El
éxito de una empresa deportiva depende, en gran medida, de la capacidad
para conseguir los recursos necesarios cuando se quieren volver
realidad grandes anhelos.
Esto
fue lo primero que tuvieron que enfrentar las cuatro chilenas que
en mayo pasado alcanzaron la cumbre del Everest. El valor aproximado
por persona fue de 25 a 35 mil dólares, lo que incluyó entre muchas
otras cosas, los permisos respectivos, el equipamiento y alimentación.
Fue
necesaria una planificación de tres años, que incluyó un viaje previo
al Cho Oyu (monte de 8.201 metros de altura, también en los Himalayas),
ajustes de equipo, obtención de auspicios, contratación de lugareños
sherpas, adquisición de ropas adecuadas, entre otros.
Finalmente
las cuatro deportistas y un contingente masculino que se dedicó
a las labores audiovisuales, como son los trabajos de cámara y fotografía,
completaron el grupo que estuvo fuera del país durante dos meses
y medio.
En
el objetivo de financiar la expedición, la labor audiovisual resultó
fundamental para la promoción de esta empresa. Se puede afirmar
que se convirtió en el eje para conseguir los auspicios necesarios
que permitieron costear los varios miles de dólares requeridos por
esta aventura. Sólo gracias al trabajo de imagen logrado por el
concepto de “chilenas al Everest”, el cual estuvo acompañado de
un gran despliegue en los medios de comunicación
de masas, fue posible lograr el apoyo de empresas como Ace,
o Entel. Este formato de trabajo y promoción, incluyó el envío periódico
a TVN, otro de los patrocinadores, de
imágenes que mostraban a las chilenas ascendiendo la cumbre
más alta del planeta. Así se pudo generar una permanente expectación
sobre el desempeño de estas cuatro mujeres en los Himalayas, hecho
que gustó mucho a los auspiciadores.
Para
imaginarse el costo de esta expedición, basta solamente con ver
algunos materiales que fueron necesarios: 2mil 500 kilos de peso
en equipos y alimentos, cinco sherpas de altura, 2 cocineros y dos
ayudantes, el equivalente a 200 portadores y varios yaks que tambien debieron apoyar la
aventura. Sin duda que el montañismo se ha profesionalizado, convirtiéndose
en un deporte sumamente caro.
De
las cuatro chilenas, la única que no logró la cumbre fue Andrea
muñoz, pues sufrió problemas físicos que le impidieron cumplir con
la hazaña. Lo mismo ocurrió con uno de los camarógrafos, y todo
esto tomando en cuanta que el equipamiento fue óptimo. Es decir,
en otraas condiciones difícilmente se habría logrado tocar el techo
del mundo.
Fueron
Vivianne Cuq, Cristina Prieto y Patricia Soto quienes concretaron
este nuevo hito para el montañismo nacional. Las tres deportistas,
luego de clavar la bandera nacional en la cumbre del Everest, se
transformaron en las primeras mujeres sudamericanas en conquistar
los 8.848 metros de altura que posee el Everest
Pero
más allá de lo que pueda haber significado estar una hora en la
cumbre del mundo, el logro de la hazaña sufrió de más de un percance
a la hora de recolectar el financiamiento necesario. Y no sólo fue
posible gracias un gran esfuerzo de producción y marketing, sino
que para muchos las “chilenas al Everest” incluso lograron dineros
que no les correspondían por que literalmente “supieron vender la
pomada”, al parecer, única manera de lograr el éxito deportivo en
nuestro país.
Con
la plata cuesta arriba
A
nadie le fue indiferente la promulgación de la ley del deporte.
Un caso es la expedición Makalú 2001, que tuvo un costo total de
US$ 137.000.
"Lejos
de favorecernos, nos hizo pedazos", enfatizó uno de los encargados
del proyecto, ya que Digeder comprometió 30 mil dólares del presupuesto
2001, los cuales no fueron asignados asignados hasta el 1 de marzo
de este año, momento en que el dinero debió estar invertido.
Esta
situación, lejos de cancelar la expedición, los obligó a "endeudarse",
pues era más caro no ir. Había
mas de 2 millones de pesos invertidos en ropa, permisos y reservas,
lo que hace imprescindible un apoyo constante durante todos los
meses que dure el proyecto y no sólo cuando queden los últimos detalles
para convertirse en realidad.
Como
si eso no fuese suficiente, la
competencia por el financiamiento fue descarnizada. "Hace poco
reclamamos a la Digeder la falta de equidad en la entrega de dineros,
ya que a la ascención femenina al Everest se
les dio 70 mil dólares y a nosotros ni la mitad", cuentan
los deportistas de “Makalú 2001”. Sin embargo, el hecho de que las
dos cumbres se hayan concretado casi al mismo tiempo le sirvió a
esta segunda expedición para publicitarse en un momento que las
“chilenas al Everest” estaban en boca de todos y la sociedad buscaba
más héroes de la montaña.
Así,
el apoyo de privados como el Banco de Chile, Cruz del Sur (la misma
que sustentó la expedición a Campos de Hielo en el 98-99) y la empresa
de telecomunicaciones Entel, permitieron el desarrollo de esta aventura.
El
camino es escarpado y la subida extenuante, sin olvidar que la bajada
también está llena de acantilados en los cuales varios han perdido
la vida buscando una comunión con el espíritu, en un
lugar alejado de la sociedad. Pero pareciera que más difícil es
subir y bajar con éxito los escaleras de los grandes edificios corporativos
de este país, en cuyas oficinas se decide quien podrá realizar sus
sueños y quien deberá postergarlos, por que el proyecto no resulta
viable para los intereses de la empresa.
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