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Armamentismo
Internacional:
¿Gasto militar e inversión social
o inversión militar y gasto social?
El
Poder civil en Chile no tiene conocimiento ni control sobre
gasto militar.
Consejo de seguridad de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) es árbitro y jugador en el negocio.
por Juan Andrés Lizama y Sergio Trabucco
El
niño no dejaba de mirar el cielo mientras la jauría
de metal posaba sobre él haciéndole morisquetas
y reflejando el sol de mediodía.
El ruido, que amenazaba las copas de la cordillera pegaba
zarpazos intentando amedrentar la jaula de los de al lado.
El ruido, aquel ruido, que de norte a sur y de este a oeste
hacía de las suyas, buscaba refugio, en medio de sollozos,
chapoteando en el frío mar como lo hace un niño
en el litoral central.
A lo lejos y de los lados, casi imperceptibles y miedosos
de ser reconocidos, aparecen, ya exhaustos y aburridos, jaurías
expectantes que casi en extinción miran atónitos
a los más jóvenes, a los nuevos. Temen, todos
temen.
El niño los saluda y ellos menean las alas y dejan
caer un humo blanco, es como si se vieran, como si se pudieran
comunicar, pero allá arriba y desde el estertor de
la jauría, nada tiene vida, nada es de verdad, más
que ellos mismos y su acrobacia innecesaria.
Banderas van, banderas vienen, aplausos van, aplausos vienen,
himnos van, himnos vienen, condecoraciones van, condecoraciones
vienen, misiles van, misiles no vienen y todos derrochan al
unísono una especie de chovinismo sobreactuado halagando
el poderío bélico del país tercermundista
que, con TAG y todo, corre desesperado a ninguna parte, ¿total?
hay que llegar primero y no hay que saber llegar.
En América Latina se ha creado una eterna discusión
entre gasto militar e inversión social. Discusión
que por mucho tiempo ha mantenido a los gobiernos de la región
en una lucha por brindar seguridad y bienestar social en el
campo de la educación y de la salud, sin dejar de lado
la defensa del Estado.
En Chile, y en los últimos años, ha sido preocupación,
tanto de los gobiernos concertacionistas como de la opinión
pública, el tema del gasto militar: por una parte,
la Ley Reservada del Cobre y su posible derogación.
Por otra, la carrera armamentista con Perú, la posible
venta de armas que en 1995 Chile hiciera a Ecuador, y por
último, la producción de la Fábrica y
Maestranzas del Ejército (FAMAE) y el vínculo
que en la actualidad se hace a esta institución con
las cuentas secretas encontradas al ex dictador Augusto Pinochet.
En conversación con CTN, David Álvarez, cientista
político de la Facultad Latinoamericana de Ciencias
Sociales (FLACSO), asegura que “en Chile no hay incentivo
en materia social, a la innovación, a cambiar las cosas,
ya que se está gastando demasiado en Defensa y ese
dinero debe ser redestinado a otras partes, pero el gran problema
es que nadie se pone de acuerdo a dónde deben ir destinadas
estas platas, nadie.”
La discusión vuelve una y otra vez a caer en el mismo
agujero, que a lo largo de muchos años ha mantenido
el tema en la oscuridad: la tradición. Tradición
que se materializa en parlamentarios sin un ánimo reformista,
en cuanto a disminución del gasto fiscal en Defensa,
y que por supuesto, tiene relación con una constitución
que amarra cualquier intento de cambio legal al respecto.
Tradición que se manifiesta cuando otras carteras ministeriales
se encuentran en apuros y sólo ahí recuerdan
que existe un 10% del gasto fiscal global destinado a Defensa.
La tradición en este caso es una ilusión que
oculta una fundamentada verdad: el uso de las arcas fiscales
en Defensa es excesivo, pero sólo se discute al respecto
cuando otros ministerios están en apuros.
Las armas de Chile
En Chile, el presupuesto militarviene de dos partes: por la
Ley de Reserva del Cobre y por la Ley de Presupuesto que provee
los recursos de pagos de sueldos, compras menores y el mantenimiento
normal de los regimientos, entre otros. Por otra parte, existe
una Ley promulgada en la Dictadura que establece un mínimo
presupuestario, obligando al Gobierno a otorgar una cifra
permanente de dinero, convirtiéndose en un hecho inamovible,
¿Pero qué pasa si esos recursos no se gastan?
Es la Dirección de Presupuestos del Ministerio de Hacienda
la encargada de verificar que el dinero se gaste, y de no
cumplirse esto se descuenta para el siguiente año.
Álvarez afirma en tono irónico: “el último
día del mes de diciembre para gastar el presupuesto
otorgado por el Estado y para no sufrir recorte alguno en
los siguientes años, se gasta lo que sobra del presupuesto
comprando papel confort por diez años en vez de ocuparla
en un programa de desarrollo social”.
El
18 de marzo recién pasado, el ministro de Defensa,
Jaime Ravinet, en el marco del aniversario 191 de su ministerio,
dio a conocer el proyecto de ley que va a incorporar más
civiles a esa cartera, para así intentar romper la
brecha entre ciudadanía y Fuerzas Armadas.
Ante ese proyecto de Ley, Alvarez afirma que: “mientras
no se modifique el cómo se arma el presupuesto en Chile,
todo esos cambios dan lo mismo, porque mientras el poder civil
no tenga conocimiento y control del presupuesto de Defensa
no existe el control de éste.”
