M I C R O E M P R E S A
La particular expansión de las Ferias del Trueque en Chile:
Feria de Trueque en Argentina.
Foto: www.paginasperdidas.dialogica.com.ar
Cambio televisor por clases de danza africana

En tiempos de crisis, cuando hay escasez de dinero y limitadas fuentes de trabajo, surge una “nueva” forma de comercio como alternativa al circuito económico normal: el trueque. Esta modalidad de transacción se realiza en ferias, donde se intercambian libremente “productos, servicios y saberes”. La oferta es diversa y abarca desde empanadas de pino hasta propiedades avaluadas en millones de pesos. Claro que aquí, ya no se habla de dinero.

por Roberto Riveros

En estas ferias la imaginación es el límite para la cantidad y variedad de ofertas dispuestas en este particular mercado. Solo está prohibido el alcohol. Cualquier persona puede participar, sólo hay que llevar algo para intercambiar. El dinero no está permitido.

Uno de los objetivos primordiales de estas ferias es contribuir a paliar la situación de depresión económica y psicológica en que se encuentran los grupos sociales que están excluidos del mercado de trabajo

Actualmente existen quince clubes de intercambio o “nodos” en Chile y más de mil en el mundo, todos agrupados en la Red Global de Trueque que mueve recursos por un monto anual de 600 millones de dólares.

De paseo por la feria

El trueque es considerado en el actual escenario como una forma de “economía solidaria”, ya que todos colaboran entre sí y se benefician por igual en la medida que entregan productos y servicios a la red que pertenecen. Al ser productores y consumidores a la vez (prosumidores), establecen en una relación directa, transparente y equitativa, algo que no se da comúnmente en el circuito económico convencional.

“Con el trueque se elimina la necesidad de efectivo para obtener bienestar y se favorece el aprovechamiento de saberes y recursos locales”, señaló para The Moroso Alejandro Salinas, sociólogo perteneciente a la ONG Canelo de Nos de San Bernardo e impulsor de esta iniciativa en el país.

Este tipo de economía, además del intercambio directo entre dos “trocadores”, usa como instrumento de transacción una moneda social que sirve para facilitar el intercambio cuando el valor de los productos o servicios transados no es equivalente. Esta moneda tiene distintos nombres y valores, dependiendo del nodo en el cual se transe.

“El Canelo” es la moneda social utilizada en las ferias de trueque de San Bernardo. Su valor relativo equivale al de un kilo de pan. “Evitamos la alusión directa al sistema monetario formal. Además, el pan es un símbolo universal”, explica Salinas. “El Talento” es la moneda social utilizada por el resto de nodos del país, y tiene un valor aproximado de 500 pesos. Las equivalencias son netamente referenciales, puesto que al momento de efectuar el intercambio esta vale lo que el comprador y vendedor determinen

La moneda social es emitida por el Banco Social, un espacio creado para facilitar los truques emitiendo vales respaldados en los productos, servicios o saberes que se ofrezcan. Además, tienen valor sólo dentro del grupo de truque que la acepta, por lo que no da interés ni se puede ahorrar.

Hasta agotar stock

Feria de Truque, Temuco.
Foto: www.ufro.cl

La gama de productos, servicios y saberes que se transan en estas ferias es tan vasta como la imaginación del consumidor. La oferta es sumamente diversa y amplia. Se pueden adquirir clases de italiano, dentistas, sicólogos, pediatras, veterinarios, autos, acordeones, departamentos, parcelas, clases de danza africana, talleres de prevención del VIH, asistencia social, jabones pintados a mano, etc.

Cristián Palma, ingeniero ambiental y fundador del nodo Calahuala en Valparaíso, comenta efusivo a The Moroso: “Aquí se han vendido refrigeradores en 50 talentos, televisores en 30 y máquinas de escribir en diez. Incluso hay locales de comida o reunión en Valparaíso que reciben talentos, además hay un médico general que atiende por 20 talentos y un homeópata por cinco”.

