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Economía

Argentinos post crisis económica:

Limpiándose las manchas del charco

Argentina ya no es la misma de hace cinco años. Pasada la crisis económica de 2001, el país se encuentra en plena reactivación, pero en sus ciudadanos prevalece el sentimiento de que si bien todo anda mejor, aún no pueden ser optimistas.

El argentino medio se muestra cauteloso ante los nuevos escenarios que se le presentan, pues lo vivido no quedará fácilmente atrás.

Por Analía Cortés Torino y Daniela Fernández Romero, desde Buenos Aires.

Índices económicos  

Argentina sigue esperando recuperar la esperanza al aparecer los primeros índices económicos positivos luego que la tasa de pobreza aumentara del 25,9 por ciento en 1998, al 38,3 por ciento en 2001, hasta alcanzar un 57,5 por ciento en 2002. (www.agendaestrategica.com.ar)

Manifestaciones populares
(Fuente: http://news.bbc.co.uk/ )

Los acontecimientos de la última década en la nación trasandina no sólo han creado un sentir en sus habitantes, sino que han modificado sus conductas, costumbres y modos de relacionarse.

Un poco de historia

Si bien Argentina ha tenido distintas crisis económicas, la más devastadora y pantanosa ha sido la del 2001.

Muchos expertos coinciden en que los detonadores fueron las crisis cambiaras del sudeste asiático y la rusa (1997-1998), que provocaron una mayor cautela en las inversiones y trajeron consigo el estancamiento de las relaciones comerciales Argentina-Brasil.

Según el estudio de Jim Saxton, vicepresidente Comité Económico Conjunto Congreso de los Estados Unidos de América, 1999 se presentó como un año de lenta recuperación, pero las alzas de impuestos realizados por el gobierno de Fernando De la Rúa hicieron que ésta se estancar y de una recesión se pasara a una profunda depresión.

Los aumentos impositivos minaron la confianza en las finanzas estatales, ya que desalentaron el crecimiento en el sector privado y, a su vez, desataron la desconfianza del grueso de la ciudadanía. Tanto así que el gobierno termina a finales del 2001 con una nación desencantada. Según declaró Martín Casella, estudiante de la Universidad de Buenos Aires a CTN: “pensábamos que era lo más bajo que podíamos caer”.

Pero Casella se equivocaba. El ministro de Economía, Domingo Cavallo, violó los derechos de propiedad establecidos dentro de la ley al crear el corralito, lo que significaba la imposibilidad de girar los ahorros bancarios para particulares y empresas privadas, a fin de detener la fuga de divisas del país. Esto, conllevó al no pago de sueldos y al descontento generalizado de una ciudadanía que se sintió pasada a llevar.

El 2002, el gobierno de Eduardo Duhalde convirtió forzadamente los depósitos de dólares a pesos y anuló varios tipos de contratos, generando aún más incertidumbre tanto en los privados como en el sentir común.

Sin dinero, nueva vida

Pero no todo es tan oscuro. Desde el año pasado el país se encuentra en franca reactivación. Atrás quedaron el congelamiento bancario, las alzas de impuesto desmedidas y el caos financiero.

El Gobierno del Presidente Néstor Kirchner, electo en abril de 2003, estimuló las medidas que se venían impulsando desde fines de 2004, como son: una mayor rentabilidad de las exportaciones, la muerte del corralito y retenciones a exportaciones, para así aumentar los ingresos fiscales. Estas disposiciones han permitido que la economía argentina despegue, reanudando su crecimiento.

Pero para quienes viven en Argentina todo esto no es suficiente: en general existe un clima de escepticismo. Según el sociólogo José Miguel Escobar: “la desconfianza se debe a que si bien las cifras de desempleo han disminuido, la gente sigue en la incertidumbre porque las rigurosas leyes que rigen el trabajo hacen que existan pocas contrataciones. Lo cual genera un gran porcentaje de empleo informal”.

