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Vino chileno en el mercado mundial:
Rey de copas juega a ganador
El país proyecta una imagen de estabilidad económica y política, que lo hace atractivo para inversiones vitivinícolas nacionales y extranjeras. Las cifras de exportación hablan por sí solas y demuestran que pese a la recesión mundial, siempre existirá mercado para el otrora llamado elixir de los dioses.
por Elizabeth Bustos, Katherine Veit y Carolina Vera

Uno de los recursos económicos más importantes y exportables de Chile es el vino. Reconocido en el mundo entero por su calidad, cuerpo y tradición, la industria vitivinícola nacional ha sido el soporte histórico de los recursos monetarios de nuestro país.

Desde hace largo tiempo el vino se ha convertido para Chile en uno de los símbolos patrios. Un producto noble, con vida propia, fruto de las particulares características geográficas de esta tierra.

Cada año las cifras de la industria chilena de vino crecen de manera espectacular, lo que ha traído una serie de beneficios y posicionamientos en los mercados extranjeros. Sin embargo, la industria chilena está contrapuesta por la fuerte competencia que significan los poderosos productores de la vieja guardia como Francia, Italia y España , y la feroz arremetida de Australia y Estados Unidos.

En ese contexto se mueve nuestro país. Con volúmenes de vino exportado que superaron los 2 millones 500 mil hectolitros, y retornos de 600 millones de dólares el año pasado.

Para este año las ganancias superarán 670 millones de monedas americanas o, por lo menos, es la proyección que hace Rafael Guilisa, presidente de Viñas de Chile, entidad que agrupa a los mayores productores del país. "Según informes preliminares, el análisis sobre el comportamiento vitivinícola aumentó 500 mil hectolitros, lo que comparado al año 2000 significó un aumento de un 50 por ciento. Para el 2001, las ganancias superarían los 670 millones dólares, cifra que habla por sí sola de la importancia de este rubro en la economía chilena", señala.

Una imagen positiva de Chile en el exterior se debe, en gran medida, al vino, a su sabor y aroma respetado en todo el orbe. Actualmente está presente en 95 países y el ingreso a las arcas fiscales es notable con un total de 18.425 millones de dólares el año pasado.

La industria chilena del vino ha experimentado en los últimos años un crecimiento espectacular y mientras el mundo del vino no encuentra destino para sus excedentes, Chile aumenta sus exportaciones de 430.500 hectolitros en 1990 a 2.647.499 hectolitros en el 2000.

En lo relativo a ingresos en dólares americanos crece desde 514,9 millones de dólares en 1999 a 568,9 millones en el 2000 de total de las viñas.

Jorge Taulis, gerente de exportaciones de Viña Cánepa, una de las empresas vineras con mayor tradición en el país, indicó que "el nivel de exportaciones del vino chileno este año ha sido satisfactorio. Incluyendo embotellados y graneles, el vino chileno es un producto que está en casi todos los países del mundo y nos representa en forma notable en el extranjero".

Lo anterior es resultado de la tendencia mundial a incrementar el consumo de vinos finos, y Chile dentro del grupo de países productores-exportadores tiene ventajas comparativas para producirlos.

Entre estos factores que posicionan al vino chileno como uno de los más competitivos en el mundo se encuentra como característica principal las óptimas condiciones naturales para la producción de vides de cepas nobles. Existen numerosos microclimas en donde se reúnen combinaciones de suelo, luz, temperatura y humedad para permitir la producción de uvas de calidad. A esto, se une la gran cantidad de suelo y extensas plantaciones que permiten crear la variedad de tipos que actualmente están en condiciones de entregar los productores chilenos.

A esto, se unen los recientes avances en tecnología vitivinícola, modernización de equipos e instalaciones que ubican a Chile en un nivel similar al de países que han desarrollado más ampliamente un potencial productor y exportador de vinos finos.

Inversión y mercados extranjeros

Los mercados del vino están dividido en dos grandes bloques: el del viejo mundo, donde destaca Francia, Italia, España y Alemania, y el del nuevo mundo compuesto por Australia, Estados Unidos, Argentina y Chile.

Al respecto, Jorge Taulis asegura que nuestro país tiene una importante participación en ambos sectores, lo cual hace del vino nacional un producto exitoso. "Estamos siempre compitiendo mano a mano con los australianos y argentinos, por lo tanto no podemos dar ventajas. Ahora, Francia e Italia son dos países demasiado consolidados, pero nuestro bloque del nuevo mundo le ha quitado una no poca participación en algunos mercados, lo que de por sí ya es un mérito", explica.

