M E D I O A M B I E N T E
Cultivo de salmón:
Chile es el segundo país en el ranking de productores de salmón.
Los costos de nuestro Pez Estrella

En el 2003, Chile se transformó en el segundo productor mundial de salmones al generar cerca de 300 mil toneladas al año. La cifra se debió a la implementación de tecnologías de punta y una sostenida inversión privada. Pero, el impacto ambiental provocado por estas empresas es un tema que comienza a tomar fuerza en la sociedad civil.

por Constanza Donoso M. y Daniela Flores S.

La industria pesquera nacional se ha transformado, en los últimos años, en uno de los actores más relevantes de nuestra economía. El gran dinamismo adquirido y su crecimiento acelerado se deben, principalmente, a las progresivas inversiones e innovaciones tecnológicas que le inyecta el sector privado.

El éxito de la acuicultura también está asociado a las condiciones climáticas y naturales de Chile, ya que las aguas de estas latitudes aportan la temperatura y acidez adecuadas para cultivos, que favorecen la producción de especies muy apetecidas en el mundo.

Esta conjunción de factores ambientales explica el fuerte ingreso de capitales particulares, que permitió dar un giro a este sector de la economía nacional, que cumple ya 30 años, hacia una creciente orientación exportadora.

Tanto ha sido el progreso, que la industria pesquera chilena aporta cerca del seis por ciento de la producción marina mundial al año. Según cifras entregadas por el Banco Central de Chile, del total de las exportaciones de 1999, alrededor del 21 por ciento correspondió a pescados y mariscos, lo que se tradujo en entradas de 3.199 millones de dólares al país.

Para nadie es un misterio que entre los productos marinos que generan mayor demanda a nivel planetario, está el salmón, el cual con el volumen alcanzado por sus ventas se ha ganado el apodo de “Pez Estrella”.
En sus inicios, durante la década del 70, Chile sólo se dedicó a trabajar la especie llamada Coho y la Trucha de agua dulce y de mar. Pero al poco tiempo comenzaron a introducirse otras variedades como el Atlantic y el Chinook, que se transformaron en obtenciones de menor escala.

Hoy la oferta de derivados del salmón está compuesta principalmente por el filete fresco, principal carta de exportación, seguido por el filete congelado, pescado salado y seco, filete sin espinas y ahumado. Por otra parte, la demanda de pescado entero es casi nula.

Los mercados de destino de esta joyita marina son principalmente Japón y Estados Unidos, que juntos representan el 84 por ciento del total de los envíos, siendo el archipiélago nipón el comprador por excelencia. Sin ir más lejos, en 1998, siete mil toneladas, valoradas en 29 millones de dólares, fueron trasladadas hasta al país asiático.

De la producción global del 2003, Chile fue responsable del 33 por ciento (285 mil toneladas), transformándose en el segundo proveedor mundial de salmón, superado sólo por Noruega con 337 mil toneladas, equivalentes al 39 por ciento total.

La apertura de nuevos mercados, como APEC, beneficiará la producción de la industria pesquera.

La bióloga marina Camila Pavéz cree que todos estos números podrían seguir creciendo. Al punto de que el país podría convertirse en el mayor distribuidor de esta especie, en un corto plazo. “El liderazgo mundial, que puede resultar una sorpresa para algunos, se debe a la implementación de modernas tecnologías que permiten a las salmoniculturas chilenas obtener un pez que alcanza su edad productiva seis meses antes que en otros países’’, afirmó a The Moroso.

Las proyecciones para este año son aún más favorables. Según los datos obtenidos de un estudio realizado por la Asociación de Exportadores de Manufacturas y Servicios (Asexma) los envíos de Chile hacia los países que integran el Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) crecerán un 45 por ciento con respecto al 2003. Por tanto, habrá un aumento en las demandas de productos chilenos, dentro de los cuales el salmón sería uno de los principales beneficiados.

Estrella en problemas

Sin embargo, no todo lo que rodea a la industria salmonera es auspicioso, ya que desde hace algunos años grupos ecologista y ONGs dedicadas al tema ambiental han denunciado el impacto en el ecosistema que genera esta actividad.

En Chile existen actualmente 62 compañías que operan. 1.400 criaderos autorizados de salmón, junto a 186 centros de piscicultura y 80 centros de cría. De todo ello, gran parte se concentra en las regiones décima y undécima, que durante los 30 años de producción a gran escala han debido sufrir los efectos contaminantes de las faenas.

En efecto, según el estudio “Pesca y Acuicultura: Tareas pendientes en la regulación y gestión integral’’ de la Fundación Terram, las salmoneras situadas en la región del General Carlos Ibáñez del Campo acumulan sus deshechos en vertederos ilegales que “no cumplen con las condiciones ambientales, sanitarias y tecnológicas para la disposición final de residuos’’. Con ello, se ven afectadas las comunidades cercanas que reciben, a través de cursos de agua, la contaminación generada en las pesqueras.

