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Matrimonio y adopción homosexual:
Un Arcoiris en Blanco y Negro

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Multitudinaria marcha por el orgullo gay en Madrid, celebrando nueva ley de matrimonio
(Fuente: www.eliberoamericano.com)

Matrimonio y adopción homosexual:

Un arcoiris en blanco y negro

Los países del Viejo Mundo otorgan a los homosexuales los mismos derechos que gozan los heterosexuales, incluidos el matrimonio y la adopción.

Por el contrario, en Chile la discusión está en pañales y pareciera que aún falta para que la sociedad se vuelva más tolerante y acepte los derechos de las minorías sexuales bajo un marco jurídico.


Por
Daniel Brzovic G. y Alejandro Barrientos R.

Dos de las figuras masculinas homosexuales más reconocidas de la televisión chilena, José Miguel Villouta primero y Jordi Castell hace poco, fueron noticia por expresar su deseo de casarse y adoptar un menor. Y otro dato: el lunes 4 de julio entró en vigencia la ley que permite el matrimonio y la adopción de menores por parte de parejas del mismo género en España.

La conclusión obvia no es que ambos se radiquen en el país ibérico. Más bien, sirven para contextualizar un tema que genera debate, trascendiendo el carácter jurídico para entrar en el terreno de la moral, cuya subjetividad empantana las posibilidades de consenso y conclusión, no tanto en un país primer mundista y progresista como la Madre Patria, como sí en una nación con muchos atisbos de conservadurismo.

Para cualquier sociedad, la adopción de menores es un tema complejo y lo es más aún en el caso de los homosexuales, puesto que su orientación los estigmatiza a tal punto que sólo en una pequeña fracción del planeta se les permite tal beneficio. Chile no es el caso.

Entrando en el siglo XXI, la sociedad occidental ha vivido una transformación valórica con tintes de revolución, donde la apertura sexual ha sido uno de sus puntos más candentes. Fruto de esto, la homosexualidad dejó de ser un tabú para instalarse como una realidad irrefutable.

Como una minoría cada vez más trascendente, gays y lesbianas han luchado por abrirse un espacio y garantizar sus derechos, además de tener que enfrentarse a una sociedad poco tolerante y discriminatoria.

La parte jurídica de esta lucha debe ser una de las más complicadas. En las naciones industrializadas la discusión data de hace muchos años, por lo que la mayoría de ellas ya posee una postura frente al matrimonio entre personas del mismo sexo.

En Chile, la Ley de Adopción, promulgada en 1999, regula esta situación y deja en manos del Servicio Nacional de Menores (Sename) y otros organismos acreditados por éste el peritaje para seleccionar a los postulantes indicados, quienes deben ser física, mental, psicológica y moralmente idóneos, según sus propios criterios.

Aunque la norma no dice nada respecto a la factibilidad de que gays y lesbianas obtengan la tutoría legal de un menor, se les deja tácitamente afuera. De hecho, cuando CTN le consultó sobre el tema a María de los Ángeles de la Maza, directora metropolitana del Departamento de Adopciones del Sename, nos adelantó que probablemente era difícil conseguir el permiso desde el Departamento de Comunicaciones de dicha institución para darnos una respuesta. Al cierre de esta edición, aún no recibíamos pronunciamiento alguno.

Rolando Jiménez, presidente Movilh
(Fuente:www.portaldelpluralismo.cl)

La jueza Atala como precedente

Rolando Jiménez, presidente de Movilh (Movimiento de Integración y Liberación Homosexual), organismo que desde hace 14 años lucha por el respeto, la igualdad de derechos y la no discriminación hacia esta minoría, confirma esta segregación social.

“Existe un sentido común ‘cultural’, por llamarlo de alguna forma, que establece que los homosexuales y las lesbianas no podrían adoptar hijos. Y este sentido común tiene que ver con la cultura discriminatoria que hay hacia los homosexuales acá en Chile, respecto a lo ‘peligroso' que sería que un homosexual adopte a un niño o una niña. Por todos estos mitos y prejuicios que hay, desde que la homosexualidad se ‘pega’, se contagia, hasta que son todos unos pervertidos”.

La razón más común que se utiliza para argumentar en contra de esta posibilidad es el presunto perjuicio sobre el niño o niña criado/a por padres del mismo sexo, ya que correría riesgo de confundir su identidad o rol sexual.

“Los estudios que yo revisé dicen que en general no hay ninguna diferencia entre los hijos de matrimonios homosexuales y los de matrimonios heterosexuales. La única diferencia quizás sea que los hijos de parejas homosexuales son más abiertos, más flexibles. Ahora, en cuanto a la cantidad de niños que asumen roles homosexuales es exactamente la misma que en parejas heterosexuales”.