Taulis destaca, por sobre todo, los buenos términos de imagen de este producto en los mercados internacionales. "El glamour que representa nuestro producto en términos de imagen es insuperable a otros exportables desde Chile. Tiene presencia en los niveles socioeconómicos medios y altos. En muchos lugares del planeta, Chile es conocido sólo gracias al vino", aseguró.

Es precisamente esta imagen la que genera el gran potencial de la industria vitivinícola chilena, la que no ha pasado desapercibida para los inversionistas extranjeros quienes, individualmente o asociados a capitales chilenos, están apuntando hacia vinos de excelencia. De esta manera, la inversión extranjera en la viticultura nacional alcanza a 114,1 millones de dólares en el período 1974-2000.

La decisión de invertir comienza con la viña Miguel Torres que en 1979 inicia el proyecto con la adquisición de 100 hectáreas en la zona vitivinícola de Curicó. Actualmente posee viñas e inversiones en el Reino Unido, Estados Unidos, y su casa matriz en el Penedés, España, además de Chile.

También se encuentra la empresa noruega A/S Rederiet Odfjell que compró terrenos en la Sexta Región y dedica una superficie de 300 hectáreas, cien por ciento al cultivo de la vid. Esto fue acompañado de una importante inversión en la modernización de una bodega moderna en infraestructura técnica y en el diseño arquitectónico, lo que representó un costo de 12 millones de dólares.

Bodegas y Bebidas, división de vinos del Banco de Bilbao y Vizcaya con Agrícola Mayol Bouchon S.A. invirtieron 5 millones de dólares en la Viña Selentia S.A. en San Fernando, la que se dedicará principalmente a embotellar y exportar. La bodega tiene una capacidad de vinificación de 1,2 millones de litros y 3.000 barricas de encina francesa. A lo anterior hay que agregar una dotación de 150 hectáreas de viñas que están vinculadas al proyecto.

Inversión nacional

Las empresas vitivinícolas chilenas, independiente de su tamaño, han efectuado grandes inversiones tanto en tecnología como en nuevas plantaciones aprovechando la condición del país que presenta innumerables microclimas y suelos.

Una inversión cercana a los 600 millones de dólares realizará la industria vitivinícola durante los próximos años. Estos recursos no sólo se traducirán en nuevas superficies plantadas sino que principalmente estarán destinadas a la implementación de la infraestructura necesaria para procesar y almacenar la mayor producción que se espera hacia el año 2002.

La economía vitivinícola ha seguido la tendencia general del sector agroalimentario hacia la internacionalización y aunque los intercambios crecen en valor en los últimos años, la importancia económica del sector aparece globalmente en regresión.

Un producto con denominación de origen adquiere una fuerte identidad, que la toma en parte de su origen geográfico de donde incorpora el suelo y clima a lo que agrega los factores técnicos y humanos, todos sumados le confieren al producto su personalidad.

Chile ha desarrollado una estrategia basada en la denominación de origen geográfico, que constituye una posición intermedia entre la denominación de origen europea y la indicación de procedencia norteamericana. Lo anterior asociado a la mención de cepaje, permite enfrentar el mercado internacional con un respaldo de seriedad y calidad que permite adaptarse fácilmente a los cambios que impongan los consumidores a futuro.

El país proyecta su imagen de estabilidad económica y política, que lo hace atractivo y confiable para inversiones vitivinícolas tanto nacionales como extranjeras. Además, su aroma, sabor y cuerpo son suficientes garantías para posicionar y respetar a los vinos chilenos en el mundo. Las cifras de exportación e inversión extranjeras hablan por sí solas y demuestran que pese a la recesión mundial, siempre existirá mercado para nuestros vinos de excelencia.

Y sobre estas sólidas bases, tanto la acogida del vino en el mercado externo como el desarrollo de la vitivinicultura, presentan un futuro muy promisorio para el otrora llamado elixir de los dioses.

Principales países de destino del vino chileno
(Exportaciones en volumen y dólares [US$])

País

Millones de litros

Millones de US$

1. EE.UU.

53.3

122.7

2. Reino Unido

46.7

109.4

3. Canadá

27.6

41.3

4. Alemania

16.7

31.5

5. Dinamarca

14.2

26.7

6. Japón

10.0

27.8

7. Holanda

8.0

19.6

8. Suecia

8.0

18.3

9. Francia

7.7

11.3

10. Noruega

6.8

13.2

Fuente: Chilevid