los internos. En ella se realizará
la vigilancia armada apoyada por la "tecnovigilancia".
Finalmente,
se implementará la zona interna dividida en módulos que agruparán
entre 50 y 80 reos. Allí estarán segmentados y clasificados de acuerdo
a su calidad procesal, compromiso delictual y tratamiento para su
rehabilitación. Las celdas serán individuales y tendrán incorporados
los servicios higiénicos.
En esta sección
se encontrarán también las áreas técnico-administrativas, laboral,
educativa y deportiva como también los lugares de visita, salud,
alimentación y los destinados a la realización de oficios religiosos.
Los pasajeros
de estos futuros complejos penitenciarios no gozarán del mismo bienestar
de un hotel cinco estrellas pero, sin duda, estarán mejor que en
los actuales recintos, tan unidos a sangrientos motines.
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