Las
armas del tío Sam
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El
segundo negocio más grande del mundo después
del narcotráfico es el de la venta de armas. Los cinco
miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia y China)
son los mayores exportadores de armas hacia países
pobres, ocupando en forma increíble el lugar de árbitros
y jugadores al mismo tiempo.
Sergio Laurenti, director de Amnistía Internacional
Chile, conversó con CTN y afirmó que, si bien
su organización no tiene una posición frente
al gasto fiscal en armamento en este país, sí
tiene una opinión respecto del tráfico de armas
a menor escala: “es uno de los grandes obstáculos
que el mundo entero deber sortear y que a través de
la campaña Armas Bajo Control, Amnistía Internacional
intenta detener. El negocio de superpotencias que venden ilegalmente
armas a países más pobres es indiscriminado”.
Algunas instituciones, como el Servicio Paz y Justicia en
Chile (SERPAJ), plantean el asunto en forma abierta, pública
y constante. SERPAJ cree que a nivel regional, los gobiernos
justifican su elevado gasto militar por la eficacia que esto
tiene a la hora de disuadir a otros países de no intervenir
en sus políticas.
Pero esta paranoia de enemigos tanto externos como internos
(término acuñado por la Escuela de Panamá
durante la Guerra Fría) no es de ninguna forma un fundamento
para el costo que cada nación tiene por concepto de
Defensa. “¿No son acaso los flagelos de la pobreza
y la desigualdad y una serie de efectos del actual modelo
de desarrollo los principales enemigos, para lo cual una defensa
basada en lógica militar y en el gasto en armamentos
no tiene sentido?”, afirma SERPAJ.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)
entregó en 1994 un informe que afirma: “En (los)
países en desarrollo las probabilidades de morir debido
al abandono social (por desnutrición y enfermedades
prevenibles) es superior en 33 veces a las probabilidades
de morir en una guerra como resultado de la agresión
externa”. Es claro hacia donde deben apuntar los esfuerzos
del fisco: al gasto social.
Las armas de la verdad
En relación a cómo es visto Chile por sus vecinos,
la antropóloga Loreto Rebolledo, dijo a CTN que “Chile
se ha planteado en una relación tensa con respecto
a sus vecinos obligándolos a armarse y todo el tema
armamentístico de dicho país tiene que ver con
las relaciones fronterizas. Hay que recordar la cuasi guerra
con la Argentina (a fines de 1978), las razones de ese conflicto
fueron meramente políticas para tapar los respectivos
despelotes de los dictadores que casi llevan a la
guerra.”
Rebolledo agrega: “No se ve, en nuestra sociedad, que
el invertir en educación por ejemplo, sea algo positivo,
que va a reportar de buena forma más adelante, que
te va a beneficiar, la inversión social se ve como
una pérdida, como algo innecesario”.
¿Acaso
la política exterior de Chile está marcada todavía
por la sombra de la dictadura militar? ¿Es acaso la
política agresiva y poco interesada por América
Latina de Pinochet la que surca los cielos chilenos? ¿o
acaso estamos viviendo los coletazos de esta transición
pactada que se encarga de mantener felices a todos, incluyendo
a las Fuerzas Armadas?
Rebolledo afirma: “desde que se instaura el neoliberalismo
y vienen las políticas de ajuste el gasto social se
reduce de gran manera, el Estado empieza a privatizar funciones
y por otro lado se va deshaciendo del problema dejándoselas
a los privados. Deben haber voluntades políticas en
inversión social para salir de la pobreza, y por otro
lado debe haber voluntad política de hacer legislaciones
de ahorro para redestinar el presupuesto.”
Según cifras del diario electrónico La Fogata,
el Instituto de Estudios Estratégicos de Londres (IIEE)
en el 2002 afirmó que el gasto militar de Chile fue
a lo menos de 2.557 millones de dólares. Eso significa
que se destinó a gasto militar el 4,1 por ciento del
Producto Geográfico Bruto (PGB), tres veces la proporción
correspondiente a Argentina y casi triplicando también
la de Perú y Bolivia. Más espectaculares resultaron
las cifras per cápita: Chile, ese año, gastó
160 dólares por habitante, Perú, 33 dólares,
Bolivia, 14 y Argentina, 36. El informe del IIEE deja abierta
la posibilidad de que el gasto haya sido mayor.
Señala
el IIEE: “El presupuesto de defensa aumentó de
1.100 millones de dólares a 1.200 millones en el 2002.
Pero, si se consideran todos los aspectos extra presupuestarios,
incluidos los 230 millones de dólares provenientes
de la ley del cobre, se aproxima a los 2.800 millones de dólares”.
Ante esto, estudios como el de Cristián Leyton, bachiller
en Ciencias Políticas de la Universidad de Québec
en Montreal, acotan aún más la dirección
que se le da al armamentismo en América Latina. Leyton
asegura que el rumbo que ha tomado el campo del armamento
en nuestro continente ya no es de “carrera armamentista
cuantitativa”, sino que está orientado a un programa
de modernización militar bélico, PMB. Este programa
tiene como fin utilizar menos recursos económicos para
obtener mejor armamento.
En Chile y desde este punto de vista, la discusión
está mucho mejor armada de lo que está el propio
Ministerio de Defensa en el que tanto se invierte
Sitios
relacionados:
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