Cinco minutos. Tan sólo cinco minutos. Esa ínfima cantidad
de tiempo era suficiente para erradicar la Unidad de Fomento (UF)
del mapa económico chileno, según pregonaba en 1989 el entonces
candidato presidencial Francisco Javier Errázuriz. Doce años después
de aquella célebre promesa electoral, el sueño del desaforado senador
y de muchos chilenos pareciera estar cada vez más cerca.
En una reciente decisión, el Banco Central de Chile anunció
un cambio en la forma como fija la política monetaria del sistema
financiero nacional, cuya tasa de instancia era determinada usando
la UF como referente, instrumento que a su vez es el reflejo de
la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del mes anterior.
A partir del 9 de agosto del 2001, para dicho cálculo se utilizan
las proyecciones de inflación anual que el propio instituto emisor
realiza, proceso conocido como nominalización de tasas y que ha
sido interpretado por algunos analistas como el ocaso de la UF.
Así, para este año, la tasa nominal –que por definición se
compone de una tasa real y otra fluctuante– se obtendrá de la suma
de la actual tasa de instancia monetaria (3,5%) más la expectativa
de inflación anual que calculó el Banco Central (3%). De esta forma,
los inversionistas saben de antemano que la tasa nominal será una
cifra fija: 6,5%.
Con el anterior sistema, existía un componente variable en
dicha sumatoria, la UF, la que podía subir (como lo viene haciendo
desde 1967, empinándose ya en los 16 mil pesos) o bajar, como inusitadamente
ocurrirá este mes, producto del último IPC negativo.
Según los economistas, mientras más claras estén las reglas
de juego en el sistema financiero, mejor. Por ello, la medida del
Central ha sido saludada como una señal de estabilidad que traerá
más trasparencia en los mercados, pues estos funcionarán con precios
conocidos previamente.
Además, con esta medida el instituto emisor chileno se pone
a la altura de los países desarrollados, que, debido a la regularidad
con que manejan la inflación, no precisan de la existencia de esta
especie de "seguro para los prestamistas", como se le
ha calificado.
Pero, ¿qué cambios percibirá la gente en términos prácticos?
Un efecto concreto que generaría la paulatina retirada de la UF
será reducir la incertidumbre que provoca esta sigla en las personas,
especialmente a la hora de contratar un crédito de consumo a corto
y mediano plazo.
El economista Patricio Mujica, académico de la Facultad de
Economía de la Universidad de Chile, explicó a The Moroso que los objetivos de la eliminación de la UF en el cálculo
de la tasa de instancia sólo puede darse en un período de relativa
estabilidad inflacionaria y tiene tres objetivos claros: hacer más
transparente el sistema, traspasar en forma más expedita la baja
de tasas a la gente y equiparar el sistema chileno con el mundial.
Sin embargo, desde su análisis descarta que se pretenda eliminar
definitivamente a la UF del panorama económico. "No es lo que
busca la medida, ni creo que eso sea bueno (...) La UF surge como
una forma de proteger los ahorros de las personas y estimular a
las empresas y los inversionistas internacionales, quienes demandan
instrumentos que les den alguna garantía respecto de cuales su retorno
real", señala.
Mujica agrega que "la UF surgió en Chile porque teníamos
una inflación muy alta (ver
recuadro), como una respuesta natural para protegerse en un
contexto inflacionario. Como hoy se ha reducido la inflación, entonces
ya no es necesario que la UF regule todos los contratos (...) La
idea es que surjan otras alternativas, que no estén amarradas a
la UF, pero si hay gente que está demandando certezas, bueno ahí
está la UF".
Con el fin de disipar las especulaciones, el gerente de la
División de Política Financiera del Banco Central, Luis Oscar Carrera,
responsable de la medida, aclaró que la UF "no se va a suprimir
por decreto. Lo que esperamos es que su uso en los plazos más cortos
se vaya desincentivando".
La UF no cede
No es un misterio que para muchos chilenos estas dos letras
han sido un verdadero karma y que el sólo nombrarlas evoca aquellas
oscuras épocas de descontrol inflacionario, donde su valor se elevó
hasta las nubes.
Aunque actualmente el alza de los precios tiene un promedio
moderado (entre 4% y 5% durante la última década), la mayoría de
los deudores hipotecarios está "encalillado" en unidades
de fomento y ven cómo el sueño de la casa propia parece inalcanzable.
Lo propio ocurre con morosos del crédito universitario, leasing
habitacional o préstamos especiales para Pymes, a quienes, si bien
nadie les ha hablado de condonaciones ni "perdonazos",
les sería de gran utilidad saber a ciencia cierta y anticipadamente
cuánto es lo que deben realmente.
No obstante, tanto Mujica como Carrera, ven escasas posibilidades
de que se elimine la UF en créditos de largo plazo como los hipotecarios.
Según el primero, en un futuro los ciudadanos podrían demandar prestamos
hipotecarios que no estén expresados en UF y entonces van a surgir
bancos que ofrezcan ese mecanismo. "Pero eso va a depender
del grado de desarrollo del mercado de capitales nuestro (...) Yo
no sé si hay mucha demanda de suprimir la UF hoy día, probablemente
estamos en una sociedad en donde el horizonte de largo plazo todavía
tiene elementos de incertidumbre", afirmó.
En este mismo sentido, el académico junto con afirmar que la
eliminación parcial de la UF fue bien recibida por los agentes económicos,
sostuvo que en lo particular habría preferido que esta medida se
retrasara hasta que se superen ciertas turbulencias como la crisis
económica de Argentina.
En cambio, el desaforado senador Francisco Javier Errázuriz
celebró sin reparos la medida del Banco Central. "Yo dije que
la eliminaría en cinco minutos, pero se está haciendo poco a poco
y me alegro que así sea, porque por fin se está haciendo justicia
a los trabajadores, que en su mayoría no se les reajusta los sueldos
en UF y todo lo que pagan está en UF", sostuvo.
Historia
de dos letras
|
La creación de la Unidad de Fomento (UF) se remonta Al 20
de enero de 1967, cuando comenzó a funcionar con un valor
trimestral de 100 escudos y que era calculado trimestralmente.
A partir de octubre de 1975 este instrumento comienza a expresarse
en pesos y ese mismo año se fijó mensualmente. Todo en el
ánimo de enfrentar los bruscos cambios inflacionarios con
una herramienta que identificara un precio reajustable y por
un período acotado.
Un decreto de julio de 1977 determinó los valores diariamente
para los períodos comprendidos entre el día 10 de cada mes
y el 9 del mes siguiente, de acuerdo a la variación experimentada
por el IPC.
A partir del 8 de enero de 1990 el Banco Central de Chile pasó
a determinar el valor diario.
|
|