Héctor Jorquera, organizador de la experiencia en la Novena Región, comenta a La Cuarta que “las ferias y clubes han permitido incluso servir de laboratorios para verificar el éxito de un producto”.

Aproximadamente el 85% de las necesidades de una persona pueden ser cubiertas a través del trueque. El resto son productos derivados de actividades que están fuera de la red como la electricidad, el combustible o la comunicación. “Se complementan los ingresos económicos para satisfacer necesidades como alimentación, vestuario, recreación, cultura, etc.” comenta Salinas, que enfático agrega además que “la persona se dignifica y mejora su autoestima al recuperar la valoración social como productores y creadores, además que se desarrollan los sentidos de pertenencia y de identidad local comunitaria”.

Génesis local

La inspiración más cercana y directa fue el caso argentino. Luis Nicolás Laporte, precursor del trueque en el vecino país, no se convence aún de las dimensiones que adquirió la iniciativa impulsada el 1 de mayo de 1995 por sólo una treintena de productores agrícolas del cono urbano de Buenos Aires.

“Me acababa de separar y necesitaba morfar (comer)”, cuenta Laporte a La Cuarta, “y un chico que estaba en primer año necesitaba clases de historia. La madre del chico hacía unas empanadas gallegas de carne bárbaras, por lo que vi la forma de vestir lo que tenía en la cabeza y morfar”. Esta sencilla experiencia fue la que lo motivó a seguir trabajando en torno a la idea del intercambio simple, directo y solidario, y la que lo llevó a convertirse en el coordinador de la Red Global de trueque en Argentina

En octubre de 2000 se realizó en el Goethe Institute el Primer Seminario Internacional de Círculos de Intercambio que agrupo a representantes trasandinos, chilenos y alemanes. El resultado fue la creación de la Primera Feria de Trueque de San Bernardo, que se realizó en enero de 2001.

Alejandro Salinas explicó a The Moroso que “la feria se gestó como un proceso abierto al cual concurrieron dirigentes sociales, microempresarios y vecinos de todo Santiago”. Lentamente la ONG El Canelo constituyó un programa de Economía Social y Redes de Trueque. “Comenzamos con una labor de promoción de las ferias de trueque comunitarias y de articulación con municipalidades e instituciones de gobierno, en el sentido de iniciar un debate y desarrollar algunas experiencias conjuntas”, agrega el sociólogo. Hoy el total de comunidades que adhieren a esta iniciativa nacional se eleva a quince.

Diferencias con Argentina

Feria de trueque directo, Peñalolen.
Foto: www.sociedadcivil.cl

Salinas afirma que si bien el modelo chileno se ha basado en la experiencia argentina, se “adapta a nuestra realidad”. Leonel Tapia, funcionario de la Cepal y autor del informe “Notas Preliminares sobre el trueque”, identifica claramente las diferencias y va más lejos al opinar que este tipo de economía no tiene posibilidad de madurar en nuestro país.

Tapia señala que el escenario trasandino tiene particularidades determinantes como son la perdida de credibilidad en las instituciones públicas o privadas, lo que evidencia la falta de confianza en las políticas de mercado y de los planes de organismos de financiamiento multilaterales. Además, los índices de pobreza, desempleo y corrupción potencian la informalidad y hacen urgente una respuesta radical.

El informe de la Cepal caracteriza al contexto nacional de manera muy distinta. En él, Tapia afirma que hay aspectos trascendentes que no pueden ignorarse, como la fortaleza de la institucionalidad pública y privada en el país o la cultura tributaria imperante.

Sobre la base de estos antecedentes, Tapia es lapidario y sentencia que “de no haber un cambio radical en la economía o un enfoque distinto de los conceptos detrás del trueque, en Chile tiene poca posibilidad de expandirse siguiendo el modelo argentino”.

Sitios relacionados

www.elcanelo.cl
www.trueque.org.ar
www.desarrollolocal.org