Todos
sabemos que Coca Cola es “sentir de verdad” y que Benetton es una
marca de ropa que promueve los derechos de enfermos de Sida. Y
cómo no vamos a saber que Barbie es una muñeca escultural, si más
de la mitad de su precio de venta en Estados Unidos obedece a costos
adicionales correspondientes a publicidad, transporte y venta al
por mayor. Si obviáramos este ítem, cada muñeca costaría sólo dos
dólares, ocho menos que el precio en el mercado.
Según
la Asociación Chilena de Agencias de Publicidad (Achap), el avisaje,
sin embargo, no incrementa el precio de los productos, “por el contrario,
hace posible precios más bajos y convenientes para el consumidor,
debido a su rol clave en acelerar la masificación de productos y
su fabricación a gran escala.”
¿Y
cuál es el medio más efectivo en la masificación de productos?.
La televisión, medio masivo por excelencia, que presume de ser la
más cara y solicitada. Sólo en el año 2000 la televisión tuvo el
42,8 por ciento del total de la inversión publicitaria en nuestro
país. Vale la pena el gasto si se considera el retorno. Así lo
demuestran empresas avisadoras que pagan 27 millones de pesos por
un espacio mensual en el noticiero central de Chilevisión, o casi
tres millones de pesos por 30 segundos al aire durante la edición
central de 24 Horas en Televisión Nacional.
Estadísticas
mundiales señalan que, hacia el último semestre del año 1999, hubo
una gran demanda de tiempo de aire televisivo que provenía de empresas
de servicios financieros y telecomunicaciones pero, principalmente,
de las compañías de Internet.
Como
un guardaespaldas
El
producto, a la manera de un guardaespaldas, tiene que perseguir
al cliente. Si no lo encuentra mirando televisión puede atraparlo
con un aviso publicitario radial que tiene una tarifa de 700 mil
pesos mensuales en la Radio Concierto, o de un millón 700 mil pesos
en la emisora Pudahuel.
La
publicidad reclama la vista del transeúnte en espacios públicos
con paletas luminosas, vallas monumentales, gigantografías a un
módico precio de 750 mil pesos mensuales, o refugios peatonales
– más conocidos como paraderos- a sólo medio millón mensual en
la comuna de Las Condes o 200 mil pesos en San Joaquín.
La
fama también tiene precio en el Metro, donde un panel ubicado en
el andén varía desde medio millón de pesos al mes en la Estación
San Pablo hasta un millón en Escuela Militar.
Pero
la gente pasa cada vez más tiempo frente al computador y ya la Red
de Redes cuenta con más de 200 millones de usuarios. Este fenómeno
se debe, en gran medida, a la inversión en publicidad de las compañías
de Internet que, por ahora, representa apenas un dos por ciento
del gasto internacional en publicidad (355 mil millones de dólares).
De acuerdo a un estudio de Myers Group, una compañía de encuestas
económicas de Nueva York, el gasto de publicidad on line
superará de aquí a cinco años los ingresos publicitarios en televisión.
En la cuerda floja
La
inversión publicitaria mundial creció un 7,8 % en el 2000 (respecto
de 1999), según Zenith Media, empresa estadounidense dedicada a la
compra y venta de espacios publicitarios en televisión y radio. Sin
embargo, la situación ha variado radicalmente este año. La economía
mundial pasa por difíciles momentos y las estimaciones de crecimiento
han debido bajar sus cifras en reiteradas oportunidades. Las
recesiones económicas afectan en forma bastante fuerte la actividad
publicitaria. “Sucede con mucha frecuencia que empresas avisadoras
recortan presupuestos destinados a inversiones publicitarias como
una de las primeras medidas ante una crisis. Esto porque aún ven
a la publicidad como un gasto y no como una inversión de su empresa”,
manifestó a The Moroso, Fernando Gardella Brusco, ex presidente de
la Achap.
En
nuestro país, desde la crisis asiática que no se ve un repunte en
esta materia. La política de ajuste del Gobierno repercutió fuertemente
en la inversión publicitaria durante 1998. Ésta cayó un 11,5 por
ciento respecto de 1997, alcanzando la cifra de 306 mil 668 millones
de pesos. En 1999 descendió 6,9 %, mientras que en el 2000 repuntó
un escaso 2,1 por ciento. Este año la situación no parece más
esperanzadora.
En
este complicado escenario, la agencia McCann Erickson decidió lanzar
una campaña para que la gente vuelva a consumir y el avisaje crezca.
Así nació Piensa Positivo, un despliegue publicitario por
y para las agencias, con la complicidad de los medios de comunicación
que cedieron sus espacios gratuitamente.
“¿Qué
pasa si un trapecista se sube a la cuerda floja pensando que se
va a caer? Lo más probable es que se caiga, es como profecía autocumplida”,
dijo a The Moroso, el publicista Juan Carlos Cuiñas, ex gerente
general de la McCann Erickson.
Cuiñas
adhiere a Piensa Positivo porque cree que “toda actividad humana
está fuertemente influida por las expectativas de las personas.
Si éstas son positivas existe una mayor probabilidad de que el evento
sea positivo. En un país atemorizado es importante generar confianza
porque de lo contrario seguiremos envueltos en el pesimismo”.
Campañas creativas
Pero
no basta con alzar el pulgar por todos lados y “darle una vuelta”
a los problemas. Según Gardella, lo primero que tiene que suceder
es que las empresas consideren la publicidad como una inversión
en pro de desarrollar y posicionar sus marcas en mercados altamente
competitivos. Se trata de imitar aunque sea en grado mínimo la
política publicitaria de Mattel con su producto Barbie.
Así
lo han hecho algunas empresas como la Compañía Cervecerías Unidas
(CCU) y la multinacional Coca Cola que destinan entre 20 y 25 %
de su presupuesto de marketing a los auspicios deportivos. Aunque
la CCU empezó a reducir sus costos en el año 2000, el ajuste no
ha afectado al deporte chileno, que depende en gran medida del dinero
que esta empresa y Coca Cola invierten en publicidad.
La
multinacional estadounidense Procter & Gamble optó por un proceso
de globalización de marcas y de agresiva penetración en el mercado
nacional, (Pampers y Always reemplazaron a Babysan y Ladysan) porque
entendió que la inversión publicitaria es mucho menor y más eficiente
cuando se tienen marcas globales y no multiplicidad de productos
con nombres locales.
Evercrips,
por su parte, destinó cerca de seis millones de dólares para posicionarse
como Lay`s. El retorno sobre la inversión ha sido muy positivo
porque, además de la reducción de costos gradual y sostenida, ha
logrado crecimiento en las ventas.
La
publicidad siempre tiene el gran desafío de ser original, pero ahora
debe serlo aún más porque son pocos los recursos. La crisis económica,
las ideas añejas y cansadoras, el bombardeo de infinitos medios
y la amenazante tecnología de la autoprogramación televisiva exige
que las agencias pongan a prueba la creatividad.
Los
productos necesitan renovarse e identificarse con valores para mantener
su marca en la mente del público y para que su espacio no sea ocupado
por una propuesta más asertiva.
El
precio de la fama se convierte, entonces, en el precio de no morir,
porque un producto sin publicidad no existe.
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