Opinión
sobre el paro de la locomoción colectivaY caminamos más que kung
fu
"Calles
que parecían postal de metrópolis europea, de esas
que da gusto y hasta envidia mirar, un cielo azul maravillosamente
diáfano, sin ruido y sin esos armatostes amarillos que siempre
están a punto de atropellarte, de chocarte o de insultarte".
Por
María Cecilia Olmedo*
Largas
caminatas al amanecer y atardecer, proliferación de ciclistas,
índices de contaminación ambiental que descendieron
en un 20% y lo propio hizo la contaminación acústica,
que disminuyó en un 75%, según informó el Servicio
de Salud Metropolitano del Ambiente (SESMA). Y no era Alemania ni
Holanda...
Un
Presidente Lagos preocupado por la imagen que proyectaría
el país debido a las movilizaciones de los micreros, mientras
Mariana Aylwin, ministra de Educación pronunciaba una frase
para el bronce justificando la negativa de suspender las clases:
"no cantaremos al ritmo que nos marquen otros..." (seguramente
sus hijos viajarían al colegio o a la universidad en auto,
o, al menos, en furgón escolar). En tanto, trabajadores y
estudiantes hacíamos hasta lo imposible por llegar a nuestros
rutinarios destinos.
La
ciudad transformada en un caos. Vías estratégicas
dentro de la Región Metropolitana, bloqueadas por centenares
de microbuses atravesados en las calles que, en realidad es lo mismo
que hacen siempre, pero ahora no se movieron y eso provocó
que nuestra ciudad, ya bastante desordenada, terminara de colapsar.
El
resto de los problemas vividos por el paro, no vale la pena mencionarlos,
pues todos los conocimos en primera persona.
Tanto
el gobierno como los usuarios tuvieron un acceso de repudio convulsivo
contra choferes y empresarios microbuseros, que como se encargó
de recalcar Televisión Nacional en cada una de sus notas,
son los responsables de entregar el servicio público peor
evaluado por los usuarios.
Se
les aplicó todo el peso de la ley, esa que ha sido ampliamente
criticada por la Concertación, por ser una herencia del autoritarismo
del gobierno de Pinochet y que en este caso, se refiere a las penalizaciones
por destrucción y obstrucción de instalaciones de
uso público, en su artículo 6, letras C y D. Y que
también se ha planteado hacer recaer sobre los estudiantes
vandálicos que protestaron contra el alza del pasaje escolar.
Los
problemas del gobierno con los microbuseros se han multiplicado
durante la administración Lagos, reclamos y movilizaciones
por la delincuencia que ha costado la vida al menos a cinco choferes,
según cifras entregadas por Pedro Jara, presidente de la
Confederación de Trabajadores del Transporte; protestas por
tarifas y pases escolares dos años consecutivos; amenazas
de movilizaciones por parte de empresarios y choferes por las obligatoriedad
de implementar una serie de modificaciones al interior de los microbuses
y ahora, por si fuera poco una paralización total de la locomoción
colectiva, que incluyó bloqueo de arterias y apedreo a los
colegas que osaron seguir entregando el servicio.
|
Parece
ser una profecía auto cumplida, pero en realidad es sólo,
o al menos así lo demuestran los antecedentes, la canalización
de una molestia contenida por varios años (específicamente
desde la puesta en marcha de los cuestionados cobradores automáticos,
en 1998), que tenía que estallar en algún momento
y lo hizo justamente cuando los intereses de los empresarios de
la locomoción colectiva, están siendo puestos en evidente
riesgo. La razón aludida: la licitación a los metrobuses.
La verdadera causa: mostrarle al gobierno el poder del gremio, para
que conduzca con prudencia la licitación de la totalidad
del transporte urbano que ya tiene fecha, marzo de 2003.
Los
gobiernos de la Concertación han intentado resolver por todos
los medios el tema de hacer de la locomoción colectiva un
servicio eficiente, a bajos costos y que se ajuste a los planes
de modernización de Santiago. Se ha intentado de todo, desde
pintar las micros de amarillo, idea importada de las urbes europeas,
hasta las vías reversibles; pasando, por supuesto, por los
paraderos diferidos, los nunca bien ponderados cobradores automáticos
y la obligatoriedad de vestir de gente decente a los choferes. Pero
nada ha funcionado, sólo lo de los colores de las micros,
que al parecer es el favorito de algún asesor o ministro,
ya que dentro del saco amarillo se metió también a
los furgones escolares.
Lo
cierto es que, pese a que el gobierno ha puesto el grito en el cielo,
ha aplicado todo el rigor de la ley y ha sacado a relucir la imagen
en el extranjero, en algún sentido estos trabajadores, sindicados
colectivamente como mafiosos, tienen algo de razón.
Para
mantener en vigencia su permiso de circulación debieron instalar
los validadores o cobradores automáticos en el '98, para
lo cual realizaron una inversión por sobre el millón
de dólares, quedando muchos de ellos, enrolados en Dicom.