Con estas palabras, María de los Ángeles Saavedra, ex directora de la carrera de Psicología de la Universidad de Chile, refuta aquella argumentación. Ella llegó a esta conclusión luego de que el juez de Villarrica, quien investigaba el caso de la jueza lesbiana Karen Atala, le pidiera su opinión en cuanto al posible riesgo psicológico que corrían las hijas de la magistrada por el hecho de convivir las tres con la pareja de su madre.

Junto a una colega revisaron los estudios que se han realizado al respecto en países como Estados Unidos y España. Todos ellos, sin excepción, concluyeron lo anteriormente expuesto. E incluso más, algunos determinaron que “madres lesbianas han demostrado mayor preocupación por los niños que las madres de parejas heterosexuales”.

Por ello, Saavedra contestó al juez que no había incoveniente para que las hijas permanecieran bajo la tuición de Atala. Pero una apelación bastó para que la Corte Suprema revocara aquel fallo y otorgara la custodia al padre de las niñas, bajo la excusa única y explícita de su orientación sexual. De este modo, se sentó un precedente judicial amparado en la discriminación.

La jueza Karen Atala
(Fuente: www.radicalgay.com)

Condiciones para el cambio

“Hay un peligro: los niños no lo pasan muy bien si es que sus compañeros saben que son adoptados de parejas homosexuales(...) Pero se acostumbran”. La sicóloga acierta al especificar que exponer a los niños a una sociedad poco tolerante es una barrera, por ahora, bastante difícil de superar. La única forma de hacerlo es, a juicio de los expertos, preparando a la ciudadanía.

Para ello, es trascendental la educación, particularmente en colegios, para así formar una generación abierta. En el caso de las generaciones mayores, debe ampliarse la información sobre el tema, en especial estas pruebas empíricas, aún desconocidas en Chile y más aún por la ciudadanía, responsabilidad que recae sobre los medios de comunicación.

Para Jiménez, sin embargo, nuestra sociedad ya está en pleno proceso de cambio y serían las instituciones las que van atrasadas. “Siempre los cambios culturales son más rápidamente procesados (...) por los ciudadanos que por las instituciones. Como el caso de la jueza Karen Atala. Todas las encuestas que se hicieron después del fallo de la Corte Suprema señalaban que la mayoría de la opinión pública estaba en desacuerdo con el fallo”.

Así como el aumento progresivo de las madres solteras tuvo como respuesta la eliminación de la figura del hijo “ilegítimo”, el cambio de la sociedad desde el prejuicio hacia el apoyo a la igualdad de los derechos de la minoría homosexual debiera producir una modificación en la legislación.

El primer paso antes de exigir la adopción es asegurar legalmente el vínculo afectivo ya existente entre dos personas del mismo sexo. “Si las parejas de homosexuales o de lesbianas no tienen una estabilidad jurídica mínima en su condición de pareja, es absurdo estar planteando el tema de la adopción”, dice Jiménez.

Por ello, se impulsó un proyecto de ley de unión civil para homosexuales (actualmente en el Parlamento), cuya principal intención es darle un marco legal a este tipo de parejas para obtener los mismos beneficios patrimoniales que gozan los matrimonios heterosexuales. Sin embargo, esto no sería matrimonio propiamente tal, sino tan solo un reconocimiento jurídico a parejas del mismo género en cuanto a su derecho de preservar sus bienes y compartir o heredar la posesión de éstos.

Los temas valóricos amenazan constantemente con dividir a una sociedad. La chilena, donde existen influencias poderosas como la de la Iglesia Católica, ha vivido un proceso de apertura en torno a la sexualidad. Ahora, con respecto a la tolerancia a la diversidad, aún estamos lejos de los países progresistas donde las igualdades están garantizadas, pero las primeras luces de una ciudadanía cambiante comienzan a titilar.

Y en el extranjero…

Donde las libertades valóricas más hacen eco, es en Europa. Un socialista, progresista y laico, como el presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, legisló a favor de los homosexuales, cambiando en la Constitución la definición de matrimonio entre un hombre y una mujer, por la de dos cónyuges. Bélgica, Holanda, además de Canadá, se suman al país ibérico.

Cabe mencionar el caso de Alemania, donde el matrimonio es considerado como “unión de vida registrada’’, fórmula jurídica en la que reconoce las parejas homosexuales. Además, una ley recién aprobada los contempla como comunidad ganancial, otorgándoles los mismos derechos legales (como seguros de vida y pensiones) que gozan las parejas heterosexuales.



Sitios relacionados:

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Gay Chile

Movilh

Sename

Fundacion San José

Fundación chilena de adopción
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