Abaratar
costos en la lógica empresarial es prioridad. Cuando se trata
de escoger el sector de la escala de producción para hacer estos
ajustes, la mano de obra es lo primero que sucumbe. Tan evidente es
esta situación que desde la crisis asiática de fines de
1997, la discusión entre los trabajadores, el Gobierno y los
empresarios se entrampó en el tema de la flexibilización
laboral.
En
la línea de este nuevo marco legal, se encuentra el proyecto
que controla el funcionamiento de la empresa y el contrato de servicios.
Es decir, busca modificar la actual estructura de subcontratación
en Chile.
“Más
de 500 mil personas trabajan bajo este régimen en considerable
vulnerabilidad, pues no se cumplen las disposiciones del Código
Laboral”, aseguró a The Moroso, el economista
y sociólogo de la Fundación Terram, Marco Kremerman.
Uno
de los ejemplos más notorios es el de la construcción,
donde una empresa “x” del sector inmobiliario o de servicios
(luz, gas, agua) llama a licitación pública a diversas
compañías del rubro para realizar las faenas. Quien se
adjudica las obras tiene, a su vez, una diversa red de subcontratistas
que aportan a la empresa camiones y trabajadores propios, con salarios
que no superan los cien mil pesos en el caso de los obreros, sin previsión
y con jornadas extensas que llevan al límite la resistencia física.
La
cantidad de intermediarios llega a tal punto que muchos subcontratistas
menores pierden las inversiones de su vida reclutando personal para
las obras. Héctor Garrido es obrero y con sus ahorros fue formando
pequeños grupos de trabajo al servicio de distintas empresas.
Su experiencia es negativa: “hay tantas personas entremedio 'cortando
la cola' que me he quedado yo sin plata por cumplir con mi gente”,
indicó a ThM.
Desde
el mundo político, el senador DC José Ruiz di Giorgio
calificó este sistema como la “esclavitud moderna”.
“Muchas veces son empresas de papel de la empresa matriz de la
obra, que se montan para perjudicar a los trabajadores”, dijo
en una entrevista a radio Universidad de Chile.
“Esta
práctica permite que empresas sin ninguna solvencia ni formalidad
operen y, a la vez, evita que los trabajadores puedan organizarse, ya
que no existe posibilidad de negociación colectiva ni sindicalización”,
explicó Marco Kremerman.
Las
peleas en el Senado
El
proyecto para mejorar la precaria situación de los trabajadores
lleva un año en tramitación y a juicio del ministro del
ramo, Ricardo Solari, los parlamentarios de la Alianza por Chile lo
han desnaturalizado.
El
secretario de Estado reconoce que el tema de la subcontratación
es una realidad que se debe abordar, pues los trabajadores son los más
perjudicados. Sin embrago, rechaza las críticas del senador di
Giorgio, quien ha calificado de timorata la actitud del Ejecutivo en
esta materia. “No escondemos la cabeza, enfrentamos esta realidad.
Pero si el proyecto sigue tal como está, preferimos dejar la
situación actual”, dijo Solari.
La
resignación del ministro, frente a las indicaciones presentadas
por la oposición, evidencia también las intensas presiones
ejercidas por los empresarios para limitar la iniciativa.
“El
lobby ha sido feroz. El proyecto original traía muchas restricciones.
Por ejemplo, evitaba que cualquier sociedad anónima actúe
como proveedora de trabajadores, pues esto impide la fiscalización
y deja a los empleados con nulas posibilidades de recibir una indemnización
cuando la relación laboral termine”, explicó di
Giorgio.
Sin
embargo, el senador desmiente al ministro Solari, quien ha responsabilizado
a la Alianza por Chile del nulo avance y desnaturalización del
proyecto. “No es sólo la derecha. Sólo tres parlamentarios
de la Concertación han rechazado esta iniciativa. Me da vergüenza
que políticos que se dicen de izquierda, cuando se realizan las
votaciones, estén en los pasillos para no comprometer su voto”.
El
senador radical Augusto Parra, miembro de la Comisión del Trabajo,
rechaza la imputación de su colega, pero comparte la apreciación
del secretario de Estado. “Los parlamentarios de la Alianza por
Chile fomentan la precarización del empleo con sus indicaciones
al proyecto”, afirmó a ThM.
Uno
de los aludidos, el RN Mario Ríos refutó, a través
de este medio, a Parra y aseguró que “es una posición
personal, no compartida por la mayoría de la oposición”.
“Yo
creo que este proyecto no es conveniente, se crea un Código Laboral
paralelo al actual. Es preferible evitar la subcontratación”.
Ríos señaló además que posee una empresa
frutícola que requiere de servicios temporales, pero que no acude
a subcontratistas, porque son “meros intermediarios”.
“Yo
contrato a mi propia gente, pero son los empleados los que a veces me
piden que no los contrate, porque pierden los subsidios”, dijo
a ThM. Según el parlamentario existen 141 tipos de subsidios
estatales que pierden los obreros al formalizar una relación
contractual.
Kremerman
aseguró que no existen tales privilegios en el caso de los temporeros.