Y todo para nada, los usuarios mostraron con hechos, que en realidad
eran más una problema que una solución.
Posteriormente
se les impuso que enviaran a sus chóferes a escuelas de conductores,
sin duda una necesidad evidente, pero excesivamente cara (valor
mensual 300 mil pesos) y con exigencias para los centro educacionales,
demasiado rigurosas como para que alguien se comprometiera con la
idea.
Finalmente,
a principios de este año, se les comunica que es obligación
de todos los microbuses contar con el validador (no se aceptaría
más el cobrador humano), contar con una cabina de segregación,
para proteger al chofer de posibles asaltos e instalar un botón
de pánico conectado directamente con carabineros, para ser
activado en caso de un ataque delictual (al parecer las ideas de
Lavín, independiente de su coherencia, son contagiosas).
Todo
esto, debía entrar en vigencia en marzo de este año,
las amenazas de movilización hicieron al gobierno, en febrero
pasado, prorrogar el plazo hasta mayo, pero como se pudo ver y como
es común en los microbuseros, estas normativas aún
no son aplicadas, sólo algunas máquinas han instalado
un ensayo de cabina de segregación.
Sin
justificar a los microbuseros, es entendible que con su prepotencia
habitual estén intentando amedrentar al gobierno antes de
que se produzca la próxima licitación.
Ahora
el problema tiene que ver directamente con la posibilidad clara
que tiene la administración Lagos de deshacerse de uno de
los gremios que más problemas le ha acarreado a los gobiernos
de la Concertación, uno de los más difíciles
de controlar y de que acate las órdenes de la autoridad.
Abrir la licitación a inversionistas extranjeros, sería
el cómo; el cuándo, marzo de 2003. Pero al señor
Presidente se le olvida que atraer a una gran masa de capitales
foráneos, puede ser un arma de doble filo. Al menos para
los argentinos una de las grandes razones de la crisis que viven,
se debe a que Menem vendió el país a los extranjeros.
Para
los empresarios microbuseros el tema es que han hecho inversiones
contundentes para atenerse a las ordenanzas gubernamentales, modernizando
sus máquinas e incorporando los requerimientos técnicos.
Independientemente de que se vean beneficiados por el no pago de
impuesto por el petróleo y de que se hayan llenado los bolsillos,
por mucho tiempo, con la administración de los pases escolares,
la posibilidad de quedar fuera de la licitación explica,
su desmedida reacción en la paralización del lunes
12 y del martes 13 de agosto.
|
Si
bien, todo esto dará que hablar por un largo tiempo más,
midiendo y desmidiendo las reacciones de autoridades, usuarios,
automovilistas (que se vieron libres por fin la prepotencia matonil
de los conductores) y peatones. Lo cierto es que más que
sentencias, por lo menos a mi, me quedan una serie de dudas: ¿Somos
solidarios los chilenos, como se encargaron de publicar los medios
de comunicación, si mientras algunos caminamos cerca de 1
hora 30 para tomar locomoción, otros cobraban hasta $600
para llevarnos en una camioneta que se estaba cayendo a pedazos?
¿Son realmente necesarias las micros, si ya al segundo día
de paralización nos estábamos acostumbrando a arreglarnos
como fuera y con el beneficio de realizar actividad física
gratis y de respirar un aire un poco más limpio?¿Habrá
sido todo esto una orquestación entre el gobierno y los microbuseros
para que los usuarios sintamos como una necesidad, la urgente implementación
del Plan Maestro para el Transporte Urbano?
Creo
que todas las respuestas serán encontradas mediante se acerque
el plazo fatal en que se realice la próxima licitación.
Por ahora, los intentos de los distintos gobiernos por: lograr que
los santiaguinos nos transportemos de una forma decente y que no
parezcamos animales dentro de camiones de carga; proporcionarnos
una digna calidad de vida diminuyendo los tiempos de traslado de
una punta de la ciudad a la otra y hacer bajar los índices
de contaminación (razón por la cual inevitablemente
todos moriremos intoxicados), han sido estériles. Todo se
ha hecho a medias, nadie ha sabido llevar a cabo una iniciativa
que, de principio a fin, funcione como corresponde. Esperemos que
el publicitado Plan Maestro si lo haga y que después de 10
años, tiempo que tardará en implementarse totalmente,
las autoridades no se den cuenta de que en realidad no era tan bueno
como parecía y comiencen a hacer y deshacer todo otra vez,
dejando en evidencia que, al parecer, a quienes se les paga por
pensar y proponer soluciones o no les pagan mucho o no piensan tanto...
*María
Cecilia Olmedo es alumna regular del Quinto Año de Periodismo en
la Universidad de Chile
Si
quieres participar de esta columna, envíanos tus críticas,
opiniones y escritos a periodis@uchile.cl
Fotos:
Lun.com |
Miércoles
14 de agosto, 2002
|
|