Así mismo, se ha comprobado que la industria infecta al ecosistema por medio de deshechos sólidos y líquidos que causan la muerte de animales y trasforman el paisaje, además de recurrir en el uso indiscriminado de antibióticos, otro factor que ocasiona graves alteraciones ecológicas.

Este último punto es un problema que preocupa sobremanera a los ecologistas, quienes ya vieron los estragos que causó la administración de fármacos en otros países como Noruega. “En la nación nórdica, que tiene una industria salmonera en expansión al igual que Chile, se ha controlado progresivamente, al punto de restringir por completo el uso de antibióticos, sin que la industria se vea perjudicada económicamente”, afirma Pavéz.

En otro tipo de criaderos, como los de bovinos en países desarrollados se ha verificado que los antibióticos pueden ser reemplazados por técnicas de higiene y vacunaciones que permitan prevenir infecciones bacterianas.

El economista experto en medio ambiente, Francisco Pinto, ha trabajado en el tema y asegura que el uso de estos elementos responde a las ineficiencias técnicas y sanitarias de los productores. “En este sentido, la industria ha tomado otro camino, motivado por la presión ejercida por ONGs y por los consumidores internacionales, que exigen un producto sano. Actualmente, muchos están utilizando vacunas para prevenir las enfermedades propias del salmón”, aseguró a ThM.

Otro hecho que se le cuestiona a la industria salmonera a nivel mundial es el desbarajuste alimenticio que genera la producción de este pescado. Según los especialistas es un despropósito que para obtener un kilo de salmón se deban consumir cerca de 3,5 kilos de otros peces, que por cierto tienen el mismo valor proteico y, por ende, son igualmente nutritivos.

El uso de antibióticos genera graves daños al ecosistema, por lo que es necesario regular su uso.

Para Pinto “este es un problema de seguridad alimentaria mundial que podría resolverse mediante un royalty a la salmonicultura, ya que actualmente los productores no pagan por el recurso natural “agua”, que utilizan en el cultivo del salmón’’, asegura.

Una alternativa surgida de la intención de terminar con el impacto medio ambiental de la actividad es la llamada sea ranching, o la técnica de “suelta con retorno”, que se está introduciendo con mediano éxito en esta industria.

Este sistema aprovecha la costumbre del salmón de volver a su lugar de nacimiento, de tal manera que se suelta una cierta cantidad de esguines que retornarán a los dos años. Por tanto, lo único que se requiere es cazarlos cuando entran al río, después de haber crecido y engordado en el mar. El problema es que no todos los esguines soltados regresan, pues deben vencer los peligros propios de la naturaleza, así como las enfermedades u otros obstáculos en la lucha diaria por la sobrevivencia.

El resultado es un regreso promedio del siete por ciento. A primera vista puede parecer decepcionante, pero hay que considerar que cada ejemplar que retorna pesa alrededor de cuatro kilos.

Si se hace una simple operación matemática de suma de lo que cuestan los gastos generales de la suelta, para restarlo de lo que se obtiene de su venta a los dos años, la operación arroja un resultado rentable. “Además, hay que considerar que el pez crece y engorda en el mar, por lo tanto las salmoneras se ahorran una buena parte de la producción”, asegura Pavéz.

Sin embargo, hay quienes creen que esta forma es igualmente dañina para el ecosistema al ser el salmón una especie depredadora por excelencia. “La aplicación de está técnica es insustentable en nuestro país, ya que el salmón es una especie exótica y carnívora y el escape de salmones desde los centros de cultivo ha demostrado que produce graves trastornos ambientales al depredar otras especies nativas como la sardina y el róbalo’’, refuta el economista Pinto.

En lo que gran parte de los entendidos en el tema está de acuerdo, es que Chile en materia ambiental está muy atrasado. Sin ir más lejos sólo el año pasado la legislación cuenta con un reglamento acorde con los tiempos.

Además, existe una gran contradicción en la tarea fiscalizadora, ya que la entidad encargada de velar por el crecimiento económico del sector, Sernapesca, es la misma que tiene la labor de conservar y proteger los recursos marinos.

“La capacidad de fiscalización de las autoridades es pobre e ineficiente, debido a que no cuenta con los recursos necesarios y a que su institucionalidad presenta funciones contrapuestas”, sentencia Pinto.
No obstante, ya se está gestionando en Chile la creación de una agencia financiera de carácter independiente que vele por la conservación del ecosistema marino en las regiones afectadas por la salmonicultura.

El Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF) ha ofrecido hacerse cargo de este problema a través de una donación que permita llevar a cabo un proyecto serio de control. Esta entidad desde 1991 ha creado oficinas en 140 países, generando más de mil 300 proyectos enfocados a la promoción de la conservación y desarrollo del medio ambiente, con donativos cercanos a los 4.500 millones de dólares.

Esta iniciativa, sumada a un royalty a la acuicultura, podría terminar en el país con los estragos causados por un negocio que, a pesar de ello, es fructífero y rentable.

Sitios relacionados

www.ecoceanos.cl
www.terram.cl
www.bancocentral.cl