“En la zona de la agroindustria lo que hay son 'enganchadores':
personajes locales que llevan trabajadores a las plantaciones y cobran
una comisión. Por eso, no hacen contratos”, expresó
Dumping
Social
“Los
cambios económicos han producido procesos de precarización
de los empleos y desregulación de las relaciones laborales con
las consecuencias de inestabilidad laboral, extensión de las
jornadas, trabajo temporal y restricción del acceso a la seguridad
social”, dice un informe del Plan de Igualdad de Oportunidades
2000-2010 del servicio Nacional de la Mujer (Sernam).
Ésta
es la realidad que describe un organismo estatal que ve las deficiencias
de nuestro sistema. Pero las críticas quedan ahí y la
aparición de las cifras mensuales de la macroeconomía
nacional desvía rápidamente la atención.
El
24 de mayo, el Banco Central dio a conocer el crecimiento económico
del país, durante el último trimestre: 4,8 por ciento.
Signos de recuperación y reactivación, ya que a este índice
se agrega el control sobre la inflación, las bajas tasas de interés
y el aumento significativo de las exportaciones.
Sin
embargo, un estudio de la Fundación Terram indica que más
de tres millones de chilenos viven con menos de 40.562 pesos mensuales.
Chile es la undécima economía con peor distribución
del ingreso en el mundo y sólo un 8,4 por ciento de la población
vive con una remuneración decente. Todo esto, pese a que Santiago
es la capital del mundo donde más horas se trabaja, con un promedio
de 2.244 horas por persona al año.
Una
de las principales herramientas utilizadas por el sector empresarial
–y también por el gobierno- para inducir al error en las
cifras es la subcontratación de empleados. Las relaciones laborales
desarrolladas en este sistema están regidas por intermediarios
que ofrecen mano de obra barata a cambio de una participación
segura y suculenta en las ganancias.
La
Encuesta de Empleadores (ENCLA), realizada durante 2002, ratificó
que más de la mitad de las compañías afirman haber
recurrido a terceros para adquirir personal de trabajo y que, lejos
de ser una práctica poco utilizada, irá creciendo en los
próximos años.
La
llamada gran empresa (ver gráfico 2) tiene la mayor proporción
de contratos bajo este régimen, alcanzando a las tres cuartas
partes de su mano de obra, mientras que la microempresa tiene un personal
subcontratado inferior al 30 por ciento. Esto demuestra que entre mayores
sean las ganancias brutas del negocio, existe más desigualdad
y desregularización en el mercado laboral.
El
sector con mayor cantidad de problemas es la agricultura con un 76,4
por ciento de mano de obra subcontratada (ver gráfico 3). Sin
embargo, el panorama es peor cuando se agrega el irregular sistema de
temporeros y la marcada desprotección que sufre el trabajador
-por ejemplo, estar expuesto a los distintos plaguicidas que se usan-.
“Lo
cierto es que ante esta avalancha de irregularidades, ya se escuchan
algunas predicciones sobre la posibilidad que nos acusen de dumping
social. O sea, estaríamos vendiendo nuestras frutas más
baratas, porque no cumplimos con las normativas laborales”, sentenció
Kremerman.
La
industria del salmón es otra área bastante afectada. Tanto
así que en junio de este año, la directiva de la Central
Única de Trabajadores (CUT) viajará a Europa y Estados
Unidos para mostrar un video filmado durante el segundo semestre del
año pasado, donde se puede verificar el escaso respeto por los
derechos sociales de los empleados.
Ante
esta situación, el director de Asuntos Económicos de la
Cancillería, Osvaldo Rosales, precisó que la firma de
los Tratados de Libre Comercio genera nuevos instrumentos para cumplir
con normativas adecuadas. “Si no se respetan las normas del sistema
laboral, el país se arriesga a multas que alcanzan los 15 millones
de dólares”, dijo a ThM.
Otro
sector que subcontrata es el de las telecomunicaciones. Un ejemplo claro
de ello es la transnacional española “Telefónica”,
que ha reducido sistemáticamente su mano de obra a cambio de
personal externo.
Sólo
en 2002, fueron despedidos más de mil empleados, tras una huelga
que se extendió por casi un mes. Una de las áreas más
afectadas fue la de reparaciones. Al poco tiempo, un buen número
de técnicos volvió a prestar servicios a la compañía,
pero con intermediarios y un salario menor.
“Atento
S.A.” es una empresa dedicada a la subcontratación y que
cuenta con más de cuatro mil trabajadores atendiendo las demandas
de otros consorcios: Almacenes París, BBVA, VTR y Manquehue.
Más de la mitad del personal, sin embargo, está dedicado
a los requerimientos de Telefónica CTC Chile y a sus distintos
departamentos desde que el Estado chileno decidió privatizar
la entidad y dejarla en manos de capitales hispanos.
Lo
central en este tramado es que esta empresa depende directamente de
Telefónica España, es decir, presta servicios a sus propias
filiales, cobrando comisión y obteniendo ganancias por los bajos
salarios.
Uno
de los empleados de la institución, que prefiere el anonimato
por temor a represalias, explicó este sistema. “Yo sacaba
mensualmente unas 600 lucas, pero nos obligaron a renunciar, para seguir
trabajando en lo mismo, con otros jefes y con otras reglas. Ahora hago
48 horas semanales y ni siquiera gano la mitad. Además, trabajo
más que antes, porque el número de llamadas y líneas
telefónicas creció mucho este último tiempo”,
dijo a ThM.
Sitios relacionados
www.terram.cl
www.oceanos.cl
www.senado.cl
www.oit.org
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