Mario Luis Rodríguez, vendedor de flores de la calle Callao en Buenos Aires, comentó a CTN que, como muchos de sus compatriotas, tuvo que buscar una nueva fuente laboral de la que pudiera obtener mejores ingresos. “Yo incluso he tenido que destinar todo mi tiempo a este trabajo, he tenido que sacrificar mi vida personal por tener que estar laborando día y noche completos”, señaló.

Los argentinos no solo debieron cambiar sus trabajos, sino que también sus hábitos de consumo básico e incluso los de ocio. La devaluación de la moneda significó una disminución abrumante en el gasto estimado por persona. Como lo señala el estudio de Saxton, se calcula que cerca del 60% de los argentinos en el 2003 vivía con uno o dos pesos argentinos por día (un peso argentino es aproximadamente 200 pesos chilenos). Lo cual significó que muchas de las actividades que acostumbraban realizar quedaron marginadas de los gastos familiares.

El teatro, el cine, las salidas a comer, tuvieron que disminuir. Rolando Humberto García, taxista bonaerense, dijo a CTN con tono de ironía: “Antes los argentinos íbamos en masa para Chile, hoy los chilenos son los que vienen para acá. Es que a nosotros no nos conviene, el cambio de la moneda ha sido terrible, ahora no podemos ir a ningún otro país, sale carísimo”. Él mismo comenta cómo las familias han tenido que priorizan pudiendo darse un “lujo” al mes, en contraposición a la salida semanal de antaño.

Buenos Aires: un reflejo de la idiosincrasia Argentina

 Piqueteros

Un piquete es una forma de manifestación, protesta y presión, en donde un grupo de gente bloquea calles y avenidas, generalmente, durante las horas de mayor tráfico.
Aunque estos grupos organizados surgieron en Argentina durante el Gobierno de Carlos Menem, con la crisis de 2001 se masificaron y se prologan hasta hoy como medio de distintos sectores descontentos.

Piqueteros
(Fuente: http://elultimodeseo.deviantart.com/ )

Las calles de la capital argentina, Buenos Aires, han sido espejo de cómo la crisis ha llegado hasta el corazón de sus habitantes.

Si bien, no todos los males son producto directos de la crisis financiera, muchos problemas ciertamente se han incrementado desde principios del 2000. Así, son los elevados índices de indigentes que duermen día a día a la intemperie bonaerense, junto al problema de calles con altísima concentración de basura, lo cual afecta la imagen del país.

El corralito generó un movimiento social mayor, hizo que todos salieran a la calle a protestar por lo que creían justo: el resguardo y entrega de los ahorros de toda una vida, ya que además de la devaluación, ni siquiera podían hacer libre uso de los mismos.

Una vez pasadas las instancias más críticas de la crisis, la clase media se calmó y su participación en protestas callejeras, al menos por el tema económico, disminuyó de manera notable. No así la de los grupos populares, en donde la voz de lucha la daban y la siguen dando, a pesar del repudio social: los piqueteros (ver Recuadro) que constantemente interrumpen la libre circulación.

Pero a los problemas económicos y de bienestar ciudadano se le suman la constante rivalidad entre la Capital Federal, centro neurálgico de la provincia de Buenos Aires y el resto de las provincias. Así, el taxista tucumano, Pablo Serrano, señaló a CTN: “Llevo más de diez años en Buenos Aires y todavía no me gusta, la gente es muy pedante y hay mucha pobreza. Yo soy del norte y si no fuera porque no hay en donde trabajar, yo me devolvería de inmediato para allá”

Argentina es un claro ejemplo que las crisis económicas no repercuten sólo en los números y cálculos, sino que cuando las cifras se humanizan el problema se hace tangible y queda guardado en la retina de todos, pero más que nada en la de sus habitantes.

Es por esto que el camino de los argentinos recién empieza y el principal obstáculo a superar es la recuperación de la confianza de quienes son ciudadanos de ese territorio tan golpeado en los últimos años.


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La Crisis Económica Argentina: Causas y Remedios

Gobierno de la ciudad de Buenos Aires

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